Es un dilema, varios estamos en una encrucijada, todos aquellos, que si bien no somos mayoría, pero somos los suficientes para decir que somos muchos, y que no formamos parte del «voto duro», no sabemos por quién votar, y a veces conforme pasa el tiempo y se acercan las elecciones, en lugar de inclinarnos por un candidato, nos terminan confundiendo más; y en lo particular como van las cosas parece que votaré sintiendo «asquito» (si es que los candidatos no me orillan a hacer un «de tín marín de do pingue» ) porque realmente, como dice Carlos Fuentes, todos los candidatos son muy pequeños para el tamaño de los problemas que tiene México. Sinceramente creo que los tres partidos (más los partidos satélite) hicieron una muy mala elección al nombrar a sus candidatos, porque en los tres casos tenían políticos más capaces de dirigir a una nación.
Es cierto, que no es mandatorio que un presidente hable bien el inglés para hacer una muy buena labor en la silla presidencial, e incluso el tener estudios o no no define el papel de un presidente (véase a Lula da Silva), pero si algo percibo en los tres candidatos es un halo de mediocridad intelectual. Ninguno de los tres candidatos habla inglés, López Obrador y Josefina Vázquez Mota lo aceptan, Enrique Peña Nieto hace como que puede hablarlo pero termina en el ridículo. Al candidato del PRI no le gusta leer y no sabe hablar sin un teleprompter enfrente, López Obrador tardó más de 10 años en acabar su carrera en la UNAM (convertido automáticamente en un fósil) y Josefina Vázquez Mota se tituló 15 años después de egresar de la Universidad Iberoamericana. Parece que ninguno de los tres es un ávido lector. De Peña Nieto ya no digamos, de Vázquez Mota, cierto que escribió un libro de superación personal, pero no se nota que sea una persona con mucha sabiduría, y López Obrador tal vez se salva un poco, es el único que ha escrito libros (uno, el titulado Proyecto Alternativo de Nación, se lo escribieron otras personas) aunque tampoco lo podemos catalogar de culto.
¿Cómo definir el voto?. En el 2009 decidí anular mi voto esperando ver si de esa forma podría haber alguna reacción, por lo contrario de lo que piensan muchos si hubo algo, gracias a este movimiento se pusieron en la mesa del congreso algunos temas, e incluso se aprobaron algunas iniciativas. Gracias a esto, por ejemplo, Isabel Miranda de Wallace, puede contender por el PAN en el D.F. como candidata ciudadana. Pero en el 2012, al tratarse de elecciones presidenciales creo que no sería la mejor opción; y tal vez sería lo mejor votar por el menos peor, o en mi caso como haré, para evitar que llegue el más peor. Porque a pesar de la mediocridad de los candidatos, creo que si existen diferencias entre unos y otros.
Por supuesto, hablo de las elecciones federales. En las locales y estatales ya he definido mi voto, por el estado de Jalisco votaré a favor del izquierdista Enrique Alfaro (quién a pesar de estar bajo la bandera de un partido chico: Movimiento Ciudadano, tiene algunas posibilidades de ganar), quién hizo una gran labor como Alcalde de Tlajomulco (municipio perteneciente a la Zona Metropolitana de Guadalajara), y por el municipio de Zapopan daré mi voto al priísta Hector Robles. Ciertamente no soy priísta ni de lejos pero el candidato por Zapopan tiene una buena trayectoria en la política. Me pregunto cómo es que no existe gente con la capacidad política como Alfaro o Robles luchando por la presidencia, y es triste, porque a veces parece que en México los políticos honestos y capaces se quedan en el camino.
En realidad es frustrante, es cierto que apenas van a comenzar las campañas, pero dada la baja capacidad política de la terna de participantes, auguro más una guerra sucia que una batalla de propuestas. Ninguno parece tener la fórmula ya no digo, para que el país se catapulte al progreso, sino simplemente para que a México le vaya bien y punto. Lamentablemente esta es nuestra realidad, y creo que los mexicanos deberíamos preocuparnos y mucho, porque dicen que el gobierno es la representación del pueblo, o dicho en una forma más vulgar, el pueblo tiene el gobierno que se merece.