Recuerdo cuando era un niño, que pues mi padre y toda la gente que trabajaba no tenían conexión a Internet, no tenían teléfonos celulares para comunicarse (excepto los más pudientes, porque en ese entonces tener un celular era un lujo), tenían que depender de un teléfono fijo para comunicarse y si tenían que mandar correos, tenían que escribirlos a mano e ir a las oficinas postales para enviarlos. Realmente con la tecnología de 20 años, las personas que trabajamos ahora no podemos concebir desempeñarnos en nuestras labores de esa forma. Estaríamos en una clara desventaja.
La tecnología avanza y el hombre se tiene que adaptar a ella para funcionar. Muchos alegan que esto es una postura consumista, pero yo no lo veo tan así; creo que las tecnologías de cierta forma ayudan a desempeñarnos muy bien en nuestro trabajo. Recuerdo hace 7 años que entré como representante de ventas en un negocio, en ese entonces tenía un celular y me era demasiado útil; así como para comunicarme con mis clientes como con mis jefes. ¿Había algún problema?, simplemente hacía una llamada y se solucionaba de una mejor forma. En realidad si no tuviera un celular no podría avisarle a mi cliente si tenía un contratiempo. En realidad más que adquirir una tecnología para consumir, lo hacía para ser más eficiente en mi trabajo.
Los avances tecnológicos al facilitar nuestro trabajo, naturalmente conllevan un desarrollo económico, porque al ser más productivos gracias a esa tecnología, valga la redundancia, producimos más. Es cierto que las empresas tecnológicas utilizan estrategias de mercadotecnia muchas veces apelando a las emociones para decirnos que debemos consumir su producto; y muchas veces apelan a nuestras necesidades de status y autorrealización. Pero independientemente de todo ello, los avances tecnológicos no dejan de ser necesarios.
Me puse a pensar en ello, cuando me regalaron un iPhone. El celular que tenía estaba a punto de morir, y en realidad no pensaba gastar en un smartphone de gama alta, dado que como trabajo desde mi casa y estoy conectado a internet, no lo sentía necesario. Naturalmente si me obsequian un iPhone pues no voy a decir que no, lo empecé a utilizar y aun con todo lo anterior de cierta forma me ha ayudado a desempeñarme mejor. Por ejemplo, para estar en contacto con mis clientes (los que tienen iPhone, Blackberry o Android) antes tenía que hablarles o mandarles un SMS, lo cual me costaba dinero y tenia que usarlo para cosas importantes. Pero ahora con una aplicación llamada Whatsapp, puedo mandar mensajes y chatear en línea con mis clientes sin ningún costo, lo cual hace más eficiente mi trabajo.
Si estuviera en ventas, y trabajara como antes en la calle, un iPhone o un Blackberry me sería de gran utilidad. Y no solo eso, sino que al tener acceso a Internet podría estar mejor informado sobre lo que acontece en mi país y no tendría pretextos al afirmar que el trabajo me absorbe el tiempo. Más cuando un vendedor tiene que esperar en la sala de recepción a veces entre 15 y 30 minutos para que lo atiendan, ahora puede consultar en ese tiempo las principales noticias de los periódicos.
El consumismo se da cuando la gente adquiere productos que en realidad no son útiles y los compra simplemente por status, estar a la moda, querer aparentar «ser alguien». Y si se dan muchos casos. Pero la existencia de las nuevas tecnologías per sé no tienen la culpa de ello. Simplemente es parte de la evolución del ser humano. Aunque también hay que a fin de cuentas es una evolución «material» lo cual solo debería ser una parte de nuestras vidas y no un todo, como muchos creen que es.
Ciertamente, estas tecnologías siempre tienen sus «efectos secundarios». Como aquellas personas que se quedan pegadas en sus dispositivos móviles en lugar de disfrutar estar con los amigos (que no es lo mismo estar con ellos, a estar comunicandose con ellos por Facebook o Twitter) o con los familiares. Pero a fin de cuentas facilitan muchas de nuestras actividades y en ese sentido creo que el avance tecnológico es positivo.