Siendo sincero, hace fácil tres años que no voy a un concierto. Antes tenía la costumbre de ir a conciertos cada rato pero no sé porque dejé de hacerlo. El último al que fuí fue al de Muse cuando vinieron a Guadalajara en el 2008, pero no me podía perder a Pearl Jam en el Foro Sol este 24 de noviembre. Ya los había visto en el 2003 (cuando vinieron a México por primera vez), pero quería volverlos a ver y decidí trasladarme de mi querida Guadalajara a la Ciudad de México, de hecho escribo este artículo desde la hermosa capital del país en un hostal en Coyoacán.
El concierto. Pearl Jam para muchos será un grupo «pasado de moda», yo más bien veo que siguen haciendo la música que quieren hacer, y eso tal vez a algunos les guste y a otros no. A mí de sus recientes obras algunas me gustan bastante, otras no tanto (su último disco no me gustó mucho), pero agradezco que sigan esta linea en lugar de hacer música para vender discos y generar ventas, creo que eso ha hecho que generen un grupo de seguidores fieles al grupo, más que satisfacer a las masas que de un día para otro los abandonarían por otro grupo más nuevo. Comparando el 2003 con el 2011, veo que Pearl Jam sigue tocando igual, con la misma enjundia y el mismo vigor, al grado que si viéramos los dos conciertos, solo podríamos establecer cual es cual en base a las «arrugas»y rasgos de crecimiento de edad de los músicos.
No faltaron los temas clásicos en el concierto como Alive, Jeremy, Black, Do the Evolution, Even Flow, Corduroy o Yellow Ledbetter, el setlist fue bueno y sobre todo muy amplio, porque Pearl Jam es una de las pocas bandas que se molestan en tocar conciertos de una duración de dos horas y media y 32 canciones, lo que es de agradecer porque un concierto representa desgaste físico. Aún así el repertorio de Pearl Jam es tan amplio que seguro muchos se quedaron con las ganas de escuchar otros temas.
Como es costumbre, Pearl Jam no trajo un concierto espectacular visualmente, pero al menos se molestaron en colocar pantallas para que los que estábamos lejos del escenario pudiéramos ver bien a los integrantes. El sonido a mi parecer fue muy bueno, y más siendo en un escenario abierto que generalmente es donde más se batalla para tener una buena acústica.
Lo único que no me gustó fue que el público en esta ocasión no estuvo a la altura como en otras ocasiones (sobre todo si nos referimos a los conciertos del 2003). Posiblemente los que seguimos a esta banda ya estamos más grandes y no hacemos tanto escándalo, la mayoría de los seguidores tienen entre 25 y más de 30 años.
La banda, a pesar de los años se sigue viendo joven, fresca, hace conciertos que valen la pena, y muestran de cierta forma que todavía queda algo del espíritu del grunge que se desarrolló en la ciudad de Seattle