Primero hice un escrito al diputado Gerardo Fernández Noroña del PT. Hice un artículo donde si bien reconocía algunas cosas buenas que ha hecho durante su gestión (criticar a gente como Molinar Horcasitas o García Luna), fuí duro con él al recriminarle varias de sus acciones, como haber sacado la manta a Felipe Calderón, donde lo exhibía como un borracho, el hecho de que sólo había metido 3 iniciativas al congreso (según su suplente, pero verificando en la página del congreso fueron 29, y 3 las que le refutaron), y también que nunca se había parado en Iztapalapa. La carta la hice hace cerca de dos meses, lo traté de contactar en su twitter @fernandeznorona en su momento y no obtuve respuesta alguna. Lo intenté varias veces y no pasaba nada.
Por alguna razón decidí agregar a Fernandez Noroña como uno de mis followers el día de hoy, y al ver que estaba activo en el twitter me animé a enviar mi artículo. Ahora sí obtuve respuesta. Textualmente me dijo: «Simplemente. no conoces mi trabajo y no comparto tus puntos de vista«. Yo repliqué: «Gracias por dar la cara y responder. Muchos políticos no lo hacen y al menos eso si admiro de ti» cómo agradecimiento por responder mi mensaje de una forma cortés y educada (si ven sus posts en twitter verán que más bien es algo agresivo). El me volvió a responder y me dijo «Un abrazo, no lo había hecho porque no había visto tu escrito, apenas lo leí«. Lo cual quiere decir que ahora sí se molestó en leer todo mi artículo y dar una réplica. ¿Cuantos políticos hacen eso?, me atrevo a decir que casi ninguno. Ya quisiera ver a Felipe Calderón o a García Luna responder las críticas que les llueven. Por eso así como critiqué a Fernandez Noroña, ahora debo reconocer su apertura hacia el debate.
Si no me creen, aquí les dejo las pruebas del encuentro por twitter: