Desde que Wikileaks filtró documentos confidenciales de México (los cuales fueron enviados a La Jornada), muchas personas de izquierda y sobre todo afines a López Obrador (más bien un amplio sector de la población), han estado esperando con ansias aquel cable que confirme que efectivamente hubo fraude en las elecciones del 2006. Hasta el momento se han quedado con las ganas, pero para su fortuna ya existe un cable que al menos aclara un poco lo que ocurrió en el 2006 y es que el cable 06MEXICO2409 revela que Manuel Espino, entonces presidente del PAN habló con el candidato Roberto Madrazo, el entonces candidato del PRI, para favorecer una alianza que conviniera a las dos partes:Atacar a López Obrador.
Roberto Madrazo estaba prácticamente derrotado, pero si se derrumbaba como candidato, los votos no se irían al PAN sino al PRD:
Espino explicó que era importante para la estrategia del PAN mantener a Madrazo, en su tercer lugar, como un jugador viable en la contienda, [porque] si se derrumba la campaña de Madrazo, los votos del PRI no va a migrar al PAN, sino al PRD.
El PRI naturalmente prefería que el PAN siguiera gobernando, a que lo hiciera una corriente con ideas totalmente opuestas que pudiera poner un alto a la oligarquía que comanda el país. Por esa razón suponemos que accedieron al trato y se dedicaron a calumniar al entonces candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador para que no ganara.
El cable además revela que a Felipe Calderón no le gustó que rechazaran a Elba Esther Gordillo al no aliarse con Nueva Alianza, que los panistas estaban muy satisfechos por los resultados de los spots donde comparaban a AMLO con Chávez.
La estrategia en el 2006 parece ser la misma que en el 2012, que los débiles se unan para combatir al más fuerte. En la otra ocasión el fuerte a derrotar era AMLO, y para eso el PAN y el PRI tuvieron que aliarse, y ahora con un Peña Nieto que lidera las encuestas el PAN y el PRD lo hacen. Vemos, si, demasiado pragmatismo político. Pero dentro de todo esto ¿donde quedan las ideologías?. Como siempre, la idea está muy chapada a la idiosincrasia mexicana, en lugar de permitir que avance el fuerte y el que mejor papel hace, no hay que dejarlo avanzar, hay que tirarlo a como dé lugar, no importa si para eso hay que aliarse con el enemigo. Lamentablemente así es nuestra política tripartidista.
Mientras Wikileaks sigue sacando los trapitos al sol, muchos mexicanos esperamos por ese medio que nos aclaren que fue lo que ocurrió en el 2006. Los mexicanos que se quedaron con la duda fueron muchos y eso hace un daño a la democracia y a la credibilidad de nuestras instituciones. Ni el gobierno oficial ni la oposición nos han mostrado pruebas contundentes de la veracidad de los resultados de las elecciones del 2006.