Yo soy mercadólogo como ya muchos de ustedes saben, y por lo mismo yo entiendo que muchas empresas deseén anunciarse en anuncios espectaculares para lograr posicionar su marca, debido a que muchos de los automovilistas que pasen por el espectacular la verán y probablemente la recordarán. Cuando este tipo de estrategias publicitarias se utilizan con moderación (es decir, cuando no hay una sobresaturación de este tipo de anuncios) pueden ser muy efectivas dado que a los automovilistas y transeuntes les llamará la atención y se fijarán en tal anuncio.
¿Pero que pasa cuando hay una gran cantidad de espectaculares en la vía pública?. Lo que no les dicen estas empresas a sus clientes es que al llenar la vía pública de espectaculares, estos son menos efectivos (porque son más los que compiten por llamar la atención del mercado potencial) y el posicionamiento de marca que se genera es menor. Pero lo peor de todo es la gran cantidad de contaminación visual que generan, porque hay que ser sinceros, la abundancia de anuncios espectaculares estropea la imagen de la ciudad. Las empresas publicitarias apuestan a ganar más dinero porque creen en lo cuantitativo, pero dejan la parte cualitativa a un lado. Lo que sucede es que con tanto anuncio espectacular, la efectividad de dichos anuncios se fragmenta entre el número de espectaculares que hay en dicha zona (lo justo sería que las empresas dividieran el costo de los espectaculares entre el número, lo cual no hacen) y de paso causan una muy mala imagen en la ciudad.
En México existe la idea de que por más espacios publicitarios se vendan se puede obtener más dinero, no solo lo vemos en este tipo de anuncios, lo vemos en los uniformes de futbol (que parecen en muchos casos una especie de sección amarilla) y en muchos lugares más, y lo único que generan es una saturación y contaminación visual que terminan molestando al que está expuesto a tanta publicidad. Recuerdo una vez que había ido a Nueva York de vacaciones. Nueva York es por así decirlo la capital del capitalismo moderno y por lo tanto la pasarela de las marcas es inmensa (sobre todo en Times Square). Pero si uno observa bien, toda esa publicidad está bien integrada, y sobre todo, está regulada, tanto que termina siendo atractivo para quien lo ve, (las pantallas luminosas, los leds, etc…). Pero en México en cambio no hay una regulación y se sigue apostando por la sobresaturación, eso lo noté cuando llegué al aeropuerto de Guadalajara donde hay una inmensa cantidad de espectaculares que terminan cansando, y no solo eso, son tantos que es imposible poder verlos todos.
En muchas ciudades del mundo se han llevado a cabo campañas para regular la publicidad. Por ejemplo en España han hecho una campaña para quitar todos los anuncios publicitarios en las carreteras y dejar únicamente los anuncios del Toro de Osborne porque esa publicidad ya es algo tradicional y cultural en ese país. En cambio en nuestro país no hay ninguna regulación y lo primero que vemos al llegar a las ciudades es una gran cantidad de anuncios espectaculares.
En México, el jefe de gobierno Marcelo Ebrard decidió hacer algo al respecto. Debido a la saturación de anuncios publicitarios, el Gobierno del Distrito Federal decidió hacer una limpia de anuncios espectaculares. Pero las reacciones por parte de estas empresas no se hicieron esperar. A la Asociación Mexicana de Publicidad Exterior (AMPE) no le pareció bien tal política, y todas las empresas publicitarias pertenecientes a esta asociación decidieron colocar en toda la república, anuncios espectaculares criticando y linchando a Marcelo Ebrard y la gestión de su gobierno. Slogans como «Más pobreza, menos empleo», «Más autoritario, menos diálogo», son los que contenían estos anuncios espectaculares.
Creo que a los publicistas mexicanos les falta usar mucho su creatividad, y debido a la falta de esta, apuestan a la cantidad, lo cual termina siendo muy incómodo para los ciudadanos que transitamos por las ciudades. En las ciudades desarrolladas las empresas de mercadotecnia y publicidad apuestan por elaborar anuncios creativos y campañas que llamen la atención en lugar de estar saturando a la gente con tanta publicidad que más bien dice poco. Espero que se tome cartas en el asunto, porque de verdad, tanto anuncio no solo es molesto, sino que es peligroso, porque muchas veces provocan distracciones que terminan en accidentes automovilísticos.