Hace unos días revisaba un estudio realizado por GEA-ISA, donde se encuestó a los ciudadanos mexicanos (una muestra del total), donde se les preguntaba sobre el desempeño del presidente (que cada vez viene siendo más negativo según la ciudadanía), y sobre las preferencias electorales que los ciudadanos tienen en este momento.
Algo que me llamó la atención sobremanera, es como está resurgiendo el PRI, y no solo eso, sino como emerge la figura de Enrique Peña Nieto. Y de continuar las tendencias que muestran las gráficas del estudio, sería casi un hecho que el gobernador del Estado de México fuera a ser el siguiente Presidente de la República.
Hace dos años, el PAN tenía las de ganar en las preferencias electorales, pero con el paso del tiempo, el PRI ha logrado arrebatarle esa privilegiada posición. Esto debido a la percepción del ciudadano sobre el desempeño del gobierno, y sobre todo a la pésima campaña intermedia que realizó el PAN, en ese momento conducido por Germán Martínez. En tanto que el PRD, después de la «quemada» del 2006 se ha mantenido divagando en el tercer lugar de las preferencias electorales.
Las malas noticias para el PAN no quedan ahí. Y es que si bien, como partido tiene más seguidores que el PRD, cuando entramos al tema de los posibles candidatos para el 2012, los panistas no tienen ningún candidato fuerte. Los candidatos con mejor valoración por parte de los ciudadanos son con un contundente primer lugar, Enrique Peña Nieto del PRI, Marcelo Ebrard del PRD en segundo, y Beatriz Paredes del PRI en tercero. La primera panista Josefina Vazquez Mota aparece en cuarto lugar, pero muy alejada de los primeros tres contendientes, y es la única que aparece con una valoración positiva.
Si no pasa nada raro dentro de los partidos (y esto es que las tribus internas terminen por presentar a un candidato que no sea el más rentable electoralmente), el PRI presentaría a Enrique Peña Nieto, el PRD a Marcelo Ebrard, y el PAN a ¿quien sabe?.
Peña Nieto es una persona muy carismática que ha tenido el apoyo de las televisoras (sobre todo de Televisa) que se han encargado de hacerle publicidad sin ningún costo. Tiene una valoración positiva en el Estado de México, y por si fuera poco, está guapo (como dije alguna vez, «ser carita es populismo»).
Por su parte Marcelo Ebrard ha sido bien evaluado en el DF, además que es el único candidato del PRD percibido como racional y moderado (a pesar de haber apoyado a López Obrador). No tiene la fama de Peña Nieto, pero para muchos podría ser la opción de una izquierda moderna en el país. Aun así, la tendrá difícil para poder pelear con Peña Nieto, si es que este último es elegido candidato presidencial por parte del PRI.
El PAN vive un momento crítico, donde debe reorganizarse y tratar de recuperar la credibilidad que ha perdido en estos últimos años. Además de intentar generar una reconstrucción de partido que sea positivamente percibida por el ciudadano, deberá «construír» a un candidato lo suficientemente fuerte para contender en las elecciones. En el 2006 al no lograr esto último, optó por la campaña del miedo y los panistas se salieron con la suya. Pero esa estrategia está bastante desgastada y ha terminado por ser un arma de dos filos del PAN.
Lo que me preocupa de Peña Nieto es que su posible ascenso al poder no se deba tanto al buen desempeño como gobernador, sino a la gran promoción que le han hecho los medios de comunicación. Además se le ha visto muy de cerca con Carlos Salinas de Gortari, y se dice que es uno de sus hombres. Lo preocupante es que por el rápido hartazgo por «las demás opciones», los ciudadanos prefieran el regreso del partido y del status quo por el cual trataron de luchar.
Es el hartazgo a una democracia que los opositores al «priato» no han logrado todavía consolidar, al no haber logrado tumbar de todo la maquinaria priísta que se había empezado a construír desde hace más de 70 años (y que alguna vez funcionó, pero que luego cayó en un desgaste que dañó y corrompió al país). Y las preguntas vienen al aire, ¿si llega Peña Nieto a la presidencia, continuará el estado democrático y la división de poderes, o se encargarán de reconstruír la maquinaria priista?, ¿si llega Peña Nieto cual será el papel del PAN y del PRD. Se atreverán a aliarse, a pesar de las disputas del 2006?.
Creo que el riesgo que tiene Peña Nieto en su camino a la presidencia está en las elecciones internas. Beatriz Paredes y las otras corrientes priístas no parecen estar muy contentos con que Peña Nieto sea el elegido, y he ahí el peligro para el gobernador mexiquense. Pero yo creo que si logra sortear ese obstáculo, ya va a ser difícil que alguien lo pare.