Si piensas en subir los impuestos, nunca hables mal de ellos.
Felipe Calderón alguna vez nos prometió que si llegaba a ser presidente, iba a bajar los impuestos, iba a eliminar la tenencia, e iba a estimular la competitividad entre las empresas. Sucede que en su mandato ocurrieron cosas (algunas que pudo prevenir, y otras que no), vino una crisis económica, otra petrolera, otra de inseguridad y otra de influenza (más la de dengue que nos está pegando) y le cambió todo el panorama. Ahora Pelipillo ha descubierto que necesita más ingresos para el gobierno y por lo tanto necesita sacar lana.
Tiene tres opciones.1.- ¿Le sacaré dinero a los millonarios que no pagan? -No, ni tocarlos, son muy influyentes, y me pueden voltear la tortilla; mejor me olvido de ellos. 2.- Ya se, al comercio informal. -No, pero si les aprietas las tuercas se te van a rebelar, y se van a unir a los pejefans. No, es una mala idea. 3.- ¿O que tal, la clase media?. -Sí, es muy buena opción, al cabo son muy dóciles, y solo se quejan entre ellos. Además ellos son los que siempre me dan baro. Si. Vamos a gravarlos.
No nos hagamos pendejos, a los mexicanos no nos gusta pagar impuestos. Somos una cultura que espera que el gobierno le dé todo, pero que no tenga que dar nada a cambio. -¡Que me bajen el ISR, pero que arreglen mi calle! Todos tratamos de pagar lo menos posible, en muchos casos dentro de lo legal. Es heroe el que logra deducir tantos gastos que no tenga que aportar nada al fisco, las facturas emitidas por otras empresas son oro molido, es dinero a favor a fin y al cabo.
Pero también es cierto que el mexicano no quiere pagar impuestos porque tiene la percepción de que el gobierno malgasta el dinero que el ciudadano aporta con su sangre y sudor. Ve como los funcionarios del IFE se duplican el sueldo, ve como los políticos hacen viajes a innecesarios. -Que los cabrones van a Singapur o a Dubai a promover al país, pero lo único que traen esos malditos son puros souvenirs. También ve el «arduo trabajo» que hacen los políticos y los burócratas que han obtenido una plaza por medio de la «empleomanía», ve a los sindicatos y a todo el mugrero que hay en el gobierno.
Tal vez Calderón creyó haber tomado la mejor medida. Porque es cierto que el gobierno necesita más recursos. Hay crisis y se acaba el petroleo. Pero a fín de cuentas es una medida injusta, porque busca cobrar más a la población en general gravando el consumo (dentro de la cual hay muchos que sí pagan), pero no se encarga de apretar las tuercas a aquellos que evaden impuestos, que están en el comercio informal, o que bien, son tan «cagalanas» que tienen el suficiente dinero para pagar contadores lo suficientemente habilidosos, o que simplemente no pagan por no pagar.
Tal vez por eso el presidente quiso dar un golpe a Luz y Fuerza del Centro, como para decirle a la gente que ya se está haciendo cargo de aquellos que chupan el dinero que el ciudadano aporta. Pero en gran parte es una medida simbólica, porque el dinero se escurre por muchos otros lados, ahí donde no se atreve a intervenir. ¿Cuanto más de impuestos recibiría el gobierno si la mayoría de los ricos pagaran?. -Ah pero yo genero puestos de trabajo, a mí que no me vengan a chingar.
Entonces entramos en un círculo vicioso. El ciudadano busca evadir impuestos a como dé lugar porque el gobierno no sabe gastar el dinero, y porque no tiene los privilegios para evadir impuestos. Pero entonces luego el gobierno no tiene dinero, y se queja de que los ciudadanos no pagan lo suficiente. ¿No sería más propositivo si en lugar de buscar no pagar, buscáramos activamente que el gobierno usara mejor los impuestos?, y ¿no sería mejor que el gobierno buscara obligar a que «todos paguen» y no apretar a los mismos de siempre porque es mas fácil?. Romper ese círculo vicioso implica un sacrificio.
A fín de cuentas los impuestos tienen una utilidad, no los imponen como un castigo, sino como una necesidad. El problema es que el gobierno haga entender esa necesidad a los ciudadanos poniendo el ejemplo, y no lo ha hecho.