A Emilio González, el gobernador de Jalisco, se le puede agradecer una cosa: Gracias a el, una sociedad tapatía caracterizada por la apatía ante los problemas políticos y económicos despertó y empezó a hacer valer sus derechos. La reacción ha sido contundente ante las polémicas decisiones que ha tratado de tomar (y que gracias a la gente, en muchas ocasiones no lo ha logrado, y en otras sí).
Primero fué el «placazo», el cual fué el detonante para que la gente despertara de su letargo. Vino después el frustado donativo millonario para el santuario, de donde las reacciones en contra de Emilio no solo vinieron de la izquierda, sino que indignó también a muchos sectores conservadores, los cuales afirman que «no es necesario hacer gastos tan ostentosos para estar con Dios». Después del rechazo de la gente, el gobernador apareció en estado de ebriedad ante las cámaras para insultar a la gente que se oponía a el con las siguientes palabras: -Digan lo que quieran. Digan lo que quieran. Perdón, señor Cardenal, ¡chinguen a su madre!. Después le pagó millones a Televisa para que rodara una mediocre telenovela en Guadalajara (que mas que atraer turismo, lo ahuyenta). Y para colmo, les otorgó a los camioneros un subsidio millonario del erario para que no se pusieran en huelga, porque estos querían subir el precio a 7 pesos por la crisis económica, mientras en Veracruz el gobierno amenaza acertadamente por quitarles la concesión a los camioneros jarochos si se van a huelga (cabe decir que el servicio de los camiones en Guadalajara es pésimo).
El gobernador actualmente anuncia orgullosamente la construcción del Macrobus, que a priori no es una mala idea; pero que ese éxito se desvanece al saber que los concesionarios del macrobús son los mismos que manejan el transporte público y que se levantaron en huelga, las mismas empresas donde tiene negocios el anterior gobernador Ramírez Acuña. También en la construcción, el gobierno taló apróximadamente 20 árboles para construír una desviación; lo cual hizo en la noche para evitar cualquier manifestación o inconformidad de la población.
También es importante mencionar el abandono del proyecto del Tren Ligero, el cual era un plan ambicioso a largo plazo que quedó en el olvido. Es de notar que ya están construídos en zonas de la ciudad como la Minerva, agujeros para que pasara por ahí por el Tren Ligero, lo cual reduciría la inversión y las molestias para los automovilistas que circulan por las zonas donde estarían las futuras líneas. Y a pesar de que existen movimientos en Guadalajara para reactivar este plan (www.metrogdl.org), el gobierno se hace de oídos sordos (próximamente hablaré mas de este asunto).
Emilio ha demostrado ser una persona intolerante, autoritaria, y de pocas convicciones democráticas. Una persona que dice ser institucional y en realidad solo utiliza a las instituciones para saltárselas, para darles puestos a sus parientes y amigos, y para mover sus intereses y satisfacer a otros. Que presume grandes obras que en muchos casos no son necesarias, o sirven para tapar otras que deberían ser mas urgentes.
Emilio es conservador, pero también es contradictorio. Cree seguir los valores morales de la Iglesia Católica, pero ya atentó con los siguientes mandamientos: Honrarás a tu madre a y tu madre (o al menos las de todos nosotros), no robarás, no levantarás falsos testimonios ni mentiras, no codiciarás bienes ajenos,
La otra vez mencionaba que el fenómeno López Obrador fué creado por diversas circunstancias que prevalecían en el país. Afortunadamente las circunstancias que crearon a Emilio se disipan: la apatía y la indiferencia del tapatío cada vez son mas tenues, y como comenté al principio de este artículo, Emilio propició que la gente aprendiera a hacer valer sus derechos.
Aún es tiempo para que la gente (sobre todo la que no es de Guadalajara) se de cuenta, de que Emilio es un «Peligro para México»; para que nunca se le ocurra llegar a la presidencia (donde seguro establecería un gobierno teocrático).