En la actualidad se habla mucho de la «Izquierda Moderada», de la socialdemocracia y del liberalismo social. Muchos radicales dicen que han sucumbido ante las tentaciones capitalistas de la derecha (para los cuales poder vender una manzana ya es capitalismo). Esos radicales son cada vez menos después de las repetidas ocasiones en que el comunismo mostró su inviabilidad (desde gobiernos sanguinarios y autoritarios como el de Jose Stalin hasta el «narcocoumismo» de las FARC) e incluso los mismos radicales han decidido crear nuevos sistemas socialistas, según ellos inmunes a los errores del pasado (como el Socialismo del siglo XXI).
La gran mayoría de los partidos de centroizquierda, fueron en pasado comunistas, o creyeron en algo cercano al comunismo (los partidos socialdemócratas de antaño tenían ideología marxista, pero diferían con los comunistas en las formas). Este es el caso de partidos como el PSOE de España, el SPD de Alemania, y muchos otros, los cuales aceptaron que sus dogmas anteriores eran inviables, y decidieron buscar la justicia social dentro de un marco democrático.
El PRD parece que apenas está pasando ese proceso. El partido izquierdista que en un principio fue clave (junto con el PAN) para la llegada de la democracia en México, se contaminó por un Andrés Manuel López Obrador que buscaba a como dé lugar la Presidencia de la República, el cual fue creciendo conforme crecía la inconformidad de los sectores bajos de la sociedad ante la falta de oportunidades. Como muchas veces ocurre, cuando el problema es fuerte, muchas personas buscan soluciones urgentes para solucionar sus malestares, no importa si se ponen en riesgo los valores democráticos, o si el político que «ha llegado al rescate» propone soluciones fundamentadas, o son contraproducentes.
Dadas las formas pocas democráticas de AMLO y en general las actitudes radicales que recordaban a Chávez (también magnificadas por los medios conservadores), un gran sector del país, no solo empresarios, sino ciudadanos; buscaron en la medida de lo posible que López Obrador no llegara. Algunos otros todavía tenían fe en que AMLO pudiera terminar siendo como un Lula da Silva, el cual fué considerado algún momento como un radical, pero al llegar al poder, terminó moderándose y pasó de ser un radical a un buen presidente.
AMLO no solo es el líder mesiánico «Peligro para México» de la extrema izquierda que desea quebrantar a las instituciones (mas bien, solo a dudar de ellas y descalificarlas). AMLO es una manifestación provocada por los malestares de nuestro país, él es la manifestación de los problemas de la educación, de las desigualdades sociales, del racismo, del clasismo, del sospechosismo, del paternalismo, de aquellos que están acostumbrados a ser enajenados mediáticamente y de la idiosincrasia mexicana común.
Un considerable pedazo de República Mexicana desea que este hombre desaparezca de una vez por todas, y en parte puede que tengan razón a sus reclamos, dado que el Peje ha dado pié con sus actos infantiles, victimistas, y también con su espíritu autoritario heredado de la PRIctadura. Pero el que cree que el fenómeno «peje» es creado por el peje mismo, está muy equivocado. Hubo muchas personas que le dieron pie a crear historias magnificadas que se convierten en las palabras que atraen a la gente, hubieron esos conservadores que dicen ver a Dios cuando solo miran su ombligo, hubieron esas empresas que pudiendo pagar sus deudas se beneficiaron del Fobaproa, hubieron televisoras que tienen como objetivo no el entretenimiento, sino la enajenación (López Obrador como su competencia directa); AMLO juntó estas verdades, las magnificó y fabricó su teoría del «compló».
¿Existiría López Obrador si los empresarios hubieran pagado sus impuestos?, ¿existiría López Obrador si aquellos «conservadores» en realidad tomaran las enseñanzas de la Biblia que tanto presumen y que nunca aplican?, ¿existiría López Obrador si nuestro país hubiera más oportunidades y menos desigualdad social?, ¿existiría López Obrador si no existieran los términos «fresa» y «naco»?, ¿existiría López Obrador si no hubiera medios de comunicación que recetan soma a las clases bajas?, ¿existiría López Obrador si no diéramos mordidas?, ¿existiría López Obrador si hubiera más amor por nuestro país?.
Si alguien es capaz de meditar esas preguntas, estaría colaborando al Des»peje». Porque en los países con izquierda moderna, las respuestas a esas preguntas, no son tan notorias como en nuestro país.
«El Peligro para México», es el mexicano mismo.