En unas semanas mas se estará hablando del ya inminente fracaso olímpico, en el cual se auguran muy pocas medallas, y se buscará encontrar culpables. Se cortarán cabezas y las nuevas harán como que empiezan a trabajar, pero pasará el furor de las olimpiadas, y
se enfocarán los reflectores a la selección mexicana.
En Londres 2012 llegaremos igual, pocas medallas y búsqueda de culpables.
Y los pocos que son, lograrán ganar esas pocas medallas en deportes individuales; y al retirarse, se apuntarán para dirigir o estar metido en la burocracia deportiva; pero ahora no se gana para los demás, se gana a costa de los demás. Y esos que se quejaron pie
dras enel camino para llegar a donde llegaron como atletas, se darán el lujo de estar en el mismo lugar de quienes criticaron.
Mientras saldán estrellas nuevas (tan pocas que tendrán exclusividad en Televisa por dos años) de las cuales solo un pequeño porcentaje triunfará de verdad.
Y así se genera el círculo vicioso olímpico mexicano, una reflejo de la idiosincracia del país. Porque en México, «El oro es Pa’Miguelito».
Y mientras, China con todo y su problema de derechos humanos y represión en el Tibet, avanza como conejito Duracell