Mucho se ha hablado sobre las deficientes políticas del gobierno para contener la pandemia o sobre la irresponsabilidad de muchas personas. ¡Lo bueno es que ya vienen las vacunas! Algunos dicen aliviados, pero de aquí surge otro problema que puede ser determinante y que puede marcar una gran diferencia entre el número de muertes por el Covid.
Resulta que muchas personas no se quieren vacunar. Nos dicen que son muy escépticos a las farmacéuticas y a las élites de poder. ¡Podría haber gato encerrado! ¡Quieren manipularnos! Hablan de supuestos órdenes mundiales, de Bill Gates, de chips y hasta de fetos abortados.
Días después ven una nota en redes sociales que confirman su postura: resulta que un médico que se vacunó desarrolló síntomas graves: ¿ves? Te dije, hay gato encerrado. ¡Te dije y una y otra vez que no tenía sentido que una vacuna saliera tan rápido!
Pero ello no es más que un sesgo cognitivo. No es lo mismo un caso específico publicitado en los medios que muchos casos que no son cubiertos (básicamente, porque los medios no se van a poner, por poner un ejemplo, a sacar una plana por cada muerte del Covid).
Estadísticamente, vacunarse contra el Covid es «mucho menos peligroso» que no vacunarse contra el Covid. Una persona que no está vacunada tiene posibilidades mucho más altas de morir o tener un cuadro grave que el que tiene una persona por recibir la vacuna. ¿Cuántas muertes por Covid o cuántos cuadros graves se desarrollan mientras lees una nota de un doctor que tiene una sintomatología grave a causa de la vacuna en México o en alguna parte del mundo? En México se han administrado 25,000 vacunas y de estas solo se ha reportado un caso grave. Mientras tanto, ha habido casi 25 muertes por cada 25,000 personas (con base en cifras oficiales que, como sabemos, tiene un subreporte de muertes).
Esto ya es argumento suficiente y necesario para vacunarse. Es más, es menos peligroso vacunarse que manejar un coche o salir a andar en bicicleta. Ahí hay más probabilidades de fallecer que recibiendo una vacuna.
Los «escépticos» de las vacunas también insisten en que la vacuna salió muy rápido, que ahí hay «gato encerrado». Pero difícilmente te sabrán explicar cómo es que se desarrolla una vacuna.
Explicaciones explicar la rapidez del desarrollo de la vacuna abundan. Una de las razones por las que la vacuna salió en menos de un año es que las investigaciones no comenzaron desde cero. Había ya mucho camino recorrido gracias a los «hermanos» del Covid, el SARS y el MERS.
Otra de las razones es que, dado los estragos que causa la pandemia, había demasiado interés en tener una vacuna. Sí, los intereses económicos de «los poderosos» están alineados con los intereses de la población en general. A todos, a la farmacéutica malévola, al gobierno, a ti y a mí nos conviene tener la vacuna.
Los sospechosistas nos quieren convencer de que «algo nos están queriendo ocultar», pero no saben bien qué o cómo: nos dicen que el virus fue creado en un laboratorio para contagiarnos y hacer dinero con ello. Pero eso es un absurdo porque la pandemia no ha hecho más que golpear a muchos sectores económicos. Muchas transnacionales han visto pérdidas en sus cuentas producto de la reducción del consumo producto de la pandemia.
Pero así como no pueden explicarnos cómo es que se desarrolla una vacuna o cómo funciona, tampoco pueden explicarnos bien en qué consiste esta conspiración. Y lo preocupante es que este «escepticismo» solo va a traer consecuencias adversas a la población en general.
La sana duda y el escepticismo son válidos, pero para eso se investiga, no se supone. Cualquier persona sensata que haga un esfuerzo en investigar se dará cuenta que gran parte del miedo a las vacunas no tiene fundamento alguno.