
Al día sábado 14 de marzo, había más de 40 casos confirmados de personas de coronavirus en México.
¿Eso significa que solo tenemos esos casos? No, en realidad existen muchos más, miles posiblemente. Resulta que la mayoría de las personas no saben que lo tienen porque 1) no han manifestado síntomas ya que pueden pasar días o semanas antes de que aparezcan, 2) porque lo confundieron con un simple catarro o 3) no los van a manifestar nunca o van a ser tan leves que ni se van a dar cuenta, pero como son portadores lo contagiarán a más personas.
Amigos, el coronavirus ya está rondando por las ciudades de México, ello ya es un hecho. Posiblemente ya te topaste con un portador en la calle, en el camión o en el antro. Es más, existe alguna posibilidad (por más remota que sea) de que tú mismo seas portador del virus y no lo sepas.
Y no se va a acabar el mundo por ello, pero no es como que te tenga que valer un soberano cacahuate ni tampoco implica que tengas que sumirte en el pánico. Estas dos posturas, tan opuestas, solo van a provocar muertes que pudieron ser evitables.
Y la verdad, la reacción de parte de la sociedad mexicana me ha decepcionado.
Panic at the Costco

Dentro de la menos mala de las reacciones malas (mala al fin) está aquella de quienes se han sumido en el pánico de forma exagerada e irracional.
¿Por qué se ha vuelto tan común ver a la gente ir a comprar una gran caridad de papel higiénico al punto de vaciar los estantes?
¿Por qué ocurre ello en todo el mundo cuando el papel higiénico no hará nada para prevenir ni combatir el coronavirus y sólo será un mero receptáculo de sus mocos que irá al bote de basura?
¿Por qué se repite a lo largo del mundo un patrón de comportamiento de masas que es, a todas luces, irracional y que más que ayudar termina perjudicando a terceros?
¿Creen que el hecho de que otros lo hagan valida su actuar aunque no sepan siquiera cómo el papel higiénico les ayudará a combatir el problema?
¿No deberían, en estos casos de preocupación, motivarse por conseguir la mayor cantidad de información posible en vez de hacer algo solo porque los otros lo están haciendo?
¿Por qué se dejan abrazar por una histeria poco fundamentada y por qué su alcance como individuos sólo da para la imitación de algo que no entienden pero es común y no da para informarse ni cuestionarse nada?
Y este es el menos peor de los casos.
¡Me la pelas, coronavirus!

Un problema más grave es la displicencia, porque la irracionalidad del caso anterior aquí va acompañada por un acto de profundo egoísmo: «al cabo yo soy joven y no me va a pasar nada», «ay, sólo van cuarenta casos», «Mi universidad anunció cuarentena, ¡vacaciones!».
Mucha gente, sin la suficiente preparación, contextualiza la información de acuerdo a sus intereses y no hace caso de lo que dice la comunidad internacional. Dicen que unos miles de muertos en un planeta de miles de millones les parece poco, creen que una tasa de mortalidad del 2% no es nada, cuando en realidad en una enfermedad altamente contagiosa como el Covid19 (mucho más que la gripe común) se vuelve un problema serio. 2% puede aparentar ser una cifra baja (y lo es si se compara con otras enfermedades) pero si comprendemos que es muy contagiosa y si extrapolamos esa cifra a cien millones de personas, por poner un ejemplo, implica que dos millones van a morir. ¿Ya no suena tan bonito, verdad? Por ello es que se está buscando contener el problema, para que las instituciones sanitarias tengan más margen de maniobra y para que se expanda lo menos posible.
Ello implica que tendremos que cambiar temporalmente nuestro modo de vida. Tendremos que salir menos a la calle y hacerlo solo para necesidades básicas (como comprar alimentos o medicinas); tendremos que trabajar desde casa, evitar salir de viaje y limitar nuestro contacto con nuestros círculos sociales (evidemente exceptuando las redes sociales).
Por ello fue irresponsable que toda esa gran cantidad de gente fuera al Vive Latino. Imagina que una sola persona, una sola entre esa aglomeración, haya estado infectado con el coronavirus (seguramente hubo más de una). Esa misma persona va a contagiar, digamos, a cinco personas que no van a manifestar síntomas inmediatamente. Esas cinco personas van a contagiar cada una a cinco más. El caso de una persona perteneciente a una secta en Corea del Sur es un gran ejemplo sobre cómo un solo caso puede llegar a crear un problema muy fuerte.
¡Al diablo con sus coronavirus!

El problema se vuelve más grave cuando las autoridades toman una postura irresponsable ante la pandemia, o cuando dicha postura obedece más a criterios políticos que sanitarios. Independientemente de la calidad de las políticas públicas implementadas por el gobierno, que de acuerdo a la OMS han sido buenas, y que podremos evaluar concienzudamente unas semanas más adelante, hemos visto a López Obrador subestimando públicamente el problema: diciéndole a la gente que se abracen, besando niños y dando abrazos en un momento en que ya debería ser impertinente hacerlo.
López Obrador no ha tomado el papel de liderazgo que le toca. Él es el primero que debería seguir las recomendaciones y no lo está haciendo, y como él es el presidente, muchos basan su postura en lo que él hace porque es oficialmente la máxima autoridad de este país: «si AMLO besa bebés, ¿por qué estaría mal que yo lo hiciera?».
Conclusión
Todo esto va a incidir en la forma que la pandemia termine de aterrizar en nuestro país. En pocos días escucharemos ya no de decenas de casos, sino de miles y viviremos una situación análoga a la de Europa donde la gente no puede salir de sus casas más que por situaciones excepcionales (comprar alimento, comida etc). Veremos si las instituciones tienen la capacidad de atender todos estos casos, que podrían ser al menos postergados por medio de acciones responsables por parte de los ciudadanos e instituciones de tal forma que puedan ser atendidos por los servicios de salud.
Todos estos actos irresponsables solamente acelerarán la propagación del virus, lo cual hará que las instituciones sanitarias sean rebasadas y lo cual se va a traducir en más muertes y más personas afectadas. Dicho esto, quienes decidieron tomar decisiones irresponsables teniendo la capacidad de no hacerlo, o simplemente no les importó, tendrán responsabilidad moral sobre aquellas muertes que pudieron evitarse y no se evitaron.
Y hay que decirlo, y hay que reprender a aquellas personas que tomen posturas irresponsables y perjudiciales. En Internet hay muchos medios fidedignos, comunicados de instituciones e incluso youtubers que han hecho un gran esfuerzo como para que la falta de información sea un pretexto.