Es la educación básica, estúpido

Jul 19, 2019

El gobierno de López Obrador ha prometido más plazas universitarias, pero ha dejado en un segundo plano a la educación básica. Es un craso error cuyos resultados veremos en unos años, o décadas.

Es la educación básica, estúpido

Me atrevo a parafrasear la frase de James Carville, asesor de campaña de Bill Clinton, para reflejar mi sentir ante la visión que este gobierno tiene sobre la educación, y a continuación les explico por qué.

Una de las razones por las que México no crece es porque nuestro capital humano ha crecido más bien poco. Ello se explica por un nivel educativo bastante deficiente.

Una de las tantas razones por las cuales México es un país muy desigual, es porque los pobres (que son cerca de la mitad de todo el país) no tienen acceso a una educación digna que les permita adquirir herramientas para aspirar a una mayor movilidad social.

Si queremos hablar de desarrollo y justicia, entonce tenemos que hablar de educación. La educación es fundamento toral si queremos aspirar a ser un mejor país, con mayores oportunidades, desarrollo e inclusión. Y hay que mejorarla desde abajo.

Es, sin embargo, muy ingenuo pensar que este problema (el de la educación deficiente) se va a combatir creando más universidades y abriendo más plazas para que la gente entre a estudiar. ¿Por qué?

Empecemos desde abajo. Sabemos que en la educación básica e intermedia, los alumnos van a adquirir las herramientas cognitivas básicas que posteriormente les van a ser muy útiles a la hora de desempeñarse. Ahí van a aprender a razonar, van a adquirir habilidades matemáticas, básicamente van a adquirir los cimientos y la estructura de ese edificio. Si éstos son débiles, el edificio, por mejores acabados y servicios tenga, va a vibrar ante cualquier movimiento y tal vez se venga abajo con cualquier temblor. Te vas a dar cuenta que, por mejores acabados tengan las oficinas, estás en un recinto de mala calidad.

Y como sabemos que la educación básica es deficiente, entonces demos casi por sentado que la estructura también lo es.

Ahora digamos que la universidad son esos acabados y servicios. Evidentemente, ellos son muy necesarios para que el edificio cumpla con la función para la que fue construido (no sé, albergar oficinas eficientes), pero de poco sirven si la estructura y los cimientos están mal construidos.

¿Qué pasa cuando una persona que recibió una educación deficiente ingresa a la universidad? ¿Qué pasa cuando muchos de los estudiantes universitarios no recibieron una buena educación básica e intermedia? Es muy simple: la calidad de los estudios universitarios va a tender ser más pobre ya que los alumnos no tendrán la capacidad de cursar una licenciatura de muy alto rendimiento.

Entramos en un dilema porque, por una parte, una universidad puede establecer filtros para que solo la gente realmente preparada pueda cursar las licenciaturas que están ofreciendo a un nivel determinado, pero eso excluiría a quienes recibieron una educación más deficiente y, evidentemente, a quienes no se esforzaron en sus estudios. A los últimos no los podemos defender de ninguna manera, pero posiblemente los primeros sean más pobres que quienes sí recibieron una educación aceptable (aunque la educación privada tampoco está para echar campanas al vuelo). Pero si, para crear justicia, demos acceso a más personas (lo que implica que personas con menor preparación entren a las aulas), ello va a comprometer el nivel de las carreras que se ofrecen.

Ahora regresemos. Digamos que el gobierno decide no dar más plazas universitarias de las que ya se ofrecen. En vez de eso decide apuntalar la educación básica e intermedia y así logra mejorar la preparación de los alumnos de primaria y secundaria.

¿Que va a pasar?

Van a ocurrir dos cosas positivas. Primero, que las personas que entren a la universidad tendrán un mejor nivel académico, lo cual coayudvará en un mejor nivel educativo a nivel universitario. Segundo, que las personas en general, independientemente de que estudien una carrera universitaria, tendrán mayores herramientas (cognitivas, críticas y demás), lo cual les dará la oportunidad de aspirar a mejores empleos y menos sueldos que si hubieran recibido una educación deficiente.

Muchas de esas personas que no pudieron entrar a la universidad, tendrán más habilidades y recursos que los que en la actualidad tienen, lo cual es una gran ventaja porque tendrán la capacidad de adquirir más conocimiento por otros medios que de otra forma no habrían podido obtener. En Internet hay muchos cursos relacionados con ingenierías y diversas áreas (como ciencia de datos, machine learning) que podrían tomar, ya que tendrían las habilidades cognitivas para hacerlo. Técnicamente podrían tener un perfil mucho más competitivo que el que tienen muchos universitarios en la actualidad.

Es cierto que en la actualidad todavía el título es muy relevante a la hora de poder conseguir empleo: te abre muchas puertas. También es cierto que en el mundo actual hay una creciente tendencia a valorar los perfiles de los candidatos por sus competencias en sí más que por el título que tienen. No es que debamos de despreciar la universidad, es muy importante evidentemente por la transmisión de conocimientos, pero poco a poco el título en sí dejará de ser tan relevante dando paso a los conocimientos como tales y las habilidades y competencias. Esto quiere decir que quienes no pudieron estudiar una carrera pero que decidieron aprender educarse por cuenta propia tendrán cada vez más oportunidades de mejorar su calidad de vida. Evidentemente, se necesita visión a futuro para entender esto.

Tener muchos egresados universitarios en un país no es necesariamente la panacea. Es cierto que los países desarrollados tienen, por lo general, más egresados que los países subdesarrollados, pero también podemos constatar en la siguiente gráfica que no necesariamente tener más egresados universitarios deriva en más desarrollo y una mejor calidad de vida. Colombia y Rusia tienen un mayor porcentaje de graduados que casi cualquier país europeo y sin embargo su calidad de vida y sus ingresos son mucho menores.

También es cierto que, de una u otra forma, tener una educación básica eficiente se podrá traducir en un progresivo incremento de plazas universitarias por el simple hecho de que, al haber generado un mayor capital humano, habrá mayor producción y mayor desarrollo.

Es importante señalar todo esto para criticar el planteamiento que está haciendo este gobierno. Mejorar la calidad de la educación a veces puede no ser muy popular para los gobiernos porque los resultados no se ven a corto plazo y, por lo tanto, no generan votos. Aunque ofrecer más y más títulos universitarios sin ton ni son sí lo hace. El gobierno de López Obrador se ha decantado por la segunda opción, lo cual es un craso error.

Si en 2030 o en 2040 nos preguntamos por qué México sigue sin crecer, podremos mostrar como evidencia lo que está ocurriendo en la actualidad.

Si bien la Reforma Educativa de Peña Nieto era muy perfectible, había cosas que iban por el buen camino. La visión que se tenía de la educación a largo plazo era, a mi parecer, muy buena (otra cosa es evidentemente su implementación, cosa que evidentemente ya no pudimos evaluar ya que era un proyecto a futuro). Ahora no hay siquiera una visión a largo plazo en todos los niveles, y todo ello queda patente cuando la apertura de plazas universitarias tiene mayor prioridad que la educación básica e intermedia.

El problema con la propuesta actual de tratar de dar acceso a la universidad a más personas como se está haciendo con las «universidades para el bienestar» es que en vez de mejorar el capital humano, solo se estarán entregando más títulos, ya que no hay una apuesta por mejorar la educación básica (donde se adquieren las herramientas cognitivas). Además, la oferta académica en estas universidades es, cuando menos, anticuada (parece que regresé a 1960).

Básicamente, ofrecer más títulos universitarios sin mejorar el capital humano es como imprimir más billetes pensando en que así crecerá el mercado interno. Así como imprimir más billetes genera más inflación y deprecia la moneda, ofrecer más títulos universitarios indiscriminadamente, solo depreciará la educación universitaria. Y esto con costo al erario público.