
Hace unos días, en un nuevo programa llamado La Maroma Estelar del Canal 11 (es decir, con los recursos de la gente) afín al gobierno de López Obrador, se hizo una parodia de la politóloga Denise Dresser, a quien llamaron Madame Didí. A Dresser, además de ridiculizarla, la interpretaron con una fuerte dosis de clasismo.
Pero no quedó ahí. Dieron de alta una cuenta de Twitter de este personaje (que ya tiene 14,000 seguidores) para seguir parodiando y burlándose de Denise Dresser exhibiéndola como clasista y afín al poder (pero no el de la 4T, sino el otro, el de la clase política que se fue, el de los empresarios, el de la mafia del poder).
Llama la atención que, en vez de ver a medios de oposición parodiando a políticos, veamos a medios oficialistas parodiando a voces opositores que ni siquiera son parte de la política mexicana, como si ahora los patos le tiraran a las escopetas. Ahora resulta que la voz crítica es nada más ni nada menos que el oficialismo.
Pocos días después, David Ricardo, un joven que pertenecía a Wikipolítica y que luego migró a las filas de MORENA, publicó el siguiente tuit con la intención de desprestigiar a Futuro, el movimiento creado por la propia Wikipolítica con miras a convertirse en un partido político:
Hola @FuturoJal, durante los últimos días se han esparcido el rumor de que su proyecto es financiado por @ClaudioXGG y me parece muy preocupante. Para quitarnos las dudas, ¿hay alguna plataforma en donde podamos conocer a sus principales financiadores?
— David Ricardo (@DRicardo_98) June 12, 2019
Incluso, ante la respuesta de Futuro en las redes, siguió buscando desacreditar a este movimiento:
Qué malitos se ponen los wikis cuando les cuestionas lo mínimo de Futuro. Presumen que su proyecto es súper innovador pero cuando quieres debatir de su transparencia solo responden con ataques personales.
— David Ricardo (@DRicardo_98) June 12, 2019
¿A poco creen que el Kuma no se reúne con los señores del dinero a operar?
Si a estos casos les agregamos la publicación de una lista de periodistas que supuestamente recibieron dinero del gobierno de Peña Nieto, si le sumamos los ataques de López Obrador a Reforma, y el uso de hashtags como #NarcoReforma por parte de bots y fieles seguidores, podemos llegar a la conclusión de que hay una campaña sistemática para debilitar a la oposición, cualquiera que ésta sea.
Como escribí hace unas semanas, el gobierno de López Obrador no parece pretender ejercer censura directa, e incluso ha decidido gastar mucho menos recursos en publicidad oficial (mecanismo que muchos gobiernos han utilizado para chantajear o silenciar opiniones incómodas). Lo que sí es palpable es una campaña en contra de las voces opositoras para quitarles prestigio y autoridad moral.
Por eso los personajes de Madame Didí y las acusaciones a Futuro. En los dos casos buscan vincularlos con la una clase política desprestigiada y con una oligarquía que este gobierno dijo que combatiría (pero con la que López Obrador tiene juntas periódicas con empresarios (muchos de ellos cronies) para así dividir en la sociedad entre los que están con su gobierno (los buenos) y los que se oponen a él (los malos), evitando cualquier tipo de matiz.