El pensamiento crítico tiene que ver con poseer la capacidad de tener curiosidad y cuestionar por qué las cosas son de una u otra forma. El pensamiento crítico no sólo implica hacer este ejercicio con aquello con lo que se disiente, sino con las propias creencias y con uno mismo. Dicho esto, es condición necesaria ser crítico con uno mismo antes que con todo lo demás (detección de sesgos, prejuicios y disposición a escuchar lo que uno no gusta escuchar).
El pensamiento crítico no es simplemente llevar la contra al estado de las cosas y ponerse en el polo opuesto como mucha gente cree. Por poner un ejemplo, si el status quo es conservador, ser liberal no es condición suficiente (y ni siquiera necesaria) para decir que se tiene pensamiento crítico, ni a la inversa (un conservador dentro de un status quo liberal). El pensamiento crítico no puede ser simplemente llevar la contra al status quo porque de esa forma el sujeto se convierte en esclavo intelectual de dicho «polo opuesto», lo cual queda en evidencia cuando dicho «polo opuesto» toma el poder y termina desplazando al status quo anterior.
El pensamiento crítico no tiene ideología. Aunque las ideologías o corrientes de pensamiento puedan ayudar a ejercer el pensamiento crítico, éste no pertenece a ninguna de ellas.
El pensamiento crítico tampoco significa deconstruir lo establecido para poder justificar una moral (o ausencia de moral) conveniente a los intereses del individuo en cuestión y pensar que así todo se vale. No puede serlo porque así el sujeto se convierte en un esclavo de sus pasiones, y quien es esclavo no tiene la facultad de ejercer el pensamiento crítico.
El pensamiento crítico no busca destruir ni mucho menos relativizar, sino que busca cuestionar el estado de las cosas actual con la finalidad de mejorarlo, removiendo las falencias y preservando aquello que sí funciona.
El pensamiento crítico siempre tiene como fin aspirar al bien común, no a los intereses particulares.
Generalmente la corriente y lo establecido mantendrá una tendencia a no fomentar el pensamiento crítico, y buscará encuadrar al individuo dentro de una ideología o corriente de pensamiento. Dicha corriente no solo podrá disfrazarse de conservadurismo, sino que también será capaz de disfrazarse de una rebeldía falaz y sin causa que convierte a la destrucción en una moda. Aunque es muy posible que el status quo, tal vez sin intención, pueda darle algunas herramientas al individuo para ejercer su espíritu crítico (aunque no suficientes, por lo que el individuo necesitará buscárselas por su cuenta).
El pensamiento crítico no es gratis, es una habilidad que se desarrolla con el tiempo y nunca se termina de desarrollar por completo dadas nuestras naturales limitaciones como seres humanos.
Y por último, el pensamiento crítico no se presume (ahí deja de serlo inmediatamente porque queda supeditado a otra necesidad y, por tanto, convertido en esclavo), simplemente se ejerce.