El Chicharito está en la banca

Jul 25, 2025

En este artículo no me voy a centrar en la carrera futbolística del Chicharito, sino más bien en el fenómeno social en torno a sus videos y declaraciones que tanta polémica han causado en estas redes.

Soy consciente de que lo que escriba aquí no va a ser del agrado de todas las personas que lean este texto, y en realidad no importa, porque este espacio es para dar mi opinión y generar debate, no para quedar bien.

Así empezó la cosa. En mi TikTok apareció ese video donde el Chicharito está dentro de un carro en el cual decía:

Entonces, quieres a un hombre proveedor, pero para ti limpiar es opresión patriarcal. ¡Interesante!

Aunque sabía que ese contenido iba a generar polémica y, a pesar de su superficialidad (el Chicharito no es un intelectual ni mucho menos), pensé: igual tiene un punto.

A ver, es que en una relación o familia funcional los dos deben poner de su parte para sacar el barco a flote. Si esperas que el marido sea el que trabaje y te mantenga ¿qué vas a hacer tú en tu familia? Quien no trabaja se ocupa del hogar. Y lo mismo iría en el caso en que una mujer mantenga al marido (caso poco común en nuestro país, pero que sería lo consecuente en caso de que ocurra).

Pensé. Tal vez no lo expresó de la mejor forma pero, ta bien. No pasa nada.

Pero luego vino ese segundo video en el cual básicamente acusa a las mujeres de erradicar la masculinidad y dice que deben dejar liderarse por un hombre y sostener el hogar. Habla de energías masculinas y femeninas (lo cual es una construcción simbólica pero que no tiene ningún sustento científico ya que no son medibles ni verificables)

Es fácil advertir que, aunque el Chicharito lo diga en tono amable, el comentario es profundamente misógino. Básicamente le dice a la mujer que su papel está en el hogar. Este segundo video, a su vez, le da más contexto al primero al cual no le había dado mucha importancia.

Es importante hacer aquí una importante acotación. Si una mujer y un hombre deciden formar una pareja tradicional, es decir, que el hombre sea proveedor y la mujer se encargue del hogar, ello es completamente válido y respetable en tanto lo hagan desde su libertad de decisión.

No es lo mismo el respeto a quienes desean ese modelo de relación a indicar a una mujer que ese modelo de relación es el que debe de seguir. La postura de respeto, valga la redundancia, respeta la libertad de las personas a decidir qué camino quieren tomar. Decirle a una mujer que debe quedarse en el hogar es una forma de no reconocer la libertad que las mujeres tienen para elegir otra forma de relación o seguir una carrera profesional.

Y claro, en un contexto donde las mujeres han buscado ganar espacios y relevancia en el ethos social, este tipo de comentarios va a parecer a muchas personas muy insensible u ofensivo.

Podemos darle vueltas al asunto y tratar de entender por qué el Chicharito dijo lo que dijo. Que si su coach de vida Diego Dreyfus le lavó el cerebro, que si está frustrado porque está al borde del retiro y su nivel en la cancha es muy malo, que si pudiera ser que Chicharito tiene algún problema con el otro sexo, que si es tal o cual cosa.

Lo cierto es que no son pocas las personas en México que piensan como el Chicharito y eso es lo relevante. El quid del asunto es que el Chicharito es una persona muy famosa. Es uno de los tres futbolistas más importantes de la historia del país. Su discurso resuena en un sector de la población que por el efecto halo (en este caso, asumir que si una persona es virtuosa en un ámbito, debe serlo en los otros).

¿Derecho a decir lo que se dice?

El asunto de la libertad de expresión aquí se vuelve relevante. Yo soy una persona convencida del derecho de expresarse, incluso para decir sandeces como las que dijo el Chicharito, pero la libertad de expresión tiene consecuencias que deben asumirse, porque si la gente está en profundo desacuerdo con lo que dijo el Chicharito, entonces ellos tienen la libertad de recriminarlo y criticarlo fuertemente. Si yo voy a una Iglesia y, después de leer una de las lecturas, digo que Dios no existe y que todos están engañados, no estoy cometiendo delito alguno, pero es evidente que la reacción de quienes están en el recinto va a ser de profunda desaprobación.

Para que en una sociedad pueda existir una sana convivencia, es importante que existan reglas no escritas.

Y me parece absolutamente positivo (aunque algunos quieran calificarlo como censura) que la gente desapruebe expresiones como las del Chicharito, las cuales van en contra de la libertad de la mujer a decidir qué hacer con su vida para que, de esta forma, se concientice a la sociedad sobre ciertas ideas que pueden afectar la libertad de otros. Está muy bien que sea mal visto, como es mal visto hablar en favor de la esclavitud. Criticar y desaprobar lo que otra persona dice, en tanto no se le ejerza coerción efectiva, no es censura. También es, curiosamente, libertad de expresión.

Pero yo no creo que estas expresiones deban combatirse con la censura. Solo debe ser censurable aquello que, cuando se dice, puede poner en riesgo la integridad directa de otras personas. Por ejemplo, convocar a agredir a personas por su credo, color de piel o identidad sexual, etcétera.

En cierta medida no es del todo malo que este tipo de opiniones se lleguen a escuchar en tanto sigan siendo parte de las idiosincrasias de la gente, porque reconociendo su existencia se puede comprender que ese tipo de pensamientos están ahí y ser conscientes de que hay gente que sigue pensando así. Lo importante no es tanto que se diga menos que «las mujeres deben quedarse en el hogar» sino que menos gente realmente lo piense, y concientizar sobre ello es lo más importante. Para eso, hay que tomar el toro por los cuernos y profundizar sobre el fenómeno en cuestión.

Dada mi postura adversa hacia la censura, pienso que ni el gobierno ni la FMF deberían castigar al Chicharito por aquello que dijo (como, en efecto, sí hizo la Federación), pero sí están en su derecho de mostrar su posicionamiento ante los dichos del futbolista (como también ocurrió) y también es cierto que, de acuerdo con sus intereses comerciales, las empresas que patrocinaban a este jugador son libres de dejar de patrocinarlo (como ocurrió con la marca Puma).

Los actos de censura suelen empoderar a aquellas personas que tienen tales ideas para victimizarse y legitimar aquello que dicen. Además, las políticas que buscan regular la conducta, por más bien intencionadas sean, suelen ser muy contraproducentes. Las políticas de violencia de género en México han sido poco utilizadas para defender realmente a las mujeres de actos de misoginia y sí han servido mucho como mecanismo de persecución política de opositores, como acaba de ocurrir con el escándalo de Dato Protegido.

Dese cuenta, mi compa

Estas expresiones lamentables del Chicharito se dan en un contexto donde, como respuesta de la liberación de la mujer, muchos hombres sienten incertidumbre sobre cuál es su rol y se sienten amenazados.

Los cambios sociales, por más buenos y necesarios que sean (como estos) siempre traen efectos colaterales que hay que abordar porque si estos efectos generan la suficiente masa crítica pueden llegar a boicotear estos avances y mover la «ventana de Overton» para que la idea de la mujer más sumisa se vuelva a normalizar. Esta transición a la equidad es relativamente fácil para los hombres que son conscientes de que la equidad de género es algo justo y valioso y están empapados del tema. No lo es para muchos otros que no saben cómo adaptarse ante dichos cambios y que, vale decir, han quedado desatendidos.

Y ante esta desatención aparecen figuras como Andrew Tate, El Temach y demás gurús de la «masculinidad» que, para llenar ese vacío, proponen una suerte de retorno a lo pasado, a lo conocido, al rol del hombre proveedor que lidera a la mujer.

Tampoco es casualidad alguna que en muchos países se esté expresando un political divide donde las mujeres tienden a un voto más progresista y los hombres a un voto más conservador. En teoría, con el tiempo esta fricción debería comenzar a ceder, pero por el momento parece no hacerlo.

Y tal vez acá es donde nos deberían llevar los dichos del Chicharito. Mucha gente lo festeja, lo ve como un «buen madrazo a los progres», algunos hasta gritan «hombres, hombres», lo ven como una reivindicación del hombre, sobre todo de aquél hombre que se siente abandonado porque no sabe cómo adaptarse a estos cambios y que ha acumulado una cantidad de resentimiento que no duda expresar en las redes sociales.

En este contexto, la censura solo termina fortaleciendo este encono y dando legitimidad a su postura: por eso se vuelve contraproducente. Cuando no hay debate o intercambio de información que les ayude a contrastar sus posturas y, en cambio, existe un creciente sentimiento de persecución, la gente comienza a tomar posturas más duras y determinantes.

A pesar de que la vida del Chicharito ha venido en picada en los últimos años y que su comportamiento ha cambiado (para mal) en ese tiempo, no creo que sea una mala persona más allá de prejuicios que pueda tener. También es cierto que, cuando eres una persona con gran relevancia, lo que dices resuena mucho y eres responsable de aquello que dices. Si yo digo una sandez en Twitter tal vez me lleguen diez personas a criticar y hasta lo ignore, pero si lo hace el Chicharito, hasta los medios se le van a ir encima y él debe de ser consciente de eso.

Tal vez hablar de un video polémico del Chicharito en un país sumido en una deriva autoritaria y donde muchas mujeres son violadas y asesinadas pueda parecer algo trivial, pero me parecía importante hacerlo y expresar mis reflexiones por lo que esto deja entrever.