
Lo que voy a decir posiblemente cause polémica:
Tengo una hipótesis:
En todas las ideologías, causas ideológicas (ya sean de izquierda, derecha, progres o fachas) e incluso religiones, siempre existe una suerte de minoría o élite intelectual ilustrada, capaz de comprender a profundidad y reflexionar críticamente sobre aquello que defiende; y por otro lado, una mayoría que repite eslóganes o conceptos prefabricados—en muchas ocasiones elaborados por esas mismas élites—que se comunican de manera simple y superficial, pero que rara vez llegan a entender completamente.
Esta minoría suele caracterizarse por una curiosidad intelectual más aguda, inteligencia generalmente superior al promedio, mejor nivel educativo y mayor disponibilidad de tiempo para estudiar y analizar sus convicciones. La mayoría, en cambio, suele asumir una actitud más bien seguidora; pueden ser extremadamente combativos—especialmente en redes sociales—y encuentran en dichas causas una motivación identitaria y un sentimiento de pertenencia. Aunque es posible que lean y se informen hasta cierto punto, raramente profundizan más allá de lo básico.
Es importante señalar que los líderes de opinión en una ideología específica no siempre son intelectuales, ni todos los intelectuales llegan a ser líderes de opinión. De hecho, especialmente en plataformas digitales, abundan figuras que adquieren relevancia no por sus méritos intelectuales, sino por su capacidad de confrontación y por saber decir exactamente lo que los demás desean escuchar (sesgo de confirmación).
Incluso, no es improbable que alguna persona proveniente de la mayoría menos ilustrada termine liderando o siendo un actor relevante dentro de una causa específica. En otras palabras, alguien puede ocupar posiciones elevadas dentro del organigrama o estructura de una causa, pero sin pertenecer necesariamente a la «élite intelectual» de dicha causa. Generalmente llegan a posiciones destacadas debido a su actitud combativa, habilidades sociales y políticas o talento en la oratoria, más que por capacidades intelectuales sobresalientes (algo relativamente común en el ámbito político).
Este fenómeno puede describirse mediante una distribución tipo Pareto: el 20% que domina más profundamente los temas genera, analiza y transmite aproximadamente el 80% del conocimiento circulante dentro de cada causa o ideología. Evidentemente, dicha distribución podría ser más o menos marcada dependiendo del contexto social que se analice.
También es cierto que esta frontera entre la mayoría y minoría no es abrupta sino un tanto gradual. Es decir, entre esa minoría más ilustrada hay quienes son aún mucho más ilustrados y entre la mayoría habrá un porcentaje de personas que tengan algo más de conocimiento y en el otro extremo personas que casi ignoren y desconozcan lo que están defendiendo.
Al igual que ocurre con élites económicas, políticas, científicas o artísticas—en las que una minoría ejerce la mayor influencia—algo similar sucede en todos los «ismos» que existen en nuestras sociedades.