¿Quién es un pendejo? ¿Cómo podemos saberlo?
Aunque algunas veces se asocia el ser un pendejo con la falta de inteligencia (lo cual es una falsa analogía), esto poco tiene que ver con las capacidades cognitivas. Ser pendejo es una cuestión de falta de voluntad y actitud, de no hacer donde el ser humano sí tiene el potencial de hacer y no está restringido para hacerlo.
No ser letrado o culto no significa ser un pendejo, aunque las razones por las que no lo sea sí (falta de voluntad) pueden denotar que sí lo es. Una persona letrada puede llegar a ser un pendejo ya que, aunque tiene conocimientos, la pereza y la falta de voluntad a la hora de interpretarlos o a la hora de hacer inferencias lo exhiben. Una persona que no es letrada porque decidió hacer uso de su esfuerzo y voluntad en otros ámbitos (digamos, en crear una empresa) no es un pendejo, porque no es perezoso ni le falta la voluntad. Incluso, aunque no sepa mucho, se nota que, con el poco conocimiento que tiene a la mano, puede hacer inferencias bastante aceptables porque no le da pereza pensar.
Un pendejo no es aquel que tiene algún retraso o discapacidad mental. Sobre de este último es injusto e irresponsable hacer un juicio de valor ya que es su fisiología lo que limita su óptimo desempeño intelectual. Por el contrario, los progresos intelectuales que aquel haga serán más meritorios que los de una persona normal ya que implican un mayor esfuerzo y voluntad, por lo alejarán aún más de la pendejez.
Tampoco es un pendejo quien, por motivos ajenos a él, ignora muchas cosas, como aquellos que viven en la pobreza y no tuvieron acceso a la educación. De hecho, algunos de ellos pueden adquirir por medio de la experiencia una sabiduría tal que llamaría la atención de las clases urbanas educadas.
El pendejo es más bien aquella persona que, teniendo las potencialidades cognitivas e intelectuales para no ser un pendejo, decide serlo. El ser un pendejo se traduce en la falta de voluntad para no ser un pendejo y que se refleja en la pereza y la mediocridad del espíritu. Lamentablemente para él, ya que no desarrolló las habilidades necesarias para no ser un pendejo, no podrá ser consciente de que sí lo es, ya que para saber quién es o no un pendejo es requisito no serlo.
Y es su culpa, y de nadie más.