Attolini vs Majluf. Dos Méxicos a debate.

Feb 27, 2019

Antonio Attolini y Pablo Majluf se enfrascaron en un interesante y álgido debate, el cual es interesante porque representa muy bien la esencia de dos Méxicos muy diferentes.

Foto: Radio Centro

En el programa de Julio Astillero en Radio Centro (cadena de radio que ha empezado a ganar notoriedad) se suscitó un debate muy apasionado que fue anunciado con bombo y platillo. Vaya, hay que agradecerle a Julio Astillero su disposición para crear debates entre individuos tan disimiles e incluso darles un espacio a aquellos que ya traían pique en Twitter.

Estos ejercicios son interesantes, pero no solo por la discusión en sí (no siempre mantienen un buen nivel, producto más de los debatientes que de el formato) sino por lo que estas discusiones reflejan sobre la realidad política de nuestro país. Y en este contexto, el debate entre Antonio Attolini y Pablo Majluf fue muy ilustrativo.

Antonio Attolini llega representando la esencia retórica y dialéctica de MORENA, posiblemente en su peor versión. Pablo Majluf llegó representando, no a esa «derecha visceral e histérica» incapaz de formar una oposición digna y que es la que más resuena, sino a ese pequeño reducto intelectual que cree en la democracia liberal y sus valores, ese que cubre un cacho del espectro ideológico que abarca desde el liberalismo hasta la socialdemocracia (que de todos modos para los incautos para Attolini siempre los van a catalogar como de derecha), que cree en los contrapesos y en la participación ciudadana.

Desde ahí ya hay una desventaja, ya que Attolini representa al gobierno que está en el poder y Majluf representa una proporción minoritaria de la ya pequeña oposición al gobierno de López Obrador, tal vez lo poco rescatable de eso que llamamos oposición. En este sentido, la relevancia de lo que Attolini representa es mucho más grande que lo que representa Majluf.

Attolini llevó la retórica, Majluf llevó los argumentos. Me parece que Pablo Majluf subestimó a su rival, uno muy cínico, agresivo y visceral, porque en un debate los argumentos son necesarios mas no suficientes. El debate es todo un arte, no solo hay que saber argumentar sino saber «cómo hacerlo» y luchar por ellos en la arena. A Majluf lo noté nervioso al principio, como si hubiese recibido unos madrazos apenas al salir del vestidor y apenas se estuviese dando cuenta de lo que había pasado. Luego se recuperó y entendió de qué iba esto. Pero, aunque Majluf siempre tuvo los argumentos de su lado, Attolini siempre tuvo el control emocional de la contienda.

No conozco bien a Pablo Majluf, pero en el debate me dejó en claro que es alguien que sabe matizar, que sabe entender la complejidad del asunto. Attolini solo sabe ver blancos y negros (cosa que, de hecho, hace a propósito) y llega a ser tan cínico y poco ético en el debate que acusa falsamente a su contrincante de hacer lo mismo. Un ejemplo es cuando a Attolini le preguntaron cuáles eran los errores de AMLO en estos tres meses y a a Majluf cuáles eran sus aciertos. Majluf supo reconocer de forma fácil tres aciertos de su gobierno, Attolini no estuvo nunca dispuesto a reconocer error alguno.

Mientras que es evidente que Pablo Majluf se ha concentrado en el ámbito intelectual, Antonio Attolini, el otrora autonombrado líder de #YoSoy132, ha practicado mucho sus habilidades de retórica o debate, pero no con el fin de saber ganar un buen debate, sino con la finalidad de destrozar al adversario violando las reglas de lo que un buen debate es. como si se tratara de un boxeador que le pone espinas a su guante y no le importa si ello implica que lo descalifiquen porque lo que le importa es ver a su adversario en la lona sangrando.

Attolini se ha preparado para imponerse, para evocar las más oscuras emociones de los oyentes y de sus simpatizantes. Attolini no espera tener el mejor argumento sino generar la percepción de que está destrozando a su rival y que los suyos se emocionen al verlo. Majluf le dice que aquello que ha dicho es una falacia ad hominem y Attolini le responde que se vale. Attolini ni se preocupa por negar que esté defendiendo a un potencial régimen de partido único (MORENA) como el que tanto dijo combatir (PRI). El simpatizante de MORENA relativizó todas las acusaciones, ni siquiera las desmintió. Buscó humillar y despreciar a Pablo Majluf, haciendolo notar como irrelevante, como reaccionario y como contradictorio (cuando era él el que caía en las más aberrantes contradicciones) porque parte de la tesis de que lo que importa no es la realidad sino la percepción del espectador, al cual busca engañar tergiversándola para crear la falsa creencia de que él ha ganado el debate.

Llama la atención que sea un joven como Antonio Attolini quien muestre serias manifestaciones de intolerancia a la hora de debatir, que considere que cualquier oposición es despreciable y que está necesariamente movida por oscuros intereses y que la única que vale es aquella comodina, timorata, aquella que no incomoda al régimen.

Tanto Attolini y Majluf fueron como representantes de «aquello que representan». El primero representando un aura de intolerancia y agresividad, el otro capaz de matizar, de ser crítico (incluso con aquello que defiende) pero que todavía le falta algo más para defender sus ideas.

Ayer, en la mesa de Julio Astillero vimos dos porciones de México.