Análisis del segundo debatín chafín

May 21, 2018

El segundo debate nos mostró la profunda decadencia de nuestra clase política. Tuvimos a cuatro mediocres candidatos que no estuvieron a la altura de las circunstancias.

Análisis del segundo debatín chafín

¿Cómo poder reseñar un debate tan aburrido, tan deplorable y tan decepcionante como el que tuvimos? No fue el formato, no fueron los moderadores (aunque creo que Yuridia no estuvo a la altura), fueron los candidatos. Estimados, tenemos unos candidatos deplorables y no entiendo como algunos se dan el lujo de perder amigos y hasta familiares por defenderlos. 

¿Quién ganó el debate? Es una pregunta muy debatible y compleja de responder, pero lo que sí estoy seguro es que el gran perdedor es México.

Vamos al grano. Lo primero que tengo que decir es que ninguno aportó gran cosa en materia de política exterior. Es un tema demasiado importante dada la coyuntura de nuestro país (con el TLCAN en plena negociación) y ninguno estuvo a la altura, ni siquiera Meade quien tiene experiencia como canciller. Fue terrible, puros lugares comunes, puras palabras al aire. Puras acusaciones, peleas dignas de un patio de primaria. ¡Vaya! Un circo terrible.

López Obrador

A mi parecer López Obrador fue el ganador. No porque sea bueno debatiendo, no porque tenga las mejores propuestas. Simplemente porque tenía que ir a conservar su ventaja, y todo parece ser que así va a ser. Me preocupa que el candidato de MORENA no sepa ni un ápice de política exterior, es un ignorante del tema, no sabe absolutamente nada y ni su larga experiencia como político lo ha motivado a aprender algo. También preocupa su escasa agilidad mental, la cual se nota incluso cuando intenta hacer chistes. Básicamente me preocupa que quien será, casi con toda seguridad, nuestro próximo presidente, tenga carencias en cuestiones tan elementales. Me preocupa que recursos como ese de «Ricky Riquín Canayín» le funcionen y le aplaudan por eso. Son patéticos pero funcionan.

A López Obrador le fue bien por dos cosas: primero, porque sus contrincantes desperdiciaron muchas oportunidades para noquearlo; y segundo, porque AMLO se mostró más despierto y sonriente en el debate, cosa importante después de haber sido criticado por, supuestamente, tener problemas de salud. A pesar de que Anaya logró hacerlo enojar alguna vez, AMLO enrareció el debate con sus ocurrencias y eso hizo que muchas de las críticas quedaran fuera de foco. El recurso de la cartera le funcionó muy bien, así logró esquivar lo que hubiera sido un golpe de Anaya quien se regresó frustrado a su lugar. 

A pesar de su torpeza al hablar y su ignorancia en temas puntuales, AMLO mueve sentimientos y lo hace muy bien cuando está de buenas. 

Ricardo Anaya

Sí, fue el que debatió mejor, el que llegó más preparado, quien llevó más libros, apuntes y láminas. Pero en un debate presidencial no siempre gana el que debate mejor sino quien rentabiliza el debate a su favor y Anaya no lo logró. 

Ricardo Anaya tenía que ir a buscar el voto blando de Andrés Manuel, ese voto que ganó en los últimos meses y que no está compuesto por incondicionales. Para eso tenía que lograr tres cosas: 1) Presentarse como antisistema, 2) Asestarle golpes contundentes a AMLO y 3) Crecer por méritos propios:

Anaya sólo logró lo primero. Mantuvo una crítica con el gobierno actual y eso estuvo bien. De hecho, al principio creí que, aprovechando la ignorancia de López Obrador en materia de política exterior, Anaya se comería a López Obrador, pero no ocurrió, lo cual nos lleva al segundo punto: 

Anaya no logró noquear a AMLO, lo logró hacer enojar una vez pero nunca lo tumbó. En algunos casos los golpes fueron poco certeros y López Obrador logró darles la vuelta con sus chistes o en alguna ocasión con uno que otro argumento. Ricardo Anaya mintió en ocasiones cuando hizo algunas de sus acusaciones y llegó a ser exhibido por ello. 

El panista tampoco logró crecer por sus propios méritos. Yo había dicho anteriormente que debajo de su elaborada retórica no hay mucha sustancia y eso quedó, a mi parecer, muy evidente en este debate. ¿Por qué quiere ser Anaya presidente? ¿Como sería su gobierno? ¿Con quienes trabajará? ¿Cómo piensa Anaya? No respondió esas preguntas y su persona sigue generando incertidumbre. Pero aún para él. A pesar de ser elocuente, no inspira confianza. Su lenguaje corporal tiene rasgos esquizoides, su sonrisa y sus expresiones de la cara son muy falsas.

Si he dicho que con una eventual presidencia de López Obrador podría haber algunos riesgos, no podría decir lo opuesto de Anaya. Al no resolver todos estos dilemas, veo muy difícil que logre alcanzar a AMLO en las encuestas.

José Antonio Meade

El candidato del PRI mejoró bastante. Se vio más elocuente y supo hilar argumentos de mejor forma. Se veía que venía entrenando y su mejora ya se palpaba en los últimos programas a los que lo invitaban a participar. Pero creo que no fue suficiente, sobre todo porque no logra o no quiere desligarse del corrupto gobierno de Peña Nieto y porque ya es demasiado tarde. La idea de que la elección es entre Anaya y López Obrador ya quedó impregnada en la cabeza de la mayoría de los electores. 

Lo que sí podría criticar de Meade es que, a pesar de haber sido canciller, no mostró muchas tablas ni un gran conocimiento en el tema. En ese sentido, también desperdició una oportunidad. Concuerdo con quienes dicen que es el mejor candidato (el problema es el partido que lo postula) pero nunca logró exhibir del todo su amplio conocimiento sobre el tema. Veo muy difícil que logre salir del tercer lugar en donde está estancado. 

El Bronco

Una vergüenza. No puedo decir más. 

Conclusión

El debate no va a mover muchas cosas. En las encuestas que ya han sido publicadas y que preguntan quién fue el ganador del debate Anaya aparece en un primer lugar, pero apenas por encima de AMLO. Anaya tenía que generar la percepción de que su triunfo fue contundente (cosa que había logrado en el primer debate) para rentabilizarlo con una estrategia posdebate. Lamentablemente no lo logró, se quedó a medias cuando tenía que dar el estirón para alcanzar el voto blando de AMLO, ese que vale doble.

No sé si este arroz ya se coció pero creo que el resultado de este infame debate pone a López Obrador cada vez más cerca de la presidencia. Lo único rescatable fue el formato. Por lo demás, los mexicanos deberíamos reflexionar y preguntarnos por qué es que tenemos candidatos tan mediocres. 

Esta es nuestra realidad y el debate (si es que se puede llamar así) nos lo recordó, y esos son los candidatos que van a estar en la boleta.