Las elecciones del 2018, por un decirlo, ya comenzaron. Y comenzaron con los candidatos independientes que se cuentan por decenas, quienes se registraron ante el INE y que ahora tienen el objetivo (imposible para unos, no tanto para otros) de recabar casi un millón de firmas.
El panorama se complica si partimos de que los ciudadanos no le pueden dar su firma a más de un candidato independiente. Por un decir, si ya firmaste por la candidatura de Margarita Zavala, no lo puedes hacer por la de Pedro Ferriz.
No creo que Margarita ni Pedro tengan demasiados problemas para conseguir las firmas. Margarita tiene una base electoral lo suficientemente firme y Pedro Ferriz es un comunicador muy conocido. Incluso pienso que a Marichuy le alcanzará. Los otros candidatos, los menos conocidos, verán que su travesía es casi imposible.
Entonces, si hablamos de que varios candidatos independientes aspiran a juntar un millón de firmas, y que algunos (como el propio Pedro o Margarita) aspiran hacerlo dentro de las zonas urbanas que es donde su imagen está más posicionada, es probable que alguien de ellos te pida su firma. Pero ¿vale la pena?
Los candidatos independientes no son garantía de nada, su condición de independientes no garantiza que gobiernen bien ni garantiza que estén libres de intereses. Son una alternativa a los candidatos partidistas, no vienen a sustituirlos. Por lo cual, a la hora de hacer una elección, a los independientes se les debe de medir con la misma vara.
También, aunque coincidan en ser independientes, lo son por razones muy distintas, y dichas razones tienen mucho peso. Margarita, Armando Ríos Piter y El Bronco militaron en partidos políticos durante toda su vida, de los cuales sólo se salieron cuando decidieron que era políticamente rentable hacerlo. Tampoco es lo mismo Marichuy que viene de una comunidad indígena que Pedro Ferriz quien es uno de los comunicadores más conocidos del país. Las propuestas de los independientes (que importan mucho) varían de forma considerable, y su ideología política (que también importa) muestra muchas variaciones: Mientras que Ferriz y Margarita se pueden ubicar a la derecha, Ríos Piter puede ser calificado de socialdemócrata. Ferriz quiere ser presidente, porque dice, está harto de la corrupción, Margarita porque no la dejan ser candidata del PAN, Marichuy, ante la imposibilidad de ganar, quiere poner en la mesa temas relacionados con el género y el indigenismo. Otros tienen un interés más oscuro, como ayudar a fragmentar el voto opositor a favor del PRI.
A pesar de que son candidatos muy disimiles, coinciden en una cosa: todos atacan al establishment, adoptan el discurso de que los partidos ya no sirven y que debemos sacar a la clase política a patadas.
Todos prometen un cambio, hasta los que están construyendo su propia candidatura como Edgar Portillo. Apelan a representar «ahora sí» a los ciudadanos, se venden como si fueran parte de la propia ciudadanía y no de la clase política (aunque algunos de ellos apenas hayan salido de ahí), publican videos y mensajes motivadores. Mercadológicamente es lo que funciona. Lo primero que se le viene a la mente al asesor político es que la frase «candidato independiente» puede disociarse de la frase «clase política» porque formalmente no es parte de ella. Y como puede disociarse, entonces también puede separarse de sus vicios (aunque en la práctica sea algo bastante más complejo):
Pero prometer un cambio y señalar la corrupción es fácil (sobre todo para un independiente que no tiene compromiso alguno y que no va a pagar ningún precio por ello), crear un discurso alentador como ellos hacen no sólo es algo que no cueste mucho trabajo sino que es algo más bien bastante predecible. Estoy seguro que entre los independientes, hay quienes tienen más autoridad moral para representar a la ciudadanía que otros.
Y como prometer es fácil, entonces no debería ser una de las razones por la que le vas a dar tu firma a un candidato. Por eso, considero que es importante tomar en cuenta las siguientes características.
1) El candidato deberá mostrar un plan de gobierno sensato y creíble. Es cierto que a estas alturas es difícil que puedan presentar algo muy concreto, pero es importante, al menos, que sepan qué es lo que van a hacer si llegan a Los Pinos. Frases como «vamos a combatir la corrupción» o «voy a fortalecer a la ciudadanía» suenan muy bonitas pero no dicen nada. Tampoco promesas absurdas como «voy a hacer que México gane el mundial». Pregúntate: ¿lo que promete es viable? ¿Sus promesas van relacionadas con las necesidades que el país tiene?
2) Deberás investigar quien acompaña al candidato. Eso habla mucho de él o ella. Por ejemplo, si muchos académicos apoyan una candidatura dice una cosa, si ex presidentes lo hacen, dice otra cosa. Si nadie lo acompaña, también dice algo. Aunque no tengan partido, es muy difícil (y absurdo) que vayan completamente solos. Necesitan un equipo, gente u organizaciones que les de soporte. Aquí pregúntate: ¿quienes lo acompañan me inspiran confianza? ¿Me representan de alguna forma o percibo que nada más son grupos de interés?
3) Trayectoria. No bastan las buenas intenciones para gobernar, también es importante que el candidato esté preparado para hacerlo. Aunque no haya participado directamente en política, deberá mostrar que su trayectoria lo capacita para el cargo, que se haya molestado en prepararse (por medio de estudios o similares) y que dicha trayectoria sea honorable: ¿su trayectoria lo capacita para el cargo? ¿Su trayectoria es honorable y me inspira confianza?
4) Es importante tomar en cuenta todo lo que ya había mencionado. Pregúntate ¿Por qué quiere ser candidato independiente? ¿De dónde viene? ¿Me inspira confianza? ¿Cuál es su postura política con respecto a diversos temas? Incluso analiza su carácter, su lenguaje corporal. ¿Es una persona abierta o es una persona necia? ¿Parece sincero o siento que nada más está actuando para convencerme?
Una vez que te hayas contestado estas preguntas, podrás determinar si vale la pena darle la firma al candidato independiente que te lo pida. Así, nos ayudarás a hacer el favor de que quienes estén en la boleta sean candidatos independientes que tengan un propuesta y sí puedan ser una buena oposición.
Porque hasta para elegir al candidato independiente a quien le vas a dar tu firma tienes que pensar con la cabeza.