La dictadura Feminazi

Dic 17, 2016

Algunos dicen que respetar a la mujer es un capricho de las "feminazis". La verdad es que respetarlas es casi una ley universal que no tiene objeción.

La dictadura Feminazi

Que yo recuerde, la violencia de las mujeres siempre ha sido algo condenable y no un invento del feminismo radical. Desde hace muchas décadas se decía que a la mujer no se le debería de tocar ni con el pétalo de una rosa. De chico a mí me enseñaron en mi casa a respetar a las mujeres. Incluso, décadas atrás, cuando era mal visto que una mujer pudiera desempeñar los mismos roles que el hombre, no era algo socialmente aceptable que un hombre le pusiera encima una mano a una mujer.

La razón es simple y fácil de entender -aunque parece que muchos no lo entienden-: físicamente la mujer es  vulnerable ante el hombre, y dentro de un conflicto donde la fuerza física está involucrada, la mujer -a menos que levante pesas y el hombre sea un haragán que no ha levantado un pie en su vida- se encuentra en franca desventaja. En ese contexto, la desventaja que tiene la mujer ante el hombre es más grande que la ventaja que la mujer pueda tener en otros contextos -por ejemplo, en el que la mujer suele tener mayor habilidad verbal que el hombre-.

Si dos hombres se enfrascan en una pelea donde hay contacto físico, no hay una condena unánime en contra de los involucrados por la pelea per sé -aunque sí puede haberlo por sus causas o el contexto-, porque se encuentran en condiciones relativamente similares y ambos tienen ciertas posibilidades de defenderse. Ese juicio sí existe (o debería existir) cuando el hombre agrede a la mujer aunque el conflicto tenga origen en un evento ocasionado o atribuido a la mujer, porque existen otras formas mediante las cuales pueden dirimir sus diferencias y donde no hay una desventaja abismal del uno con respecto al otro. Es decir, si la mujer dijo algo hiriente al hombre en cuestión, él puede defenderse en el mismo contexto, pero si la agrede físicamente se le reprueba.

Lo mismo sucede si un adulto agrede físicamente a un anciano o a un niño. La condena es o debería ser unánime en tanto el niño o un anciano no tiene cómo defenderse ante un adulto.

De la misma forma los boxeadores profesionales tienen prohibido involucrarse en peleas por las ventajas que les da su profesión.

Lo que preocupa es que ahora muchos intenten justificar la violencia contra la mujer argumentando que no solamente que es un capricho de la mujer, sino que es parte de una agenda o una imposición, como si respetar a la mujer fuera una «modita nueva» y no algo que siempre ha sido parte de nuestra sociedad. Afirmaciones emitidas en Twitter en contra de Ana Gabriela Guevara -quien fuera agredida por varios hombres- como: -Ya es justo que el hombre recupere su lugar-, -Se lo merece, hasta parece hombre-, son un claro ejemplo de que algunos no solo relativizan la violencia contra las mujeres.

Los más moderados dicen que debemos considerar la violencia contra las mujeres como cualquier acto de violencia. La reprueban, pero de alguna forma la relativizan. Otros van más allá agrediendo en las redes a las mujeres que fueron parte de una agresión. Hay que rematarlas.

Reducen a todas aquellas personas quienes se preocupan por las mujeres a los grupos feministas radicales cuando muchos de estos últimos no sólo no forman parte sino que son críticos de esas corrientes feministas más extremas. Para tratar de anular su argumento, les llaman feminazis (sin importar si es hombre o mujer el que se indigna ante el problema). Son como Hitler, dicen; pero ellos mismos llegan a celebrar la violencia en contra de las mujeres, cosa que no es común siquiera dentro de regímenes totalitarios. 

Otra cosa. Qué una mujer sea físicamente vulnerable no la excluye de clamar por la equidad en todas esas áreas donde se encuentra en condiciones iguales al hombre. Por ejemplo, en lo referente a habilidades intelectuales tales como poder trabajar, aspirar al servicio público y demás. 

Si bien, yo no comparto esa idea muy en boga de que la única diferencia entre los sexos masculino y femenino son anatómicos -todo esto que cuento es prueba de ello-, si creo que alcanzar la equidad de género es necesario y eso de ninguna anula el respeto que el hombre debe tener a la integridad de la mujer.

Y no, esto no es una amenaza al hombre, yo no me siento amenazado ni creo que nadie quiera «quitarme mis privilegios», simplemente se trata de respeto y velar por la integridad de los demás, es sentido común.