Los 6 tipos de usuarios de Internet (y por qué no es tan democrático)

Nov 30, 2016

El Internet no ha democratizado al mundo porque no todos están igualmente preparados para consumir o generar información. Pero ¿qué rol juega cada quien?

Con la llegada de Internet pensamos que la democracia se iba a consolidar. El argumento esa muy sencillo: si la información está al alcance de todos, entonces todos pueden beneficiarse de ella. Gracias a Internet ya no existirían medios unidireccionales que monopolicen la información sin que el usuario pudiera responder o interactuar. Entonces, se decía, la ignorancia cerraría sus puertas para crear una sociedad compuesta solamente de ciudadanos críticos e informados. Nada más falso.

Los 5 tipos de usuarios de Internet (y por qué no es tan democrático)

eldiario.es

Pensamos que la amenaza a esa democratización y posibilidad de compartir conocimiento peligraba gracias a mecanismos institucionales restrictivos como la Ley SOPA. En realidad, parece que la disponibilidad del conocimiento puede ayudar a reforzar la desigualdad -tanto económica como intelectual- dentro de una sociedad porque nuestra capacidad económica y nuestra capacidad intelectual condiciona lo que podemos hacer con dicho conocimiento.

Ciertamente, Internet ha abierto puertas a aquellos que antes no tenían acceso al conocimiento. Por ejemplo, personas de países en desarrollo que no podrían aspirar a estudiar una carrera -pero que gracias a sitios web como coursera.org o edx.org pueden adquirir conocimiento para especializarse de forma gratuita-, son mejores profesionales con un mejor ingreso. Pero de la misma forma, una persona que antes se encontrara en una posición relativamente cómoda y que no ha podido o querido adaptarse a Internet, puede verse perjudicada. Por ejemplo, personas con trabajos que han sido reemplazados por el desarrollo tecnológico.

Decía que los seres humanos no nos encontramos en las mismas condiciones. Tenemos distintos ingresos, nacemos en condiciones totalmente distintas, algunos tuvimos más suerte que otros, unos somos más inteligentes o tontos que otros, unos somos más sociables o antisociales que otros, unos tenemos más valores y principios que otros, y algunos tenemos más o menos criterio que otros. Debido a estas diferencias, que pueden ser atenuadas pero nunca eliminadas, es que en el mundo hay ganadores y perdedores. Y de igual forma, hay quienes ganan mucho más con Internet que otros.

Entendiendo estas diferencias, me atreví a hacer una escala de usuarios de Internet y su papel con la información que ahí se genera. Tal vez pueda escucharse un tanto reduccionista al simplificar el rol del individuo en Internet de esta forma, pero creo que es la forma más fácil de explicar cómo la gente genera o consume contenidos en Internet, y cómo es que estos roles generan una condición de desigualdad:

  1. El capitalista
  2. El influencer
  3. El técnico
  4. El crítico (o informado)
  5. El ingenuo
  6. El ignorante (o anticuado)

Esta lista está organizada -de mayor a menor- por la capacidad que cada uno tiene para beneficiarse de la información en Internet. A los primeros dos -el capitalista y el influencer- los podemos considerar emisores -es decir, ejercen influencia sobre los demás al emitir o controlar la información-, mientras que los otros tres son receptores de la información. El técnico, por su parte, puede jugar ambos papeles.

Antes de empezar a describir a cada uno, debo señalar que aunque coloqué al capitalista por encima del influencer, no siempre sucede que el capitalista tenga más poder de influencia que el influencer. Es decir, un influencer podría ejercer más influencia que aquel que tiene algunos millones de dólares para invertirlos en pauta y big data. También se puede dar el caso que el individuo juegue más de un papel. Un influencer que amase dinero gracias a la publicidad en Youtube y lo invierta para tener mayor alcance, podría ser considerado capitalista también.

También un emisor puede jugar al mismo tiempo el papel de un receptor. Un influencer, por ejemplo, puede ser un crítico, o bien, puede jugar el papel del ingenuo, con lo cual logrará amplificar la desinformación dentro de Internet.

De igual forma un crítico podría llegar a jugar el papel del ingenuo en más de alguna ocasión. Que suela estar informado no lo hace completamente inmune de caer en alguna trampa.

Pero aún haciendo estas aclaraciones, el individuo terminará siempre jugando más un papel que los otros. El capitalista será siempre más capitalista que influencer, y el crítico será la mayor parte de las veces crítico y no ingenuo.

1.- El capitalista

El capitalista, Donald Trump, Facebook

El capitalista se encuentra en la punta de la pirámide social: ha amazado mucha fortuna, y así como puede invertir en bienes raíces o empresas, también puede invertir dinero para influir en la opinión pública -de forma positiva o negativa-. No sólo es el capitalista tradicionalmente hablando, sino quien tiene dinero a su disposición, como pueden ser los gobiernos o diversas instituciones.

Vamos a decir la verdad, quien tiene más dinero tiene mayor capacidad de influir -o manipular- a la opinión pública. Dentro de esta categoría no sólo podríamos considerar a individuos, sino a empresas como tales. Quienes tienen capital pueden invertir en tecnología o infraestructura. Google o Facebook pueden considerarse capitalistas: casi toda la información que circula por Internet pasa por ellos, y aunque, al menos en teoría, tomen una postura neutral con respecto a la información, al modelar la estructura por la cual la información circula, terminan ejerciendo influencia porque condicionan la forma en que el usuario final la consume.

Un individuo o empresa que tenga la suficiente cantidad de dinero para crear unidades de conocimiento se puede considerar capitalista. Un grupo de accionistas que desarrolle un portal de información en línea y tenga los suficientes recursos para darle una gran exposición también. Un capitalista puede manipular a la opinión pública a su favor. Si un político tiene dinero como para esparcir información falsa a su favor, también es un capitalista.

El propio Donald Trump -o su campaña- es un capitalista -en este sentido-, y a la vez, también explica el rol capitalista de Facebook -aunque Mark Zuckerberg no simpatice con Trump-. La inversión de la campaña de Trump en Facebook Ads y big data fue esencial para ganar las elecciones. Si Obama mostró que Internet puede darle el triunfo a candidatos progresistas, y si Egipto y Libia demostraron que Internet puede derrocar dictaduras, Trump logró mostrar que Internet también puede ser la vía para el ascenso de algún político autoritario o hasta fascista.

Básicamente, el equipo de campaña de Trump invirtió una gran cantidad de dinero en pautas. Quienes hemos usado Facebook Ads, sabemos que la infraestructura que tiene la red social es algo enorme, complejo e intrigante. Por ejemplo, la campaña de Trump buscaba disuadir a aquellos sectores que Hillary necesitaba: los blancos liberales idealistas, los afroamericanos y las mujeres blancas. Y lo logró.

Segmentar la audiencia a la que se quiere llegar -gracias a los custom audiences, los lookalikes y la segmentación por intereses– es algo completamente posible. Si quiero mostrar anuncios a jóvenes de la Ibero considerados de izquierda que mantienen una relación, que tienen una edad de 18 a 22 años de edad, que anden en bicicleta y que además les guste correr, lo puedo hacer. Gracias a nuestra actividad en Facebook -las Fan Pages que te gustan, los contenidos que compartes, cuando publicas que tienes novia o que vas a entrar a estudiar algo-, la red social crea un perfil de nosotros y de cada usuario, de tal forma que les pueda servir a los anunciantes para mostrarte sus productos. Gracias a Facebook, un capitalista puede influir en la población -desde crear consciencia sobre algún tema hasta desinformar por medio de notas falsas para modificar percepciones políticas- y beneficiarse de ello.

Sólo basta tener mucho dinero para que el alcance sea mayor.

2.- El influencer

Fuente: Youtube

Fuente: Youtube

El influencer no tiene -necesariamente- la cantidad de dinero que un capitalista tiene, pero tiene la capacidad de ejercer influencia sobre otras personas. Cuando hablamos del influencer, se nos vienen a la mente los videobloggers como Werevertumorro o Chumel Torres. Sí, ellos son un tipo de influencers, pero no son los únicos.

También lo son las personas líderes en su ramo que han utilizado Internet para amplificar su alcance son influencers. Por ejemplo, los especialistas en marketing digital, psicología, política, o finanzas personales –Sofía Macías por ejemplo- que son muy conocidos por quienes conocen el ramo.

También los periodistas, columnistas y opinólogos que crearon parte de su reputación fuera del Internet -es decir, en medios tradicionales-, y que gracias a éste han tenido un mayor alcance -lo cual ocurre sobre todo en Twitter-, lo son, porque gracias a Internet ejercen influencia sobre los demás. Por ejemplo, Denise Dresser o Pedro Ferriz de Con deben ser considerados como influencers.

Muchos influencers no necesitaron de mucho dinero para crearse una reputación tal que les diera la capacidad de influir sobre los demás, pero sí necesitaron de mucho talento, o una gran habilidad para crear un proyecto.

Los influencers son quienes han tenido una mayor movilidad social gracias a Internet. Mientras los capitalistas ya lo eran, los influencers, en muchos casos, eran personas comunes y corrientes que dieron con la fórmula correcta.

El influencer también puede modificar o manipular la opinión pública, pero a diferencia del capitalista -quien en muchos casos puede ocultarse-, el influencer tiene que dar la cara, y su reputación queda sujeta al escrutinio público.

Cuando hablamos de la viralización de un contenido, el influencer juega un papel esencial. Contrario a la creencia general de que los contenidos se viralizan solos como si se multiplicaran como un virus, ésto ocurre gracias a que dicha información llega a uno o varios influencers -que no necesariamente conoces-, y cuando éstos lo comparten, amplifican considerablemente su alcance. El libro The Tipping Point de Malcolm Gladwell, ilustra bien la forma en que el conocimiento se viraliza.

3.- El técnico

El técnico

Funny botanist © Serg Nvns – Fotolia.com

El técnico es aquel que puede beneficiarse de la información gracias a su especialización en áreas relacionadas con las tecnologías de la información. Un técnico puede ser un data scientist que tiene la capacidad de analizar cantidades de datos muy grandes (big data), un hacker que a través de sus conocimientos en computación puede obtener un beneficio de la información, o un programador que pueda diseñar la arquitectura de sitios e interfases por medio de las cuales se transmita dicha información.

Los técnicos generalmente no emiten información, pero sí pueden condicionar la forma en que ésta se consume, pueden influir para determinar quienes consumirán determinada información, o bien, pueden tomar decisiones con base en la información que recibe y obtener un beneficio. Un data scientist puede analizar datos de tal forma que con los cruces que haga tenga un mayor conocimiento de un sector de la población, conozca sus hábitos de consumo o incluso su perfil psicológico. Esto le ayudará mucho para influir en dichos segmentos que le interesan y conoce a la perfección.

El hacker puede manipular los canales de comunicación -para distribuir información, chantajear a gobiernos, empresas o instituciones-, o puede extraer información con el mismo fin, para obtener un beneficio personal, político o ideológico. También puede ser contratado por capitalistas para que le ayudan a sus fines, o bien, pueden atentar contra los intereses de dichos capitalistas.

El técnico es el único que posee conocimiento especializado en tecnologías de la información, por lo cual, todos los otros tipos de usuarios (excepto el ignorante, quien no accede a Internet) dependen de él. El capitalista, por más dinero que tenga, necesitará de un especialista para poder crear la arquitectura de una unidad de conocimiento, o utilizará un sistema «creado por técnicos» para poder invertir en publicidad digital. El influencer necesita de plataformas creadas por técnicos (como Youtube o Twitter) para poder alcanzar a sus seguidores. Y así también el crítico y el ingenuo también necesitarán de esas plataformas para consumir contenidos en Internet.

4.- El crítico (o informado)

Fotografía: Alfredo Cunha

Fotografía: Alfredo Cunha

Como mencioné, a diferencia de los primeros dos personajes, el crítico no genera información sino que la consume o la comparte en sus redes -con un limitado alcance-. El crítico es el mejor consumidor de información en Internet y es el más inmune ante la manipulación que pueden llegar ejercer tanto el capitalista como el influencer porque son, valga la redundancia, críticos con la información que reciben.

El crítico, gracias a su criterio, sabe utilizar la información a su favor. El crítico suele ser educado -aunque pueden darse casos en que una persona con alta escolaridad puede tener menos criterio que uno con menor escolaridad-, y suele tener el hábito de adquirir conocimiento de forma constante.

El crítico es quien sabe usar mejor todas las herramientas que facilita Internet. Posiblemente busque especializarse gracias a esta herramienta por medio de sitios en educación en línea o haga consultas en buscadores o sitios especializados para solucionar problemas. Además, sabe ser selectivo con la información que consume. El crítico revisa las fuentes de la información que circula en Internet, suele mostrar escepticismo y sabe contrastar información.

Sin embargo, tenemos que recalcar que el crítico no es perfecto, porque a pesar de su capacidad de contrastar y ser selectivo, puede estar condicionado por sesgos ideológicos -ya sea, preferencia política, religión, políticas económicas- que harán que dé preferencia a cierto tipo de información.

Otro detalle a señalar es que el tipo de contenidos que un usuario tiene más posibilidad de consumir en Internet, es aquel con el que muestra mayor simpatía. Esto ocurre porque redes sociales como Facebook muestran al usuario contenidos similares a los que suele compartir o con quienes suele interactuar, así generando una cámara de eco. Lo mismo ocurre con Twitter donde el usuario tiende a seguir más bien a usuarios que sigan una línea ideológica similar.

El crítico es aquel que asumimos en que nos convertiríamos todos, y por eso pensamos que el poder de los capitalistas estaría limitado por la población en su conjunto y la sociedad ya no volvería a ser manipulada, pero no fue así.

5.- El ingenuo

El ingenuo

http://www.academiasidiomas.es/

A través de la historia hemos aprendido que, en mayor o menor medida, la gente informada y preparada intelectualmente es una minoría dentro de una sociedad dada; mientras que la gente que no lo es, suele ser mayoría. Quizá suene políticamente incorrecto decirlo, pero es una realidad que puede ser fácilmente demostrable.

De esta forma podemos entender que «el ingenuo» sea el personaje que más abunde en Internet.

El ingenuo es quien es más susceptible de ser manipulado por quienes emiten la información (capitalistas o influencers). Aunque el ingenuo se conecte constantemente a Internet, no está preparado intelectualmente para absorber la información que recibe. De hecho, no suele utilizar Internet tanto para informarse, sino para divertirse. El ingenuo entra a Internet para estar conectado en Facebook -donde puede recibir información falsa que no tiene capacidad de rechazar-. El ingenuo, por ejemplo, puede dar por válida información que circula como cadena en Whatsapp.

Si bien, algunos ingenuos suelen ignorar información relevante que pueda malinformarlos -por ejemplo, que no estén interesados en política, y no pongan atención a anuncios o artículos relacionados-, otros pueden pensar que son críticos y apasionarse por diversos temas, pero sin la capacidad de interpretar o contrastar la información que reciben.

El ingenuo, al igual que el crítico, no sólo consume información , sino que también la comparte; con lo cual puede desinformar a más gente. Pueden existir casos en que un influencer pueda llegar a jugar el papel de ingenuo y compartir información falsa en redes, amplificando su alcance y desinformando a mucha gente sin tener la intención de ello. Supongamos, por ejemplo, que Chumel Torres recibe información sobre un desfalco que nunca ocurrió, e indignado, lo comente en sus redes; información que será dada como verdadera por muchos usuarios de Twitter.

6.- El ignorante (o anticuado)

El ignorante (o anticuado)

http://www.dfiles.me/

El ignorante es aquel que básicamente no tiene acceso a la información porque no está familiarizado con Internet. Este grupo naturalmente está compuesto principalmente por personas mayores de edad.

El ignorante también puede jugar el papel de ingenuo o de crítico con respecto a la información que circula en Internet y le llega por medios externos. Por ejemplo, un pariente que le comente sobre cierta noticia que circula en Internet, y el ignorante, al ser una persona leída y cultivada, tenga la capacidad de darse cuenta que esa noticia es falsa.

Los ignorantes, al no estar conectados, no reciben beneficio alguno de Internet, y por tanto, se encuentran en desventaja frente a los demás. En muchos casos, esa desventaja se puede convertir en menos oportunidades profesionales, rezago, o incluso en cierta exclusión social (que todos los familiares estén conectados menos él).

Conclusión

Al darnos cuenta que tanto los recursos económicos, el talento, los roles de cada individuo en una sociedad, y la capacidad intelectual determinan la forma en que cada usuario consume los contenidos en Internet, entonces entendemos por qué tener tanta información en nuestras manos no se ha transformado en esa democratización que tantos esperábamos.

Más bien, Internet ha cambiado las reglas del juego. Y algo que ha quedado en evidencia, es que nuestras instituciones y nuestras formas de organización se han visto rebasadas por esa súbita cantidad de información que apareció en nuestras manos y que hace menos de dos décadas no teníamos.

Posiblemente el ascenso de la ultraderecha en Occidente tenga, entre muchas explicaciones, que aquellos que están más informados suelan ser más escépticos con sus gobiernos, haciendo menos atractivas las candidaturas con posturas cercanas al centro político -con lo cual algunos fueron disuadidos de votar-, en tanto que aquellas personas con menos educación y que son más proclives a ser engañados por medio de Internet (véase Estados Unidos y Brexit) vieron en candidatos populistas y demagogos una opción muy atractiva.

Estoy seguro que con el tiempo podremos saber utilizar Internet y todo el conocimiento que hay ahí de mejor forma, hay indicios de ello. Pero ya no podemos pensar a estas alturas del juego que Internet por sí sólo democratizará al globo terráqueo. Posiblemente fuimos muy idealistas, ahora es muy conveniente tomar una dosis de realidad, y empezar a trabajar desde ahí.