Los gays, el FNF, las difamaciones y el linchamiento, en el nombre del amor

Sep 24, 2016

El FON ha decidido exhibir a los sacerdotes que supuestamente mantienen relaciones homosexuales, lo cual prueba que ésto trata más de una guerra que de causas.

Los gays, el FNF, las difamaciones y el linchamiento, en el nombre del amor

Blanca Juárez- La Jornada

Hoy más que nunca, la disputa entre los grupos conservadores y la comunidad LGBT está al por mayor, ardiendo tanto que parece que el propio Satanás les ha prestado su hogar como campo de batalla.  Los primeros, representados por el Frente Nacional por la Familia, dieron el «primer golpe de autoridad» si así se le pudiera llamar. No se fueron con medias tintas y quisieron mostrar su músculo. Tal vez decir que fueron más de un millón de personas las que se manifestaron en las distintas ciudades es algo exagerado, pero de que fueron muchas, lo fueron.

Ante un cambio generacional que no les beneficia, donde los millennials parecen abrazar cada vez más el concepto de matrimonio igualitario, habría que mostrar que su fuerza sigue siendo muy grande. Aunque, según Grupo Reforma, se haya llegado al punto en que quienes rechazan este modelo de matrimonio entre personas del mismo sexo ya no es mayoría; la percepción, las plazas abarrotadas de gente, y la capacidad de los grupos conservadores y organizaciones eclesiásticas con sus fuertes estructuras -mucho más que las de sus opositores- mandan el mensaje de que todavía tienen mucho peso, y que no pasarán fácilmente por encima de ellos.

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Ese «golpe de autoridad» consistió en utilizar todos los recursos posibles para convocar y movilizar a la gente. Hace poco más de una semana critiqué el hecho de que el FNF había utilizado información falsa para que por medio del miedo, muchas personas salieran a marchar. Ahora hablaré de lo que ocurre al otro lado de la moneda, y es que si la postura del FNF ha sido muy confrontativa y agresiva, dentro de la comunidad gay, o al menos ciertos sectores de ésta, la respuesta tampoco ha sido muy diferente.

Me llamó la atención que el Frente Orgullo Nacional (FON) haya decidido «exhibir» a los sacerdotes que, dicen, han estado involucrado en relaciones homosexuales. Afirman en su «lista péndulo» que incluso varios de los sacerdotes habrían mantenido relaciones homosexuales con algunos de ellos. Involucran a Hugo Valdemar, quien acuñó la ya popular frase de «imperio gay».

Aunque fuera cierto, que el FON haya decidido revelar esa información se me hace de lo más bajo, vil y antiético, al punto que no todos sus pares estuvieron de acuerdo con lo que hicieron. ¿Por qué?

Porque nadie tiene derecho de revelar la vida privada de los demás. Peor aún, cuando los que acusan, según afirman, estuvieron involucrados en algunas de esas relaciones. De hecho lo que están haciendo es ilícito, esto sin importar si lo que acusan es cierto o no. Este frente está violando el derecho a la privacidad que los propios sacerdotes tienen al ser mexicanos.

En la misma suposición. Si un sacerdote se involucra en una relación homosexual, para la Iglesia podrá ser algo condenable o inmoral, pero para el Estado y las leyes que nos rigen, no está involucrándose en algo ilícito (a menos que fuera un menor de edad) y se considera que ese acto forma parte de su vida privada. Entonces, revelarlo constituye un difamación. Y una difamación tramposa, porque se trata de un chantaje de lo más bajo, de una venganza de lo más vil. Y esto, aclaro, en el escenario donde los padres sí se hubieran involucrado.

En el escenario en el cual la información es falsa y fue inventada, se trata de igual forma de un acto de difamación y un acto ilícito, pero además habría que incluir que están mintiendo, con lo cual la difamación se agrava.

Mientras muchas personas de la comunidad LGBT se esfuerzan por mostrar que son personas capaces de llevar una vida equilibrada y estar preparados para mantener relaciones estables y adoptar -para muestra, las marchas de la igualdad que son mucho más moderadas que las tradicionales «marchas del orgullo gay»-, algunos de sus pares como los del FON, con la supuesta intención de mostrar la doble moral de la Iglesia, parecen querer darles la razón a sus críticos, por medio de agresiones, calumnias y difamaciones.

Tristemente esta confrontación ha tomado tintes intolerantes desde ambos lados, poco falta para que llegue a la violencia. Cierto, no son todos, así como muchos de los que fueron a manifestarse a favor de la familia no lo hicieron con la intención de «atacar a los gays», también muchos gays han tratado de sensibilizar a quienes no piensan como ellos sin ataques personales de por medio. Pero hay otros varios, como los del FON y parte de los organizadores del FNF, que han hecho de la intolerancia la moneda de cambio para defender las que dicen ser sus causas.

Triste que esta confrontación llegue a un nivel tan bajo y decadente. Triste que en ocasiones parezca que lo que se pretenda no es defender a la familia o las familias, sino destruir al otro, al prójimo. Curiosamente que muchos de ellos lo hagan en «el nombre del amor, del respeto, de Dios, de los valores y de la tolerancia», por más paradójico que sea.