Si entras a la cuenta de Twitter de Felipe Calderón vas a encontrar todo menos una cosa: una crítica al Gobierno Federal o a Peña Nieto. De todas las veces que he visto su cuenta no he encontrado absolutamente ninguna. Incluso es más fácil encontrar críticas a su antecesor Vicente Fox que al hombre del copete prominente.
Calderón habla de todo en Twitter menos del gobierno de Peña: de la injusta encarcelación de Leopoldo López en Venezuela, del cambio climático, de Donald Trump, hasta manda aplausos al gobierno cuando atrapa a un capo (y luego, cuando se le escapa, Calderón permanece callado).
Mientras sus simpatizantes suben memes comparando al gran Calderón como una suerte de Roosevelt mexicano con Peña Nieto, quien para ellos es una desgracia, Calderón no dice nada, ni pío. Sus críticas al PRI como partido son tibias y parece que sólo las hace cuando está en campaña apoyando a otros candidatos de su partido.
Rumores que cada vez se convierten más en verdad, que pasan de pláticas a lo oscurito a estar escritas en libros de Jorge Castañeda. Y es que la teoría de que Felipe Calderón y Peña Nieto pactaron la victoria de este último toma fuerza.
¿Cómo? Había que «desinflar» la candidatura de Josefina Vázquez Mota sabiendo que la mayoría de estos votos se irían con Peña Nieto. Algunos simpatizantes de Josefina, al ver como se desinflaba, abandonaron a su candidata para darle su voto a Peña (otros, los menos, se lo dieron a López Obrador). De esta forma se fortalecía Peña Nieto y AMLO perdía.
Aunque independientemente de esto creo que AMLO perdió por varios errores estratégicos suyos en el último mes, y posiblemente sin pacto, AMLO no hubiera ganado. Es algo difícil de saber.
Puedo decir que en el transcurso de la campaña del 2012 noté una fractura dentro del PAN, percibí que un sector de éste había abandonado a Josefina Vázquez Mota. Aunque a mi parecer, no todo el PAN habría formado parte de este supuesto pacto.
Después de las elecciones, éste sector del PAN se unió al PRD para demandar la compra de votos del PRI. Esa facción fue la de Madero, la que está peleada a muerte con la facción calderonista.
Alguien podrá decirme desde una perspectiva pragmática que «fue lo mejor». Que Peña Nieto era menos peligroso que López Obrador. No lo sé, más viendo los resultados del populismo de izquierdas de América Latina y su estrepitoso fracaso, desde el moderado Brasil hasta la Venezuela chavista que se vuelve cada vez más pobre y la gente tiene que buscar medicamentos en el mercado negro. Pero de todos modos, en caso de que ese argumento fuera cierto, considero que lo que hizo Felipe Calderón y su camarilla fue traicionar a quienes simpatizaban con el PAN y votaron por Josefina Vázquez Mota (no es que fuera tampoco demasiado imposible que ella hubiera podido ganar si hubiera hecho una campaña sobresaliente).
Las condiciones actuales del país, sumido en la corrupción, impunidad y violaciones constantes a los derechos humanos, no son algo que podrían congratular mucho a Calderón después de su «decisión por apoyar lo menos peor».
Pero si ese pacto se dio, no sólo fue para evitar que «el peligro para México» llegara. Dicen varias voces, entre ellas, la de Jorge Castañeda, que Calderón pactó para que éste no fuera enjuiciado en La Haya como muchos aspiraban, y también para que parte de su equipo que se vio envuelto en escándalos de corrupción i.e. Genaro García Luna o Alejandra Sota.
Seguramente un pacto así era más propicio con Peña Nieto que con López Obrador quien durante 6 años lo llamó «espurio, usurpador» mientras los simpatizantes de éste le llamaban «fecal». Castañeda dijo que también, el PAN (al menos la bancada de Calderón) se mostró más condescendiente con el PRI, por ejemplo, para evitar la instauración de reformas que afectaran los intereses del PRI y el propio Presidente Peña, como la segunda vuelta presidencial (donde el PRI se vería más afectado, puesto que sus estructuras no le alcanzan para que alguno de sus candidatos pueda obtener el 50%), entre otros.
Si esto fue así, entonces tendríamos que hacer responsable en parte a Felipe Calderón por el estado actual de las cosas en nuestro país y bajarlo de esa nube «Rooseveltiana».
¿Por qué?
Porque este pacto habría sido entonces el inicio del acuerdo entre partidos políticos para solaparse. Es decir, a partir de ahí, los partidos habrían empezado a taparse entre ellos los actos de corrupción como ha venido sucediendo. Por la misma razón que la oposición (sobre todo el PAN) se mostró muy displicente con el tema de las casas blancas, de Ayotzinapa y de todos los escándalos en que se ha involucrado el gobierno. Incluso, el PAN tuvo la desfachatez de no apoyar la #Ley3de3 después de negociar con el PRI.
Pero los cálculos en política son impredecibles. La política no es algo que se pueda medir con ciencias exactas y por lo tanto, no se puede esperar un resultado totalmente acorde a cierto acto. De esto se han empezado dar cuenta en Estados Unidos al ver como alguien a quien subestimaron, como Donald Trump, tiene ya algunas posibilidades de gobernar ese país.
De la misma forma, todos los actos encaminados para que López Obrador no sea presidente, ya sea porque podría en jaque sus intereses, o porque hay una legítima creencia de que su políticas podrían perjudicar al país, pueden ser los que hagan que el candidato de Morena logre ganar las elecciones en 2018. Cierto, López Obrador tiene muchos negativos (mucha gente que no votaría por él), pero hasta el momento es quien ha sabido capitalizar más el desencanto con la clase política (de la cual Calderón y Peña Nieto son parte), así que una posible victoria en 2018 no debe de descartarse. No está de más decir que con este supuesto pacto, López Obrador podría reforzar su teoría sobre el PRIAN y su argumento de que son lo mismo.
Y créanme que un AMLO en 2006 o 2012 hubiera resultado menos peligroso que uno en 2018 (a los contenidos que sube el amado lider de Morena a Facebook me remito).
Si esto sucede, entonces tendríamos que hacer responsable a Felipe Calderón de muchas cosas más. Porque su mal «cálculo político» además de haber detenido reformas necesarias, pactar con quien a la postre se convirtiera en uno de los peores presidentes de la historia moderna de México (Peña Nieto) y provocar que la clase política se solapara sus actos de corrupción, habría abierto las puestas de Los Pinos a la peor versión de AMLO.
Y una historia así, «no la tiene ni Obama».