Huyendo de México

Ago 13, 2015

Recuerdo tanto en las elecciones de 2006 como de 2012 que circularon fotos de mexicanos en el extranjero sosteniendo un pancarta que decía «Si gana AMLO (o Peña Nieto) aquí me quedo». También muchos en sus redes afirmaron que si ganaba el candidato del PRI, huirían de México, algunos en broma ocultando muy en el fondo el deseo (imposible) de hacerlo, y otros lo tomaron en serio.

Una amiga se va a Canadá, en parte porque ya no quiere estar en el país (además de traer unos negocios que trae en puerta), porque me dice que ya no puede con lo que ocurre en México (y se sobreentiende más cuando sabes que ella vive en Veracruz).

Huyendo de México

Esa maña de desear huir es algo muy común. Durante 2004 en las elecciones intermedias de Estados Unidos, algunas personalidades (entre ellos Eddie Vedder, el vocalista de la banda Pearl Jam) comentaron que si Bush se reelegía, se irían a vivir a Canadá. Con la aprobación del matrimonio gay en Estados Unidos, algunos conservadores amagaron con huir a Canadá (el chiste se cuenta solo). Muchos otros tienen raíces sólidas de las cuales no quisieran desprenderse y prefieren aguantar vara.

Yo entiendo muy bien a mi amiga, los mexicanos nos sentimos impotentes ante lo que pasa. Lo que sucede en nuestro país llega a extremos fantasiosos, los cuales son difíciles de entender y explicar. Lo peor es que no pasa nada; lo había comentado hace más de un año y lo repito, parece que estamos en un profundo de burn out, impasibles ante lo que sucede, como si no tuviéramos margen de maniobra.

Tal vez con excepción de la depreciación del peso frente al dólar (y no los puedo eximir del todo), nuestro gobierno tiene responsabilidad directa o indirecta con todos estos problemas que nos aquejan y nos tienen confundidos, desde la displicencia ante la masacre de los estudiantes de Ayotzinapa, hasta la corrupción con la Casa Blanca, la huida del Chapo, el malestar en la economía, el asesinato de periodistas, la laceración al Estado de derecho y muchos temas más. Es cierto que la sociedad no es completamente ajena a la situación que vivimos, y es cierto que para que se erija un gobierno así deben de existir las condiciones para dicha existencia, pero tampoco creo que «todos los ciudadanos» seamos directamente responsables de lo que pasa en el sentido de que podemos tener gobiernos con una calidad considerablemente diferente entre ellos (comparando a éste con el pasado por un ejemplo).

Siguiendo con el tema central, hay quienes huyen por necesidad, quienes tienen que brincar la frontera porque nuestro país no les pueden dar las oportunidades para poder tener una vida digna. Hay quienes son perseguidos (por el narco, gobernantes) y también tienen que huir. Están los otros, los que han atentado contra la sociedad y huyen para no ser juzgados, pero son los menos, porque ante un Estado de derecho vulnerable, es más fácil pactar con el sistema y corromperlo para permanecer en el país, quienes tienen inmunidad y no pueden ser tocados, o a quienes los protege el fuero.

Pero aquí en México seguimos muchos. Algunos quisieran huir pero ven imposible la aventura, o no saben a ciencia cierta si afuera les podría ir realmente mejor (ya tienen una vida hecha aquí e implicaría iniciar de cero o no dominan el idioma), algunos otros «huyen» temporalmente, salen a tomar una maestría para progresar (y tal vez lograr obtener un cargo allá para no tener que regresar) o a otras personas les pueden bastar unas vacaciones de algunas semanas para desentenderse un rato de todo.

Lo cierto es que el deseo de huir está presente en muchas personas. Algunos de quienes se quedan podrán cuestionarlos incluso por falta de amor a la patria, pero los candidatos a emigrar responderán que se sienten incapaces de hacer algo, que la realidad los abruma y que el problema es demasiado grande como para poder incidir; o tal vez dirán que «desde afuera» pueden colaborar de una mejor forma con su país que estando dentro (en algunos casos es cierto).

¿Huir o no? Es un debate muy complejo, las razones son muchas, las motivos a profundidad pueden ser diferentes, el contexto también. Al final el individuo es libre, y antes que someterse a un supuesto compromiso con su nación (el permanecer en un pedazo de tierra no hace que éste se cumpla) tiene derecho de realizar su proyecto de vida como le plazca.