La Gaviota y Sofía Castro en el ¡Hola!

Jun 24, 2015

Un mecanismo de defensa, sí, sólo eso puede ser. ¿Cómo reaccionar psicológicamente cuando perteneces a la familia que gobierna al un pueblo que te detesta? Siéntete superior a él, piensa que estás en un lugar privilegiado, piensa que ese lugar te convierte automáticamente en alguien superior a toda esa «prole». Invéntale adjetivos y etiquetas, di que son unos haraganes, criticones, ardidos, envidiosos. De esa forma puedes justificar tu posición y evitarás que el repudio que muchos te tienen te afecte psicológicamente.

11227514_949488318407206_5988776897708339582_n

Solo así puedo entender la portada del ¡Hola! La revista española conocida por exhibir a las élites tanto europeas como latinoamericanas. La aparición de La Gaviota y Sofía Castro en esa revista lo demuestra. Yo no recuerdo que la esposa o los hijos de Felipe Calderón se exhibieran en esa revista, ni las de Vicente Fox, ni las de Zedillo. Y no hablamos de élites meritocráticas, de empresarios o magnates que se ganaron todo con el sudor de su frente;por el contrario, Angélica Rivera y su hija aparecen ahí por ser parte de la familia presidencial, por ser parte de una historia de una telenovela que ya nadie compra.

Recordamos cuando La Gaviota nos dio su personal explicación del conflicto de interés en el que ella y su marido incurrieron con el tema de la casa blanca, como si nos hiciera el favor, como si nos estuviera regañando por haber tenido el atrevimiento de cuestionarla; como si debiéramos de dedicarle unos vivas al rey, aunque aquí no hay ni razón para dedicar vivas y menos hay un rey en esta historia. Pero sería aventurado y hasta irresponsable de mi parte afirmar que los únicos culpables son ellos.

El problema es el sistema en el que vivimos, un sistema que permite este tipo de fenómenos. Ellos siempre han vivido así, con un halo de superioridad; el marido Enrique Peña cobijado bajo el Grupo Atlacomulco, la esposa actriz de Televisa (con todo lo que ello implica) y la hija siguiendo los pasos de su mamá en la cúspide del poder. Posiblemente no terminan de ser conscientes del error en el que están, posiblemente ese acto desproporcionadamente cínico ante nuestros ojos para ellos no significa gran cosa. Posiblemente así los educaron y es el mundo que conocen.

Seguramente han de oler la «envidia de la prole». Pero yo no creo que todos los envidien, en lo particular a mi no me gustaría estar en esa posición a cambio de la pérdida de mi honor, mi integridad y del juicio que la memoria histórica hará sobre mí. Si ellos nos vieran como iguales ya estarían psicológicamente quebrados dentro de una fuerte depresión, pero como no nos ven así entonces pueden sortear fácilmente el dilema que ello pudiera implicar. Porque su aparición en esa revista no sólo no les podría dar más fama, sino por el contrario, puede incitar a que la gente les tenga más repudio.

El problema del comportamiento de la familia Peña Nieto es un problema mucho más profundo, estructural y que debemos de empezar a cambiar no sólo como gobierno, sino como sociedad. Necesitamos procurar instituciones más fuertes, necesitamos modificar la estructura social de tal forma que se pueda crear más competencia en vez de que unos pocos detenten el poder y todos los recursos. Si no se hace ese esfuerzo, la historia de Peña y La Gaviota se seguirá repitiendo constantemente dentro de nuestra sociedad.