Candidatos que ganan con poquito y que pierden con mucho

Jun 23, 2015

Como refiere el diario Reforma, cada voto del Bronco costó 40 centavos, el voto de Ivonne Álvarez del PRI costó casi 24 pesos. En Guadalajara Pedro Kumamoto gastó 32 centavos por voto en tanto Ricardo Villanueva del PRI gastó 30 pesos (100 veces más), y los otros partidos gastaron también cantidades similares. ¿Quiénes ganaron? Paradójicamente los que menos gastaron, los independientes quienes al no tener recursos a la mano, tuvieron que ingeniárselas para poder llegar a la gente.

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Esto nos indica que los recursos con los que cuentan los candidatos que van por un partido político son abismales. No, no sugiero que se les recorte el recurso al grado en que lo tienen los independientes, pero el recurso es lo suficientemente excesivo para comprobar que no es eficiente.

Esto también nos indica que el tipo de campaña al que están acostumbrados a hacer los candidatos de partidos ya no es tan eficiente como lo era antes. Al grado que un independiente sin estructura partidista detrás y con 50 veces menos recursos que tú te puede ganar. No sólo es el despilfarro, es el hecho de que algo falla en la comunicación de los partidos. Creen que usando spots y espectaculares con la imagen del candidato sonriendo pueden ganar una elección. Este tipo de publicidad intrusiva y cara genera el fenómeno contrario, aleja al candidato de su electorado. Cuando no hay recursos no les queda de otra a los candidatos que acercarse más a la sociedad, no les queda de otra que bajarse de la silla desde donde les toman la sesión de fotos e ir a platicar con los vecinos. Cierto, algunos candidatos de los partidos tradicionales se molestan en ir a tocar puertas, pero no lo hacen todos, y algunos de ellos lo hacen con suma displicencia.

Cierto que los partidos necesitan recursos para lograr posicionarse en el electorado y la gente sepa de quien se trata. Es cierto que por medio de las redes sociales no puedes llegar a las periferias de la ciudad o a las zonas rurales. Pero también es cierto que muchos políticos (o sus campañas) siguen creyendo que al voto útil se le debe de llegar de manera tradicional, muchos siguen dándole poca importancia a las redes sociales esperando a que «las estructuras» hagan el papel y muchas veces no alcanza. Siguen creyendo que por más billete se tenga la campaña será más efectiva y no es así, la creatividad puede hacer milagros sin billete de por medio.

Es cierto, México no se puede dar el lujo de hacer que los partidos financien sus campañas con recursos privados como en Estados Unidos. Los estadounidenses tienen un mercado lo suficientemente libre y amplio como para buscar apoyos en muchas empresas y organismos privados de tal forma que no implique un riesgo de concentración de poder. En México el mercado es lo suficientemente monopolizado como para que sí suceda. Por ejemplo, si el candidato más fuerte se queda con el apoyo de Televisa y Telmex, el adversario quedará en completa desventaja; además la relación empresa-gobierno en México es más estrecha que en Estados Unidos y eso es riesgoso, por los conflictos de interés y los contubernios.

Pero por ejemplo, se podría hacer un reajuste del presupuesto que los partidos reciben para que Ivonne Álvarez gaste 10 pesos por voto y no 24, o Villanueva gaste 12 y no 30. Ésto obligaría a los partidos a eficientar sus campañas, a hacerlas más creativas y obligaría a los candidatos a ser más cercanos con quienes pretenden gobernar. El exceso de recursos hace que los estrategas pierdan el enfoque. Y el problema es más grave si hablamos de los spots que reciben gratuitamente los partidos y deben de ser transmitidos por televisión y radio; como lo hace constatar Leo Zuckermann en su columna donde dice que los spots en televisión son muy aburridos e ineficientes porque no tienen ningún tipo de segmentación debido a que se transmiten en cadena nacional a todos los públicos.

La gente de a pie tiene razón, los recursos para los partidos políticos deben de reducirse. Ya los candidatos independientes nos han mostrado que se puede ganar con casi nada, entonces no hay necesidad de darle tanto a los partidos, sobre todo cuando no saben usar esos recursos de manera óptima.