No te hace falta ver más box

May 3, 2015

Los seres humanos somos curiosos, en tanto podemos agredirnos físicamente como forma de entretenimiento. El box trata de eso, trata de vencer a tu rival a golpes. El que conecta más golpes gana, el perdedor no necesariamente se va limpio (ni el ganador inclusive) y en algunos casos puede llegar al hospital. Pero las heridas y la sangre lo valen; los pugilistas pueden cambiar su vida a cambio de recibir una buena dosis de «madrazos» al punto en que tendrán dinero de sobra para la cirugía plástica que necesitan para dejar su rostro como si no tuvieran una patinada de mosca.

No te hace falta ver más box

Muchos boxeadores mexicanos han llegado de la calle a los gimnasios para hacer una vida que posiblemente no hubiesen podido hacer en otros ámbitos, logran hacerse de una fortuna la cual han maladministrado y se han acabado en cuanto termina su carrera para terminar de boleros en el gimnasio que los vio crecer o en el centro de Puebla, malvestidos y sucios contándote sus historias de éxitos y logros mientras pruebas el mole poblano en los portales y el otrora exitosos lustra tus zapatos. Otros llegan a lo más alto de la fama y de ser unos don nadie, terminan siendo el alma de la fiesta, mujeres, sexo, drogas, amistad con narcotraficantes, malas compañías. No es un secreto que el box es uno de los deportes más corruptos del mundo.

Los organizadores pueden publicitar la «Pelea del siglo» que termina siendo un fiasco y a la gente no le importa, habrán revanchas, otras peleas. Los boxeadores como Floyd Mayweather ganarán el dinero que necesitarías para estudiar en una universidad prestigiosa en el extranjero o para comprar un depa, en un segundo (60 mil dólares). Sí, en un mísero segundo. El oriundo de Grand Rapids Michigan es la más clara expresión de la esencia y el espíritu del boxeo. Arrogante, pedante, lo suficiente para ser abucheado por su propia gente ante un filipino como Pacquiao cuya humildad no languidece con sus triunfos (una excepción, no una regla). Mayweather no tiene empacho en presumir sus billetes, en presumir su estilo de vida, en asignarse el mote de «Money» porque el dinero es lo único que le importa. Mayweather dice que lo más importante es el balance de sus cuentas, no su legado como pugilista: -Mi hija no puede gastar un record de invicto, ella no se puede comer un cero.

El box es uno de los deportes más corruptos del mundo, la palabra fraude viene asociada con el box. Jueces que muchas veces se venden, peleas cuyo vencedor es nombrado inexplicablemente ante el asombro de los televidentes. Las élites (sobre todos las más pedantes) no faltan en esta fiesta. Personas como Paris Hilton hacen gala de su presencia, Justin Bieber acompaña a Mayweather a todas sus peleas y muchos aficionados están dispuestos a pagar decenas de miles de dólares para estar en las gradas que rodean al cuadrilátero sin pensar en que la pelea puede ser un fiasco o que puede terminar intempestivamente en el primer round. En Las Vegas aficionados llegaron a pagar mil dólares para entrar a un restaurante y ver la pelea en pay per view. ¡Mil dólares! (aunque Mayweather sólo necesitaría un microsegundo para pagar e irse a ver pelear a un bar de Las Vegas en vivo).

Al mismo tiempo, Julio César Chávez después de una exitosa carrera, se tiene que conformar con ser comentarista de TV Azteca porque necesita dinero; al mismo tiempo las televisoras crean sus ídolos, inflan a boxeadores con talento mediano para convertirlos en «máximos referentes» del pugilismo mexicano a nivel mundial como el «Canelo» Álvarez cuya pelea con el propio Mayweather pareció el episodio de Homero Simpson boxeador en versión película.

Y todo por un deporte que consiste en una agresión mutua, un deporte que no tiene el dinamismo del futbol soccer ni la capacidad de generar inmensas bases de datos de estadísticas atractivas para el aficionado como lo son el beisbol y el futbol americano. Todo por un deporte donde muchas veces las historias extradeportivas son las que le dan el sabor a la pelea. El perdedor de todos modos se llevará un buen fajo de billetes y podrá vivir cómodamente el resto de sus días, podra viajar por todo el mundo, comprarse una residencia, algún auto de lujo, y tan sólo por haber perdido una pelea. Una de las paradojas del sistema económico mundial.

Mientras, los aficionados, tal cual simios antropomorfos envueltos en un smoking de miles de dólares, gritan, vociferan, despilfarran dinero, y en una hora después todo se habrá acabado. El aficionado de smoking en medio de un deporte bárbaro habla de una paradoja y de una evidente contradicción, en una simulación de lo civilizado.

No, Silvester Stallone no tenía razón, no te hace falta ver más box.