De la renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas al futuro de las izquierdas

Nov 25, 2014

Estaba pensando en la izquierda cuando ¡catapúm!, me entero que Cuauhtémoc Cárdenas renuncia al PRD. Si faltaba un tiro de gracia para el todavía partido de izquierda era ese. El perredismo del genocida de Abarca y el infame Ángel Aguirre los habían dejado moribundos. ¿Cómo es que un partido que basa parte de su historia en combates a actos represivos permita tener a alcaldes ligados al narcotráfico y que matan estudiantes? Bueno, pues su líder moral se va del PRD.

De la renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas al futuro de las izquierdas

Veo difícil que el PRD sobreviva, porque con la salida de Cuauhtémoc, éste (deliberadamente o no) confirma la pobredumbre que reina en el partido (traigo a colación de nuevo a Ángel Aguirre y a José Luis Abarca) y que no se trata de un conflicto focalizado. El principal afectado por el conflicto de Ayotzinapa el es PRD porque es el partido que colocó a los criminales en puestos de poder, más responsables que Peña Nieto, AMLO, o la «guerra contra el narco» de Felipe Calderón.

¿Morena? No se enojen conmigo (bueno en realidad no es que me importe si se enojan, da lo mismo), pero Morena no es opción. Varios de los integrantes de Morena son ex perredistas (y luego ex priístas) y su líder promovió a Lázaro Mazón, quien a la vez promovió a José Luis Abarca. No es que quiera hacer responsable a AMLO de lo sucedido en Ayotzinapa, pero es muestra de que éste personaje que se cree poco menos que Dios, es un político de tantos, de lo mismo. Si todos repiten la cantaleta de que todos los partidos «son lo mismo» habrá que poner a Morena en el paquete para demostrar un mínimo de capacidad intelectual.

Pero en el país se necesita una izquierda. El problema es que en México la izquierda tiene que ver más con el PRI y su Revolución que con la izquierda en sí. Es como si Lenin, Pancho Villa y Díaz Ordaz se hubieran ido a tomar un café y hubieran llegado a un concenso. Se cree que la izquierda es necesariamente esa que se junta en el auditorio «Ché» Güevara de la UNAM a hablar de ideas que fracasaron hace ya varias décadas, que se trata de un rancio idealismo frustrado.

México necesita una izquierda que aspire a la justicia y a la igualdad social por medio de fórmulas razonables y que no sean contraproducentes. Que sueñe con la justicia no regresando a un pasado que nunca fue, sino a un futuro que sí puede ser. Necesita una izquierda nueva, que no tenga sus orígenes en el PRI (que tanto dicen odiar) o en el mismo PRD, que no viva de un pasado cuya historia nos ha llevado al día de hoy a una crisis nacional, una historia revolucionaria que se convirtió en impunidad y corrupción.

¿Cómo tratar de llenar ese hueco? ¿Como tratar de crear una izquierda sólida que tiene cierta representación en círculos intelectuales pero no en la política? ¿Cómo crear una izquierda que se preocupe por los pobres pero que no los utilice para fines asistencialistas o electoreros? La respuesta a esas preguntas, lamento decirles, no es fácil de responder.