Pobrecito «ciudadano», pobre diablo

Jul 29, 2014

Hace unos días el mexicano se enorgullecía porque era su afición era considerada como una de las mejores del Mundial, a pesar de que la selección no pasó de octavos de final víctima de sus propios errores (que si no era penal ¡Ya supérenlo!). Y no, no es que me moleste que los aficionados apoyen a su selección, lo que me molesta es que su comportamiento como ciudadanos es diametralmente opuesto a su comportamiento como aficionados. Tenemos a una de las mejores aficiones, multicolor, leal, fiel, que se la raya a los porteros del bando contrario, pero como ciudadanos ni a clasificar alcanzamos, por el amor de Dios.

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La clase media, media alta, baja, alta, muy alta debería estar en las calles, o debería estar organizando algo, o debería estar haciendo algo, digo, aunque sea que abran una «petición» en change.org, de esas que nunca sirven (yo nunca he visto que sirva firmar en una página de Internet). Así le hacen en los países desarrollados cuando el gobierno se quiere pasar de lanza, salen y se indignan. No, aquí la gente está más bien concentrada en el final de la novela del domingo. Pero los pasivos de Pemex convertidos en deuda pública no les importa. Esa deuda que equivale a 6,000 pesos por mexicano. Es que el petróleo es de «todos los mexicanos» y entonces «todos los mexicanos» nos debemos hacer responsables de la deuda, dicen unos.

Todo lo que despilfarró Romero Deschamps, su hija con sus yates, con sus perros (y la cara de perro de su propia hija y del propio Romero Deschamps) los Ferraris. Los que cobraban sin trabajar, los aviadores, el dinero que se fue a las campañas políticas y que financiaron a políticos dudosos que después vinieron a mal gobernar a la ciudad-estado-país. Los ciudadanos vamos a pagar esos lujos, esas corruptelas. Y muchos de quienes malgastaron ese dinero no sólo siguen libres, sino que siguen llenos de dinero y ellos no tienen que dar un peso.

El Fobaproa, el rescate carretero, los pasivos de Pemex. Y los pasivos de Pemex son todavía menos justificables que el Fobaproa, porque esto último consistió en rescatar a empresas de la quiebra después de la crisis del 94 y se argumentaba que de esta forma se evitaría que la crisis fuera más profunda. Éste caso es peor, porque se trata de pagar el despilfarro dentro de una paraestatal que siempre estuvo en quiebra y nunca ha servido para nada más que para reforzar el mito de que Pemex es de «todos los mexicanos» para mantener gente y comprar votos.

Y me pregunto, ¿Qué estamos haciendo los mexicanos para evitar que los políticos se aprovechen de esta forma? Luego el discurso histórico será los gobernantes malos contra los pobres ciudadanos. ¿Pero en realidad hicimos algo para que fuera diferente? Al final parece que la ciudadanía sólo sabe hacer dos cosas, o integrarse a la maraña corruptil (unos pocos afortunados) o no hacer nada y dejar que abusen de él como una puta de bajo presupuesto a la que todos los cochinotes pervertidos manosean (que será una analogía, pero en algunos casos se puede volver realidad como es el caso de Cuauhtemoc de la Torre, el pervertido del PRI DF al cual no le han hecho nada y nunca le harán nada).

¿No te indigna mexicano?

¿No te indigna saber que eres copartícipe del abuso porque dejas que abusen de ti sin que tú hagas nada? ¿No te indigna que parte de tus impuestos, ese dinero que te quitan de tu trabajo como empleado o emprendedor, se va para tapar ese boquete abierto con puros desfalcos, despilfarros y desfachateces?

¿No te sientes avergonzado no sólo de tu gobierno, sino de ti mismo como ciudadano?

México tiene un historial de victimización alimentado y mitificado por la historia oficial. El problema, lo que nunca cuentan es lo que dejaron de hacer «los buenos» para que «los malos abusaran» de ellos. O más bien es que «los buenos» eran tan irresponsables, tan corrompidos, que «los malos» ni siquiera tenían que ser tan malos.

#NoEraPenal, #NoEraDeschamps

Qué pena.