El remedio para la felicidad

Feb 24, 2014

La gente tiene una enferma necesidad de ser feliz, que busca cualquier cosa para encontrarla. Pero su obsesión con ella es tanta, que esa misma obsesión es la que le impide ser feliz. Creen que la solución para obtener la felicidad se puede recetar, y por eso hay mucha literatura barata, libros de autoayuda que terminan confundiendo al individuo por dos razones. Porque el fin último de esos libros es generar riqueza para los que lo escriben (no les conviene autorrealizar a sus lectores por negocio), y porque no hay una solución exacta para la felicidad. Porque la felicidad no es igual para todas las personas.

El remedio para la felicidad

Me topé con un libro del filósofo inglés Bertrand Russell, llamado «La Conquista de la Felicidad«. Un libro fácil de leer (aún así es muy notorio el bagaje cultural y filosófico del autor del cual carecen muchas obras baratas), pero que difiere mucho con los libros de autoayuda actuales. Y es que el libro tiene poco de recetas y mucho de sentido común. Delinea a grandes rasgos lo que puedes hacer para obtenerla, pero el autor es consciente de que cada mente es un mundo. Quien quiera una receta fácil para ser feliz, en ese libro no la va a encontrar. Más bien se dará cuenta que necesitará mucha voluntad para poder ser feliz. Sugerencias como el aprender a soportar una vida relativamente monótona, o sugerir que «que tus intereses sean lo más amplios posible y que tus reacciones a las cosas y personas que te interesan sean, en la medida de lo posible, amistosas y no hostiles» se aleja del recetario de la felicidad propuesto por libros que se convierten en best sellers.

Y esta obra me hizo pensar como ser feliz puede ser tan sencillo y complejo a la vez. No se requiere de gran ciencia, pero sí de mucha voluntad. Pero a las personas les asusta la palabra «voluntad». Por eso muchos acuden a las dietas milagro que te prometen bajar 5 kilos en una semana (y lo cumplen, pero no te hablan del rebote que viene a continuación) en vez de ir con un nutriólogo que le cambie sus hábitos de alimentación y hacer ejercicio diario. Nos hemos acostumbrado a buscar las cosas de manera fácil, pensando en que así las vamos a obtener. Ya sea dinero, salud, y ¡felicidad!

Lo más curioso de todo, es que la felicidad no es algo que tienes que alcanzar. La felicidad es un modo de vida, es el goce del proceso. Por ejemplo, una persona tiene un objetivo, ganar un deporte, aprender a tocar la guitarra, ser económicamente independiente. Se cree falsamente que se encontrará la felicidad una vez logrado el objetivo. El disfrute del proceso es, en parte, el que trae la dicha a las personas. Al lograr dicho objetivo, el individuo explota en júbilo (el cual muchos confunden con la felicidad). Pero una vez terminado este momentáneo sentimiento, se dará cuenta que requerirá alcanzar algo más. Deberá plantearse nuevas metas, objetivos, o bien, nuevas formas de disfrutar la vida.

Y la felicidad no sólo surge de la búsqueda de esos objetivos, sólo es una parte. La convivencia con las demás personas, los hobbies, el desarrollo mental y espiritual. Tener una perspectiva más amplia, conocer cosas nuevas.

Mi felicidad aumentó conforme empecé a tener más intereses, y conforme empecé a salir de mi burbuja de cristal.

 

Cuando buscas ansiosamente la felicidad, no sólo no estás llegando a ella, sino que ese tiempo gastado lo podrás considerar como el tiempo en que pudiste ser feliz y no lo quisiste ser.

Ciertamente hay eventos que pueden detener momentáneamente la felicidad y no depende de uno. La pérdida de un empleo, la muerte de un ser querido, algún padecimiento. Pero el individuo tiene la capacidad de volver a ella en determinado tiempo.

Para mí, la felicidad consiste en lograr un sano equilibrio, entre cuerpo, mente, espíritu. Es tal vez incluso utópico pensar en un equilibrio perfecto, pero sí que nos podemos acercar a él. Esto es así, porque la naturaleza es así. Cuando esta se acerca más a dicho equilibrio funciona mejor. Nuestro cuerpo es un equilibrio, estamos compuestos por materia que compone órganos, los cuales gracias a dicho equilibrio, mantienen el funcionamiento general del cuerpo. Un individuo que alimente su cuerpo con ejercicio y alimentación sana, y su mente con cultura, tendrá un equilibrio mucho más sano que aquel que se postra en el sillón con comida chatarra para ver los programas de revista de la televisión abierta.

Al final, la «solución» para ser feliz es sencilla, pero la fuerza de voluntad que se requiere es algo complejo. Y si te venden remedios que subestiman o ignoran la voluntad, debido a que la palabra «esfuerzo» no vende. Entonces, te están timando.