Propósitos de un oscuro año nuevo

Dic 26, 2013

Y que el 2013 se pasó volando, más rápido que el 2012, y éste más rápido que el 2011, y así consecutivamente hasta llegar al año del que tienes memoria. Y como los años se pasan demasiado rápido, entonces las tradiciones de fin de año se empiezan a hacer rutinarias (hay una discrepancia entre diversos hombres comunes pretendiendo ser intelectuales «feisbuqueros» donde algunos dicen que el tiempo vuela cuando no haces nada con él, mientras otros dicen que por «más vive uno» el tiempo avanza más rápido).

Propósitos de un oscuro año nuevo

A pocos días de terminar este año que no fue de lo mejor para el país, los individuos empiezan a planificar su 2014. Dicha planificación consiste en el establecimiento de diversas metas específicas que se tendrán que cumplir (que rara vez se cumplen y por ende, vuelven a estar en la terna el siguiente año). Aunque un año es una simple división numérica del tiempo establecida en base a la traslación de la tierra con respecto al sol, para muchos representa un antes y un después. Tal vez debido a que pueden catalogar sus momentos de vida en torno a esta división. Este curioso fenómeno hace que los candidatos a buscar un empleo aspiren a ir una entrevista hasta enero, o que muchos de nosotros los freelancers, tengamos poca carga de trabajo debido a que todos los proyectos acordados con diversos clientes, serán iniciados en enero, debido a la programación presupuestal, y debido a que los freelancers responsables, no empezamos ningún trabajo sin anticipo.

El año que viene pinta difícil. El destino de las personas está condicionado por aquello que es casual, y aquello que es causal. Lo causal (de causa), es aquello que podemos controlar y en lo que podemos incidir. Por ejemplo, el esfuerzo que empeñaremos, nuestra creatividad, nuestras decisiones. Y lo casual (de casualidad), que siempre será menor al 50% (quien diga que es más es un pobre perdedor), es aquello en lo que no podemos incidir (aunque podemos adaptarnos), las circunstancias, los agentes externos. Y cuando digo que el 2014 pinta difícil, me refiero a que lo que tiene que ver con lo casual (que no podemos controlar en su mayor parte) parece, será algo oscuro. Empezando porque el primero de enero de 2014 entrará en vigencia la majestuosa Reforma Hacendaria promulgada por el excelso y cultísimo Presidente de la República, el licenciado Enrique Peña Nieto.  Reforma que en palabras coloquiales implica que a la clase media le harán un poco menos de clase media para que después, por medio de prestaciones, el gobierno trate de paliar ese deterioro que el mismo gobierno provocó y el otrora clasemediero diga -Peña sí se preocupa por la gente- y en 2018 vote por su símil chiapaneco.

Las expectativas para el siguiente año no son muy buenas. Si la Reforma Energética trae beneficios, será en algunos años (así lo dicen todos los expertos) y no tendrá que ver con el precio de la gasolina que cada vez aumenta (a pesar de lo que digan los spots del caguenge joven optimista). Tenemos a un gobierno que quiere hacer las cosas como las hacía siempre, con las consecuencias que ya hemos vivido todos los mexicanos. Deuda, deterioro democrático, un descontento cada vez mayor en la sociedad, y poca fe del mexicano en que en el corto plazo, este país pueda ir hacia delante. Esto aunado a una oposición más que mediocre (PAN, PRD, MORENA) que ni con pactos de por medio ni con «apoyo popular» han hecho que se den pasos importantes.

Y la realidad mundial no ayuda mucho, por el contrario. Hasta el momento no hemos salido del todo de la crisis del 2008, algunos países europeos quebrados, Estados Unidos con un Obama cuya aprobación cae en picada, y un descontento mayor que coadyuva en una poca fe en el futuro.

Así, de esta forma, comeremos las 12 uvas, empeñando en cada una de ellas, un propósito. Si lo externo no nos puede dar fe (muchos se limitan a encomendarse a Dios o en quien crean), entonces habrá que apostar por lo interno, por redimirse y trascender a pesar de las fuerzas externas que nos quieren dejar enterrados en el subsuelo. Pensar que uno puede estar bien aunque lo demás esté mal.

Desde aquí les deseo un feliz año nuevo a todos.