Reflexiones sobre la calificación de México al mundial

Nov 14, 2013

Hoy en mi Fan Page de Facebook, subí una ilustración polémica donde doy a entender que México le ganó a Nueva Zelanda en futbol, pero que los neozelandeses nos ganan en temas mucho más trascendentales. Inesperadamente esta ilustración se viralizó al grado de que hasta el momento en que escribo este artículo, ha llegado a los ojos de 200,000 personas. Los comentarios sobre dicha ilustración fueron muy variados, a favor, en contra, algunos que tal vez no comprendieron bien el motivo de dicha ilustración y creyeron que traté de decir que -es malo apoyar a la Selección- lo cual es erróneo. Pero al final del día se generó debate, que es lo que me interesa.

Reflexiones sobre la calificación de México al mundial

Con esta ilustración, con un tono sí, un poco sarcástico, traté de hacer hincapié en el hecho de que no podemos darle prioridad a un deporte sobre las cosas que realmente importan en un país que tiene muchos problemas, los cuales incluso se ven reflejados en la Selección Mexicana (desde directiva, poderes fácticos, jugadores). De alguna forma también lo hice para señalar el conformismo que existe entre la afición, y que de alguna manera refleja nuestra cultura. Me sorprende que parezca que una eliminatoria vergonzosa, producto de las malas decisiones, de los intereses económicos, de la actitud de los jugadores, se olvide con un sólo partido cuyo éxito no se debe a la planeación o a un cambio en las estructuras, sino a una decisión improvisada (entiendo que fue así por la premura del tiempo) que igual salió bien, pudo salir mal (traer al «Piojo» Herrera y a la base del América).

¿Es malo apoyar a la Selección? ¿Es malo irle a un equipo? Por supuesto que no. Así como puedo gustar del cine o de la música, otros pueden gustar del futbol. A mí, aunque no demasiado, me gusta. El problema viene cuando esto es un pretexto para evadirse de los problemas que tiene nuestro país. Que siendo objetivos, tiene muchos y hay que ver los indicadores y las estadísticas para constatarlo. Y no es producto de la casualidad que la Reforma Hacendaria haya sido aprobada en la Cámara de Diputados en el momento que se jugaba el partido entre México y Panamá hace pocas semanas.

Países como Alemania e Inglaterra son muy futboleros, sus aficionados son muy apasionados, como nosotros. Pero hay dos diferencias:

1.- Ellos no dejan de prestar atención a los temas que importan por ver futbol. Los alemanes pueden ir todas las semanas a ver su equipo en la liga, en la copa, en la Champions League, saberse todas las alineaciones, pero no por ello dejan de estar al tanto de lo que sucede en su país. El futbol no los distrae de las cosas que importan.

2.- Son exigentes. Exigen que sus equipos tengan un muy buen nivel, sobre todo sus selecciones. Yo no recuerdo haber visto a los ingleses cantar de alegría, por un decir, en un partido en que Letonia o San Marino los esté humillando en Wembley (como sucedió en el partido México contra Honduras en el Estadio Azteca).

Está bien que la gente vea futbol, que lo siga y se apasione, pero nunca debe de ser pretexto para usarlo como evasión de lo que realmente importa. Y menos debe conformarse con poco, con una selección producto de intereses mezquinos. Tan fácil es como si uno va a ver a un pianista y éste toca mal, uno lo deja de ir a ver. Igual el futbol, es un espectáculo donde el aficionado debería exigir más, donde esa «lealtad» debería estar condicionada al compromiso de quienes integran, ya sea directa o indirectamente la selección.

Tratar de tener una actitud positiva, ser alegre, no significa evadir los problemas, no significa disfrutar de un triunfo so pretexto de ignorar los problemas que nos rodean. Una persona positiva asume los problemas (por más fuertes que sean, como es el caso de nuestro país) y le sirven incluso como motivantes para tratar de hacer algo por esta nación. Y para cambiar tenemos que aceptar la realidad de nuestro país por más fuerte que sea. Más de un país, que creo que tiene todo para ser un país fuerte y grande.