Si le escribo a Carlos Romero Deschamps

Oct 23, 2013

Un conocido hizo una lista de todas las cuentas de Twitter de todos los senadores, un amiga recopiló los correos de ellos. La intención. Presionarlos para que no se apruebe la reforma hacendaria propuesta por el ejecutivo por las razones que ya conocemos. Me sumé a esta última causa. Abrimos una petición vía Internet para que todos firmaran. Sí, tal vez los clasemedieros no somos tan dados a manifestarnos (claro, con la excepción del proceso electoral del año pasado) y buscamos generar masa crítica de formas más sutiles (antes ni eso pasaba). Pero había que hacer algo, porque el nivel de encono no dista tanto de aquellos que usan la calle como forma de presión, sólo basta con «darle una checadita al feis».

Si le escribo a Carlos Romero Deschamps

Se supondría que el diputado, el senador, debe de ser un conducto de las expresiones y necesidades del pueblo. Se supone, al menos en la teoría, que deberían de conocer a fondo dichas necesidades, llevarlas al congreso y subirlas al pleno. En México, cuando estas personas ganan la elección (salvo los plurinominales a quienes no se les vota), se olvidan de aquellos a quienes representan, en algunos casos ni siquiera regresan a su ciudad de origen. Y uno se acuerda de esto cuando se da cuenta que después de varios correos y varios tweets enviados, no ha recibido respuesta alguna, ni siquiera algún correo automatizado que te agradezca haberte puesto en contacto con el diputado. Cosa contraria a los tiempos electorales, donde no es tan raro ver que el político «responda personalmente» tus dudas.

Por eso es que me sentí un tanto extraño cuando envié el correo a Carlos Romero Deschamps. ¿De qué forma un personaje como él, vividor de la política, succionador de la riqueza de Pemex, se va a preocupar en poner atención a los correos que se le envían? ¿A quién representa Carlos Romero Deschamps por favor? ¿Una persona que malgasta nuestros recursos, tendrá dentro de sí un alma caritativa para preocuparse por todos los mexicanos? Habría que ser muy ingenuo para pensar eso.

A veces el problema es de dos cuando la gran mayoría de los ciudadanos ignoran quien es el diputado o senador que los representan. Apenas una minoría está generando conciencia en el papel real del significado, y tratan de buscar a los diputados (locales, o nacionales) o senadores para abordar un tema que les preocupa. Posiblemente tiene que ver con el hecho de que vivimos en un sistema simulado, en una dictadura donde el congreso servía como adorno para hacer creer a la gente que había una democracia, y donde la participación ciudadana era nula.

Esos diputados, esos senadores, antítesis de la frugalidad, que ganan mucho, y que hacen poco, al menos en gran parte de los casos. Esos que aparecen dormidos en el canal del congreso, jugando al Candy Crush mientras se vota una reforma estructural. Esos son los que dicen representarnos, y en parte su apatía, su poca disposición al trabajo, tiene que ver con el hecho de que los ciudadanos no los hemos acostumbrado a exigir cuentas. Y en muchos de los casos, creen solo formar parte de una masa política que vota o sirve de contra peso en una votación de leyes que a veces ni se molestan en leer.

Tal vez por eso, mi esfuerzo tenga algo de utilidad, aunque me conforme con el «al menos es mejor que no hacer nada». Que al menos vean su bandeja de entrada con más correos que los que tenían antes, que vean que allá afuera se les está pidiendo cuentas y que cumplan. Porque lo deben de saber, un diputado es un servidor público, es un empleado de todos los mexicanos, y nosotros debemos actuar como sus jefes, exigiendo resultados.

Y claro, que si quieren mandar correos para invitar a los Senadores a no aprobar la Reforma Hacendaria, tienen todo lo que necesitan aquí: