Solterones y quedados. Parte de la evolución

Sep 29, 2013

Ayer fui una boda, y en manera de broma me dijeron ¡Cerebro, ya te estás quedando atrás! debido a mi similar edad con que el casado contraía matrimonio. Esta persona no lo dijo muy en serio, pero me vino a la mente esos juicios que de pronto se hace a la gente que pasando los 30 años (e incluso antes) por alguna razón no se ha casado.

Solterones y quedados. Parte de la evolución

En una sociedad todavía patriarcal como la mexicana, es común todavía que gente vea con malos ojos a las mujeres solteras que ya cruzaron los 30 años de edad: -Solterona, se va a quedar a vestir santos-. Su reputación se ve afectada, porque según algunos, una mujer a esa edad debe de estar casada, preparada para tener hijos y serle fiel al esposo.

Estas creencias tal vez tuvieron validez en épocas anteriores. Pero el mundo actual, del siglo XXI, con la emancipación de la mujer, y sobre todo, con el hecho de que tenemos problemas de sobrepoblación mundial, donde tenemos que empezar a pensar como vamos a distribuir los limitados recursos que tenemos en la tierra, ya ni siquiera es natural pensar que todos los seres humanos deben de contraer matrimonio y procrear retoños. En tiempos anteriores, la población le daba la fuerza a una nación, por más populosa, más fuerte. Por eso por más hijos se tuvieran, era mejor. Ahora una perspectiva malthusiana es más prudente, en China no se permite procrear más de un hijo, el número de hijos por matrimonio es cada vez menor. Mis abuelos tuvieron 8 hijos, mis padres 4, y ahora quienes están casados tienen generalmente uno o dos.

En una época donde la población se tiene que controlar para prever tragedias futuras debido al exceso de población, ya no debe de ser indispensable el matrimonio, y menos la procreación de hijos, decisión que debe de ser ya exclusivamente de la pareja y no basada en la presión social. Desde una perspectiva evolutiva, los «solterones y quedados» cada vez son más deseables.

Algunas religiones consideran «pecado» usar condón incluso dentro del matrimonio. Y la obsolescencia de estas leyes todavía vigentes en algunas religiones, es provocada por un cambio al cual estas no se han adaptado. Si una pareja decide tener uno o dos hijos (que es lo natural), entonces tenemos que dicha pareja tendrá relaciones muy pocas veces en su vida, lo cual no cuadra con sus necesidades sexuales. Dichas leyes, donde sólo se permiten las relaciones sexuales con el fin de la procreación estaban pensadas cuando procrear varios retoños era muy deseable. Ahora no es así.

Es un craso error etiquetar a las personas por su estado civil, en especial a las mujeres, porque eso implica un tácito desprecio a su libertad, a su realización personal por otras formas que no sean el matrimonio. La presión social también hace que muchas personas terminen contrayendo matrimonio con parejas no compatibles lo que termina desembocando en el divorcio, y no decidieron esperar a hacerlo con esa persona que creen, será la ideal para compartir el resto de sus días. Antes, los tabúes, y las normas rígidas, hacían que un matrimonio no exitoso, permaneciera, debido al miedo al juicio de la sociedad (una mujer nunca podía separarse) y también a la permisividad para que el hombre fuera infiel: -Ese hombre, que iba a misa todos los domingos, pero tenía su nalguita a quien ponerle y con quien saciar sus frustraciones sexuales-.

Se debe empezar a pensar en el matrimonio como una decisión y no como una tradición, como parte de una escala social rígida. Tenemos que empezar a pensar que hay muchas otras formas de realizarse en la vida, y muchas otras formas de aportar a la supervivencia humana, de forma cualitativa y no cuantitativa. Dejar de pensar que los solteros son una vergüenza para la familia. Las tradiciones son válidas cuando estas tienen una función en la sociedad, cuando dejan de tenerlas y dejan de ser funcionales, se deben de desechar.