Un grito de independencia desolado

Sep 16, 2013

Enrique Peña Nieto dio su primer Grito de Independencia. El panorama no era alentador. El conflicto con la CNTE puso en riesgo la celebración del grito, aunque afortunadamente los maestros decidieron desalojar ante el ultimatum del gobierno, que si bien el desalojo no estuvo exento de violencia, no pasó lo que muchos temimos que pudiera pasar. Un cada vez más creciente sector de la sociedad se pronunció en contra de Peña Nieto, sobre todo por el tema de las reformas que despertó discrepancias en sectores disimiles entre sí.

Un grito de independencia desolado

El resultado de todo concuerda con lo que ha sido el gobierno de Peña Nieto. El Grito de Independencia fue uno de los más desolados de la historia moderna de México. Personalmente no recuerdo ni a Felipe Calderón, ni a Vicente Fox, ni a Zedillo, ni a Carlos Salinas, en un evento tan desolado, donde ni siquiera las cámaras y el audio pudieron ocultar lo acontecido.

El primer signo de desolación tuvo que ver con la forma en que Peña Nieto dio el grito. Este se dio de una forma muy desangelada. Tal vez algunos puedan comentar que debido a la operación de la tiroides no puede alzar tanto la voz (comentario que supongo mas hasta ahora no he escuchado), pero el lenguaje corporal (tan practicado por los priístas) delató la falta de pasión. Parecía seguir un guión, un teleprompter, como tanto se le ha criticado.

El segundo tuvo que ver con los abucheos que recibió. En cada «viva» se escuchaba un abucheo cortado deliberadamente por el audio. Al ser un abucheo más prolongado que un «viva». El audio se cortaba después del «viva» para disimularlo. Fue demasiado notorio como para pensar que fue emitido por una pequeña minoría. Además de que los «viva» apenas se escuchaban, al contrario del grito de Felipe Calderón en el 2007 (que también fue criticado por el tema electoral) donde se escucharon muchos «viva» enjundiosos.

El tercero tuvo que ver con la censura de los medios. Además de cortar el audio, como acabo de mencionar, nunca se pasó una toma completa del Zócalo, con lo cual uno puede suponer que ni siquiera se llenó.

El cuarto tiene que ver con los acarreados. Inclusive en las tomas «oficiales» pudimos ver gente de escasos recursos con propaganda de Enrique Peña Nieto. En especial aquellos pertenecientes a Tultitlán Estado de México que cargaban unos globos con ellos. Posiblemente fueron minoría, pero su ausencia hubiera hecho más notoria la desolación que se vivió ahí hoy.

Esta desolación es el reflejo fiel de la Presidencia de Enrique Peña Nieto. Criticado por varios sectores de la sociedad que van desde la derecha a la izquierda. Y quien precisamente no ha logrado erigirse como el representante de los Mexicanos, y el cual ha utilizado a las clases bajas en su beneficio, ha despreciado a la clase media, y sólo ha representado a cierto grupo de la clase alta del país. Peña Nieto se está quedando sólo. A pocos meses se apagó la expectativa final que generalmente despiertan los presidentes del PRI al inicio.

Habrá que preguntarse cual será el «as» bajo la manga de Peña Nieto. Las reformas que impulsó no alcanzan para esperar un efecto positivo palpable al corto y al mediano plazo más que el sentir una posible leve mejora de la economía debido al déficit del 1.5% que propuso para poder hacer más inversión pública. La sensación de «eficacia» que quiso transmitir se ha apagado y parece dar muestras de que no él y su equipo no saben como tener al país bajo control, lo que puede despertar cierto temor.

No todo se puede con desplantes mediáticos y anuncios de «sí se puede» bien elaborados. La presentación de la Reforma Hacendaria «con sentido social» lleno de aplausos, halagos y presuntos reconocimientos de lo que se hizo mal, no ayudo a evitar la lluvia de críticas, sobre todo de una sociedad media que ya no toma a la televisión oficial como medios primordiales para informarse.

Habrá que ver que pasa, pero su gobierno ha empezado con el pie izquierdo. Y más conviene no sólo a él, sino a todo el país, que se retome el rumbo y denote un amor a México que estuvo ausente en el Grito de Independencia.

Y para muestra basta un botón. Vean primero el grito de Felipe Calderón, cuestionado. Y el de Peña Nieto. Es de notar quien muestra algo de pasión y a quien literalmente le vale madre el país: