La tragedia educativa en México

Ago 17, 2013

Habrá que preguntarles a nuestros gobernantes si la educación en México es tan mala, porque de verdad no tenemos la capacidad de ofrecer algo mejor, o es mala porque así se ha decidido hacer deliberadamente. Es imperdonable el estado de la educación actual en un país que invierte más porcentaje de su PIB que otros países. Sí, que bueno que Elba Esther Gordillo haya sido encarcelada, pero eso no resuelve el problema del fondo, y menos cuando no vemos voluntad política para darles a las nuevas generaciones una educación más aceptable, donde tengan capacidad de competir en este mundo globalizado, y no sólo eso, que se les enseñe a pensar.

La tragedia educativa en México

Aunada a esta problemática, existe una tendencia donde se deprecian las ciencias sociales dejadas a un lado ante las materias técnicas. Es cierto que necesitamos ingenieros, gente capaz de transformar materia prima en productos. Pero también necesitamos que esos ingenieros aprendan a pensar. El jueves pasado después de una rueda de prensa celebrada por Un Millón de Jóvenes por México. Tuve, junto con otros amigos, la oportunidad de charlar con el presidente de esta organización con la que he estado colaborando, Armando Regil y su hermana Claudia, en un restaurant ubicado en Polanco, donde hablábamos sobre el hecho de que la educación tiene que formar seres humanos y no sólo técnicos. Un ejemplo que me gusta usar es el de la biología, que gracias a la filosofía, tenemos la bioética, y una cadena de valores éticos y morales para los biólogos. En cambio queremos crear técnicos, pero no sólo eso, técnicos mal preparados, con una base algo deficiente.

La reforma educativa es un claro ejemplo de la falta de voluntad política. Uno se pregunta como es que inclusive por medio de un pacto que aglutina a casi todas las fuerzas políticas del país, no se pueda generar una reforma decente y todo quede en una reforma para el relumbrón, para el «El Presidente Peña sí cumple», para el «Mi partido (el que sea de la oposición) sí ve por el país». Pero hay miles de personas a las cuales se les limitan las herramientas para poder salir adelante.

Hace no mucho tiempo hablaba de los inconformes que fueron rechazados por la UNAM y tomaron rectoría. En realidad la UNAM no tenía la culpa porque no tiene la capacidad de admitir a todas las personas, y a juzgar por los videos, veíamos a jóvenes que efectivamente no estaban preparados para estudiar una carrera, cosa que se notaba incluso en su dicción. Pero la educación básica y la educación media en realidad no los prepararon bien, porque no hay una real intención de hacerlo. Se puede arguir que se maleduca a los niños con el fin de que los que estén arriba se perpetúen en el poder. Pero en realidad, todos (o casi todos) pierden, porque nuestro país pierde competitividad, y nuestro pueblo termina debilitándose. También es una de las causas del insultante contraste entre clases sociales, porque una de las formas de lograr que la gente aumente sus ingresos, es, efectivamente, que tenga las herramientas para lograrlo.

Ese deterioro social se percibe cuando vemos que en Jalisco, los diccionarios que da el gobierno a los estudiantes, tienen un garrafal error ortográfico en la portada (escencial en vez de esencial), lo vemos en los libros de texto de la SEP con errores de ortografía y de redacción, y es cuando nos preguntamos que nivel de educación es la que van a recibir gran parte de los mexicanos. Se esperaría que quienes están al frente de la educación estén bien preparados, y preocupa ver que ni ellos pueden garantizar calidad educativa porque ni ellos mismos la tienen.

Tenemos que hablar de una tragedia educativa en México. Lo más triste es que las consecuencias de esta displicencia ante la educación no sólo se van a ver ahora, sino que seguirán durante años o décadas, cuando esos niños de primaria salgan al mundo laboral, con un nivel magro, y sin capacidad para poder pensar y razonar.