La obsesión con los «jotos»

Jul 30, 2013

Una de las preguntas que siempre me he hecho, es ¿Por qué parte de la sociedad tiene severos conflictos con los homosexuales? ¿Por qué la obsesión con los jotos? (como aporte cultural, en Lecumberri, la prisión panóptica construida en tiempos de Porfirio Díaz, a los homosexuales los encerraban en la crujía con la letra «J»). Nunca he entendido porque tanto conflicto con el hecho de que una tercera persona tenga una preferencia sexual distinta a la mía.

La obsesión con los "jotos"

Alguna vez en mi vida, llegué a tener ese conflicto. Pero no con los homosexuales en sí, sino sólo con aquellos llamados «locas» por su excesivo amaneramiento. Con aquellos que eran más tranquilos nunca los tuve, ni con las lesbianas. Pero entendí que si ellos deciden ser así, o bien son así (no quiero entrar a debate sobre si nacen o se hacen) es problema suyo, decisión suya,  y yo no tengo por qué entrometerme en la vida de los demás. Y el hecho que sean así ni los hace menos seres humanos, ni malas personas, y menos deben de ser discriminados en los distintos ámbitos donde son discriminados.

Hasta hace algunas décadas, la OMS estipulaba que la homosexualidad era un trastorno psicológico. Entonces si se tratara de un «supuesto» trastorno ¿Por qué la gente no discrimina a aquellos megalomaniacos, a quienes tienen trastornos de ansiedad, a los que padecen fobias? Entonces no es el que sea un supuesto trastorno psicológico. Posiblemente tendríamos que remitirnos a una cultura patriarcal establecida como la causa del conflicto.

El presidente ruso, Vladimir Putin, en pleno siglo XXI, prácticamente le declara la guerra a los gays, en un país que asumiríamos como no suficientemente bananero para tomar ese tipo de posturas. ¡Vaya apellido! ¿Qué no Rusia debería tener otras prioridades en su agenda? ¿Qué no ese tipo de decisiones no hablan bien de un país otrora hegemónico y que todavía tiene peso a nivel mundial? ¿Qué no los gays deberían tener exactamente los mismos derechos y obligaciones que los heterosexuales?

Por el otro lado vemos al Papa Francisco, sí, el Papa, sí, el representante de la Iglesia, dando un paso acertado donde invita a no juzgar a los homosexuales. Si bien la postura de la Iglesia no cambia en la cuestión de considerar pecaminosos los actos homosexuales y al rechazo del matrimonio homosexual, invita a no marginar a esta minoría de la sociedad, lo cual ya es un paso muy importante, porque muchos homofóbicos utilizan como pretexto la religión para rechazar, marginar, discriminar y agredir a quienes tienen una preferencia sexual diferente.

Los invito a convivir con homosexuales, a platicar con ellos. Se darán cuenta que son personas igual de valiosas. Que sí, pueden encontrar tanto homosexuales buenos como malos, al igual que con los heterosexuales. Tanto homosexuales honestos como corruptos. Y al final te darás cuenta que la diferencia entre un heterosexual y un homosexual es eso, su preferencia sexual.

Yo tengo conocidos homosexuales, personas muy talentosas. Y amigas lesbianas, personas brillantes y muy inteligentes. Y cuando uno convive con ellos, es cuando más se pregunta, ¿Y entonces por qué los discriminan y se indignan al punto en que serían capaces de meterlos a una cámara de gas? ¡Qué si tal personaje salió del closet! ¿Who cares? ¿Por qué tantos conflictos con la vida? Creo que el mundo tiene demasiados problemas como para conflictuarse con la preferencia sexual de otras personas.