¿Por qué no les doy dinero a los indigentes?

Abr 13, 2013

Empiezo, voy manejando sobre Niño Obrero para dar vuelta a la derecha en Vallarta. El lugar es una zona de clase media alta. Ahí se encuentra ubicada la CANACO (Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara) y una fábrica inmensa de aceite, dentro de una especie de pequeño complejo industrial enclavado dentro de una zona residencial y en cierta medida comercial. Lo primero que veo en ese crucero son niños pobres, sucios, indigentes, y una señora que parece ser quien se encarga de gobernarlos y que naturalmente los trata mal. Presumo que esta señora es quien tenía a esa niña güerita que causó tanta polémica en las redes sociales, dado que ese es el crucero donde ella pedía dinero. Naturalmente no es algo de agrado ver que entre unas vías donde conducen gente con cierta capacidad económica, se vea el contraste con gente que vive en condiciones miserables y tiene que hacer lo que sea para ganarse el pan. Pero ¿Por qué no les doy dinero a estos indigentes?

Indigente_Pidiendo_Limosna

Los niños son los que te pueden partir un poco más el corazón. Infantes que uno quisiera ver en la escuela, disfrutando su infancia, no lo hacen; tienen que ganarse la plata. Pero las condiciones en las que viven y trabajan son deplorables, sobre todo porque muchas veces tienen que sacar el dinero para evitar una golpiza. Aquí podría tener un conflicto: Si a los niños no les doy dinero, podría estar contribuyendo (por más que sea 1 de 1000 carros) a que puedan maltratarlo por no juntar el dinero suficiente. Pero si hago lo contrario estoy contribuyendo a que obligar a los niños pedir dinero sea algo redituable. Pero en sí, sé que al darle dinero a un niño no le soluciono la vida, porque esa moneda que le doy termina siendo un paliativo tanto para el niño como para la persona que los dirige. Peor saber que existen niños robados los cuales son obligados a pedir dinero en la calle ¿Esa moneda hará que el niño pueda tener alguna educación? No. ¿Ese niño podrá tener más posibilidades de crecer si le doy esa moneda? No. ¿Le daría una moneda a un niño? Ya saben la respuesta.

Con los más creciditos no hay conflictos internos. No es no. Pena da ver gente en edad de trabajar que pide limosna, y no solo eso, que finge tener una discapacidad para que la gente se apiade de él. Son tantos los «actores» que a veces no se sabe si son más los honestos que los actores. La gente ya muy grande, gente de la tercera edad, tal vez pueda darme motivos para darles una moneda, pero nada más. ¿Cuál es el rasgo común entre los que piden en la calle? La conmiseración: La gente pobre apela a la lástima para recibir una moneda. La cara de ¡pobre de mí y mi condición, ayúdame!. y de verdad que esta actitud es la que me quita motivos para darles una moneda. Si de por sí es lastimoso verlos en la condición en que se encuentran, la actitud de degradación ante la moneda, termina poniendo la cereza en el pastel.

El problema es que dar monedas a los indigentes no resuelve en nada su vida, y en algunos casos se convierte en pretexto para que algunas de estas personas no trabajen. No se trata de ignorarlos, al contrario. Pero deberían ser otros los mecanismos para ayudar a que estas personas tengan una vida más digna. Poder darles un trabajo, u oportunidades a los niños de la calle que viven en condiciones deleznables. Algunos lamentablemente no quieren trabajar, porque de alguna manera la limosna les llega a dejar más dinero, o simplemente porque no quieren.

Es difícil la situación. Para acabar este problema se necesitaría un considerable crecimiento económico aunado a una eficiente distribución de la riqueza y de oportunidades. Naturalmente ese mal sabor de boca que nos deja ver a los indigentes en esa situación tiene que ver con el deseo de nunca estar en ese lugar. Lo cual genera, si se es inteligente, un sano entendimiento de los problemas de lo que sufren las personas de la calle, pero sin llegar a la conmiseración.