Si en México el «ecologista» es el Niño Verde y la «maestra» es Elba Esther Gordillo…

Feb 18, 2013

Creo firmemente que para que una nación funcione, tienen que existir buenas referencias. El individuo nace, crece, y percibe la sociedad en la que vive dependiendo del actuar de esta. Las referencias son importantes para que cuando este individuo cumpla la mayoría de edad y por lo tanto sea un ciudadano, sepa que se pueden hacer las cosas bien, que dicha sociedad tiene un objetivo en común, que hay una estructura social que le permite hacer las cosas bien y salir adelante.

Si en México el "ecologista" es el Niño Verde y la "maestra" es Elba Esther Gordillo...

En muchos países tenemos personas que son admiradas y que sirven como referencia. Puede ser una persona en sí, puede ser incluso el rol de una persona o un puesto. Por ejemplo, me remito a los maestros. En países como Finlandia, la figura del maestro es totalmente admirada y respetada. De esta forma el alumno (y en muchos casos, sus padres) puede depositar su plena confianza en él, porque los maestros están lo suficientemente preparados para darles una muy buena educación a los hijos. Esta sociedad ha asimilado que la educación es indispensable y por lo tanto hay que darle un papel preponderante al maestro, hay que prepararlo bien para que tenga una alta capacidad para educar y enseñar a los niños, lo cual coadyuva en un círculo virtuoso donde el maestro se convierte, casi, en una figura emblemática.

¿Qué pasa cuando quien funge ese rol pierde toda autoridad moral? Preocupante es que el primer nombre que se le viene a la mayoría de los mexicanos al mencionar la palabra «maestra» es Elba Esther Gordillo. La referencia es un agravio per sé, por todo lo que significa. Cuando el maestro mexicano no llega constantemente a clases para cumplir con su sindicato, cuando el maestro no lee (algo absurdo pero cierto), cuando los alumnos lo tratan como «barquito» y pierde todo su respeto (en la prepa, amigos míos metían a la basura el portafolio del profesor de Inglés y este no se defendía), cuando los universitarios lo invitan al Table Dance para que les apruebe el semestre (también lo constaté). Todo eso se invoca al escuchar el nombre de Elba Esther Gordillo, cuando la referencia de la palabra «maestra» recae sobre ella.

Igual da pena ver que la primera referencia a ecología, sobre todo para los mexicanos poco informados, es Jorge Emilio González, el Niño Verde. Con todas las incongruencias implícitas a su persona y a su partido (expulsado por cierto, de la comunidad mundial de partidos verdes). Quién conoce más del tema sabe que hay otras referencias más loables y destacables. Pero aquellos que deberían ser un ejemplo, en temas importantes para la sociedad, terminan siendo todo lo contrario.

¿Qué sociedad percibirán los niños que crecen en nuestro país al no encontrar referencias positivas?  Donde los mandatarios (empezando por la Presidencia) están muy lejos de ser estadistas con preparación, y sobre todo, actitud de servicio. Donde muchos empresarios (no todos, pero sí varios) son conocidos más bien por sus prácticas desleales que por la generación de empleos. Seguramente encontrarán un clima adverso, un sistema que no funciona bien, un lugar donde la rectitud no ayuda mucho en la supervivencia, un lugar con valores éticos torcidos que en la tinta dicen una cosa y en la práctica dicen otra. Los individuos que ingresen a la sociedad pensarán que tendrán que emular lo que ven para poder seguir adelante.

Un solo hombre no puede cambiar todo, pero por diversas circunstancias, existen aquellos que pueden tener más incidencia, sobre todo esos a quienes les apuntan los reflectores. Con solo algunos de los que están cerca de los círculos de poder o influencia que dieran el ejemplo, la sociedad podría percibir que sí se pueden hacer las cosas bien. Un político ejemplar, un maestro con vocación de servicio como lo fue Vasconcelos,  un empresario, un sindicalista con un deseo real de ayudar a los trabajadores.

Pena da que tengamos muy pocas referencias. Y se agrava en un mundo donde la tendencia es que estas se deterioren como en el caso del deporte (Lance Armstrong, Pistorius). En nuestro país sobran mitos y faltan héroes. Los mitos se derrumban, sobre todo porque no tienen argumentos sólidos. Lo peor es que la estructura social se deteriora que la gente termina admirando a aquellos que los perjudican: Esos capos del narco que les construyen escuelas, esos políticos que son corruptos pero son eficaces, «se saben mover» y representan bien el arte del maquiavelismo.