La gente que no te quiere

Ene 8, 2013

Si tienes la autoestima baja, te recomiendo no seguir leyendo este artículo. Seré duro, franco, sin importar «unfollows» y esos «me quito y no veo» virtuales. Estimado, en este planeta hay gente que no te quiere. ¿Y quieres saber algo? la gente tiene el derecho de no quererte.

La gente que no te quiere

A los seres humanos no nos gusta que nos rechacen, a algunos les afecta más, a otros no tanto, pero a nadie le gusta, y seguramente a todo ser humano le gustaría que todos lo acepten ¿Por qué no nos ponemos de acuerdo todos, y firmamos un «pacto por nosotros» donde todos nos queramos? Porque no se puede, porque los humanos discriminamos, porque así somos.

Como a los seres humanos nos duele el rechazo, muchas veces inventamos historias (chaquetas mentales más bien) del por qué cierta gente nos rechaza. Empezamos por decir que es gente que «no vale la pena». Buscamos defectos en su personalidad. Si la que nos rechaza es una mujer bonita entonces es superflua; si está fea, está amargada; si es un hombre, de seguro nos tiene envidia. Historias para tratar de convencernos erroneamente que la gente nos tiene que aceptar y eso es algo totalmente equivocado; incluso esa postura es incongruente porque «todos», absolutamente todos, rechazamos.

Hace unos años estuve en un curso donde teníamos que hacer pareja con otra persona para realizar ciertas actividades. Una amiga que estuvo conmigo en dicho curso, una amiga que lucha contra la discriminación de la homosexualidad, de género y otros más, me comentaba que se sintió incómoda porque sentía cierto repudio hacia la pareja que le tocó. Esta última era una mujer fea, chaparra, muy morena, con muy baja autoestima. Y ella me comentaba, yo lo sé, -de cierta forma discriminé-, y es que es demasiado difícil poder sentirse afines con todos y tratarlos de la misma manera.

Ciertamente, puede existir gente «mala» que te rechace, al igual que uno puede rechazar a cierta gente por ser mala. Pero no son las únicas condiciones, y ahora sí lo voy a decir muy fuerte, repito, si tienes autoestima baja sería bueno que dejaras de leer este artículo. Va a existir gente muy buena, que sí vale la pena, y que te va a rechazar. Disculpen pero así es.  Pueden haber varias razones, igual le recuerdas algo malo, igual tu personalidad no es de su agrado, igual irradias baja autoestima y esa persona no quiere contagiarse de losers, o al revés, puede que tengas una autoestima tan alta que dicha persona se sienta incómoda contigo o te tenga envidia. Hay tanta gente que te va a rechazar que a veces ni siquiera vale la pena analizar por qué fue, porque muchas veces tiene que ver con sus estructuras mentales y no contigo.

Cierto es, que por más te valores y tengas más que ofrecer, habrá menos gente que te rechace. Pero la seguirá habiendo, y siempre la habrá hasta que termines en la tumba. Bueno, no, porque algunos te seguirán maldiciendo muerto.

Si la gente que te rechaza es demasiada, ahí sí, es que tienes algún problema (a menos que vivas en un entorno que promueva el rechazo, tal como diferencias religiosas, de clase, de raza, preferencia sexual). Porque de cierta forma la gente te abrirá sus brazos en tanto tengas la capacidad de satisfacer sus necesidades, tanto aquellas que deberían considerarse como valiosas, tales como la filiación, comprensión, empatía; otras como el tener cosas en común, u otras tal vez más superfluas que tienen que ver con lo material. Si eres una persona que no se quiere, tendrás menos capacidad de satisfacer las necesidades de terceros y difícilmente podrás lograr lazos afectivos con ellos. Ya si te quieres pues más gente te querrá, pero ojo, no toda.

Para satisfacer nuestros lazos afectivos no necesitamos que toda la gente nos quiera. Pero claro que hay un punto mínimo, y cuando hay demasiado rechazo como para no tener los suficientes lazos afectivos, es cuando uno tiene que trabajar.

Espero no haber dejado a nadie angustiado, pero así es. Y aunque en este caso, los humanos no nacimos «tan iguales» como para ser aceptados por los demás, con esfuerzo y con el trabajo de una buena autoestima, todo ser humano puede aspirar a satisfacer sus necesidades de filiación.