Del ostracismo social al rebaño

Oct 18, 2012

¿Qué hubiera pasado si Einstein hubiera decidido ser como el individuo común? Posiblemente no hubiera logrado contribuir a la ciencia como lo hizo, es más, ni siquiera sabríamos quien es el tal Albert Einstein.

Del ostracismo social al rebaño

En este mundo siempre existen personas las cuales tienen un difícil proceso de adaptación a la sociedad. Algunas de ellas tienen este tipo de complicaciones porque son por ejemplo, inteligentes (y me centro en la inteligencia racional). Me comentaban que el «exceso de inteligencia» no dejaba de ser una anormalidad, y es cierto. Eso te hace ser «diferente» de la masa, la gente no te entiende, te ve raro (en especial en la infancia y la juventud).

La inteligencia se ve como una virtud, pero muchas veces (y más en países atrasados) no se valora la capacidad de los inteligentes. Muchos de estos pasan por malos momentos, en algún momento pueden tener problemas de adaptación escolar, o bien crisis existenciales de las cuales los ciudadanos comunes no se preocupan. Las personas superdotadas o que tienen talentos extraordinarios, muchas veces tienen que lidiar con más cosas de lo que lo hace una persona normal, ya que no viven en un mundo, digamos, hecho para ellos.

Es natural que el éxito de una persona superdotada tiene que ver con el poder superar estos problemas. Con adquirir al menos hasta cierto punto las habilidades sociales del individuo común para en ese terreno poder hacer uso de la ventaja que representa su capacidad intelectual sobre los demás. Pero es muy diferente tratar de adaptarse a la vida del individuo común, que negar su condición y aparentar ser, un individuo común.

A pesar de su virtud, no a muchos les es fácil aceptar esa condición y al final del día tiran por la borda ese don que tienen en aras de sentirse parte de algo. Tristemente he visto casos de personas así, por ejemplo una que tenía un don especial para la pintura, lo cual dejó casi en su totalidad, y terminó dedicándose a seducir a hombres en fiestas para sentirse aceptada. Naturalmente la seducción era genital y su «inteligencia» no jugaba ningún papel en este arte. Se esmeraba tanto en ser una persona común que hacía lo que estaba bien hacer en sus círculos sociales. Su inteligencia le atrajo problemas en parte de su infancia y juventud, pero nunca supo sacar provecho de ella, la terminó negando.

Creo yo que tener un don implica tener una responsabilidad. Aquel que es inteligente tiene más capacidad de contribuir a su entorno.  El negar su condición es negar la oportunidad de contribuir. Este tipo de personas deben de ser guiadas efectivamente en sus primeros años de vida para que logren una óptima adaptación en la sociedad, porque una vida en el ostracismo social no les será muy útil. Pero tampoco es bueno el otro extremo donde aquella persona con tal de encajar en la sociedad busca eliminar sus «características diferentes».