López Obrador quiere resurgir

May 30, 2012

López Obrador quiere resurgirSin duda esta campaña presidencial ha sido muy distinta a las que el país ha vivido en ocasiones anteriores, en medio de un despertar ciudadano, un candidato de plástico prefabricado en las televisoras, una inconformidad con la clase política y una nueva generación que parece relevar a la otra que hace que muchas cosas cambien. Esta elección se ve diferente a la del 2006, y si bien creíamos que no existiría un «candidato de la esperanza» (como Fox en el 2000 y AMLO en el 2006), parece que López Obrador está volviendo a ocupar ese puesto, pero ahora en lugar de caer desde arriba, sube desde abajo. Hasta hace algunos meses, se decía que López Obrador era un cartucho quemado, que quedaría confinado al tercer lugar y que la que daría batalla a Peña Nieto sería Josefina Vázquez Mota. La realidad es otra, si bien AMLO y JVM se encuentran casi empatados, Josefina va cayendo y Obrador subiendo, la panista incluso pareciera sentirse derrotada y en cambio Obrador empieza a sentir que tiene algunas posibilidades de llegar a la presidencia (naturalmente menos que en el 2006 pero parece haberlas).

López Obrador cometió muchos errores que de no haberlos hecho ahora podría estar incluso arriba de Peña Nieto. Pero para evaluar la eficiencia de su campaña (de Morena pa’aca) tendríamos que pensar más bien donde estaría sin ella, posiblemente no tendría más de 10% de intención de voto, y ahora supera los 20, incluso las encuestas más decentes lo ubican con 25 puntos. Si bien la distancia frente a Peña Nieto (que estaría entre 8 y 10 puntos, repito, de acuerdo a las encuestas más decentes como Demotecnia que trabaja para el diario español El País) es considerable, todavía no la tiene perdida. En cierta forma Obrador ocupa el lugar de Felipe Calderón en el 2006 y Peña Nieto el que tenía Obrador, este último caso porque el PRI de Peña ha cometido errores que le han quitado puntos así como los cometió Obrador en el 2006. Declaraciones desafortunadas de Coldwell al decir que dentro de la Ibero había infiltrados e iba a mandar a investigar estudiantes desató marchas multitudinarias, declaraciones también de otros miembros del PRI o de gente que sabemos cercana como Gabriel Quadri quien afirmó que los estudiantes eran fascistas, o que Josefina estaba organizando las marchas, o peor aún, el candidato a diputado que afirmó aberrantemente que las FARC estaban infiltradas en el movimiento #YoSoy132 que suenan más que nada a teorías de la conspiración como las que se inventó Díaz Ordaz en su cabeza para ordenar la masacre de Tlatelolco.

Obrador, a pesar de todo, quiere resurgir como el candidato de la esperanza y es que el panorama actual le ayuda. Repitió hasta el cansancio su «teoría del compló» donde afirmaba que había una mafia en el poder, de potentados y políticos que controlaban al país, lo repitió tanto que parecía hacer honor a la máxima de Goebbels y que mareó a más de uno (yo me incluyo); pero viendo la situación actual pareciera que no estaba tan equivocado, al menos viendo toda la maquinaria detrás de Peña Nieto, Televisa y los poderes fácticos. Al no haber hasta el momento una fuerte campaña de desprestigio en su contra, mucha gente se ha molestado en conocerlo más, y viendo a los otros candidatos, les parece que no es tan mala opción. Parece no ser el político que necesita México y defectos tiene muchos, pero ya no muchos se tragan el cuento de que es un Hugo Chávez o Fidel Castro. Entre los jóvenes de clases medias e incluso altas ha despertado simpatías, y es que el no carga ni con 60,000 muertos, ni con los feminicidios y la masacre de Atenco, claro, esto porque ni el ni su partido han llegado al poder. Claro, ahí siguen muchos de sus seguidores que siguen viendo todo en blanco y negro: «estás con el peje o en contra de él», pero también ha ganado mucho voto útil, aunque este es más volatil y por lo tanto más susceptible a irse si no comete errores.

Curiosamente los más jóvenes optaron por el político más viejo y el que tiene una mayor carrera en la política. Pero siempre como cada seis años, la gente busca fincar sus esperanzas en algún político. Claramente estas esperanzas son más tenues, no solo por lo comentado párrafos atrás, si no porque viendo los movimientos, los ciudadanos empiezan a darse cuenta que pueden incidir más en el quehacer público y la necesidad de esa figura paternalista representada por el presidente se disipa. También los jóvenes voltean a verlo porque no quieren el continuismo del PAN (sobre todo el último sexenio ha sido decepcionante y las esperanzas de cambio que generó el PAN en su momento no cumplió con las expectativas), pero mucho menos quieren el regreso de lo peor del PRI.

Si antes hablé de como Obrador había desperdiciado el debate y había perdido una gran oportunidad, la ahora llamada «Primavera Mexicana», lo ha colocado sin querer en un punto donde todavía puede tener alguna aspiración. Obrador por lo tanto deberá hacer una buena autocrítica de lo que falló en el primer debate para hacer un buen segundo debate, para que esto, aunado a la «Primavera Mexicana» y a la guerra sucia que el PAN está lanzando contra Peña Nieto que beneficia más a AMLO que a Josefina pueda colocarlo en el campo de batalla. Naturalmente si lo llegara a lograr esto se reflejaría ya en las últimas semanas, por lo cual el PRI no tendría mucho margen de reacción para impulsar una campaña de desprestigio (más cuando su candidato no tiene la autoridad moral para criticar las deficiencias de los otros candidatos).

Todavía se antoja difícil, pero no es imposible. A pesar de los defectos de AMLO no sería mala idea considerarlo como voto útil o una especie de voto contra el PRI, más cuando Josefina parece estar fuera de batalla. Pero una cosa es clara, y debe quedar clara a la ciudadanía y al movimiento #YoSoy132, si se logra que Peña Nieto no gane la presidencia, no se habrán solucionado los problemas de fondo, esta participación ciudadana debe de ser para siempre, esté Obrador, Josefina, Peña Nieto o Gokú dentro de la presidencia. Los manifestantes deberán vigilar el desempeño de López Obrador en caso de que haga «el milagro» y en caso de que llegue a incurrir en malas prácticas actuar en consecuencia. Este movimiento, de perdurar, podría ser la generación que poco a poco vaya limpiando cuadros políticos, y orille a los partidos a limpiarse. Lo repito, México vive un momento histórico, más cuando este movimiento converge con todos los movimientos mundiales como el #15M o el #OcuppyWallStreet, en la historia de las naciones hay momentos clave para hacer un cambio y México lo tiene en sus manos.