El problema cultural mexicano

May 17, 2012

El problema cultural mexicanoAfirmaciones como «hay una élite en el poder que domina el país», «la mayoría de los políticos son corruptos» entre otras, en realidad no son falsas, pero pierden perspectiva cuando se le agrega «el pueblo es bueno». Pareciera que en México dichas élites, empresarios, políticos y gentes de poder son algo así como aliens, extraterrestres, personas que pertenecen a otra realidad, que nada tiene que ver con nosotros; y esto en realidad es una falacia. Mucha gente cree que extirpando estos cánceres ya la hicimos. Pero es como si el doctor nos quitara los lunares cancerígenos y no se diera cuenta de que hay una metastasis en todo el cuerpo. Y uno no se pone a pensar, esos políticos corruptos, esos empresarios que juegan con los hilos del poder, alguna vez fueron ciudadanos como nosotros, e incluso siguen siendo ciudadanos, no han perdido dicha característica.

Ahora por ejemplo se habla de la posible llegada de Enrique Peña Nieto al poder, muchos han mostrado cierto repudio e indignación, y hasta cierto punto lo entiendo viendo parte de la historia del PRI e incluso viendo como se desempeñan algunos priístas en la actualidad. La gente se manifiesta e incluso busca organizar marchas y lo hace por iniciativa propia. Y está bien, están en todo el derecho a manifestarse y creo que es algo mejor que quedarse en casa y quejarse en las comidas. Pero creo que a veces no entendemos que el problema, el hecho de que en nuestro país emerjan políticos de dudosa reputación no es algo ajeno a nosotros, y no quiero herir susceptibilidades, pero los políticos que tenemos son representativos de nuestra sociedad. Dicen ¿por qué la mayoría de los políticos se corrompen?. No es que «ellos» sean los malos y «nosotros» los buenos, es el hecho de que nuestra idiosincrasia nos orilla a comportarnos de cierta manera ante distintas circunstancias. Los políticos son mexicanos que comparten la misma cultura, pero ante un escenario donde se poseé más poder, ese «mexicano supuestamente bueno» termina sucumbiendo ante las tentaciones. Pareciera que asumimos que los ciudadanos al entrar en política son adoctrinados o les lavan el cerebro para que aprendan a robar. Es falso, los políticos son ciudadanos que se comportan de acuerdo al escenario en el que se mueven.

Entonces tenemos que entender que si tenemos políticos de tan mala calidad contendiendo a la presidencia, es porque no hemos resuelto nuestros defectos culturales que no nos permiten avanzar. Ellos representan nuestra realidad como pueblo, podemos pensar que son ajenos en el sentido que no trabajan para el pueblo, pero culturalmente es lo diametralmente opuesto, ellos tienen las mismas raíces culturales que el pueblo porque no dejan ser parte de él. El problema es que los ciudadanos quieren deslindarse de este problema y todo se lo adjudican a los políticos. Por ejemplo, cuando ocurrió en la FIL sobre lo de la «pifia» de Peña Nieto (y lo digo porque al yo ser lector, tengo la autoridad moral para hacer crítica al respecto), se criticó el hecho de que el candidato no supiera mencionar tres libros, y confundió autores (ya decían que ayer Peña le había mandado condolencias a la familia de Enrique Krauze), y es cierto, es malo que un candidato no tenga el hábito de leer porque la perspectiva sobre muchos temas que influyen en el quehacer político es más reducida e igual habla de una mediocridad intelectual indeseable en alguien que quiere dirigir el país. Pero muchas de las personas que criticaron este hecho en redes sociales a Peña Nieto era gente que no lee un miserable libro en su vida. Algunas personas incluso tuvieron el despacho de buscar títulos de libros que nunca leyeron en Internet para criticar al candidato.

Es decir, yo no puedo perdonar a un candidato por tener tal defecto, pero yo como ciudadano si tengo el derecho de tener dichos defectos y a la vez criticar de los mismos defectos que poseo a los funcionarios públicos. Igual cuando se les preguntó a Peña Nieto y a Josefina Vázquez Mota sobre el salario mínimo y el costo de varios productos. Naturalmente el desconocimiento de estos es preocupante, pero me pregunto si los ciudadanos conocen ya no digamos esa información (que tal vez por su posición no les es necesario conocerla), sino información básica que tienen que conocer para desempeñarse ya sea como ciudadanos o como profesionales. O por ejemplo cuando a Obrador se le criticó por no saber hablar inglés (esto sumado a las críticas que le llovieron a Peña Nieto por mostrar un muy bajo nivel de inglés en una conferencia y el hecho de que Josefina posteriormente declarara que no sabe hablarlo), mucha gente que hizo esta crítica no sabía tampoco hablar inglés, y más estando en un ámbito donde si dicho ciudadano se quiere desarrollar es imperativo aprender el idioma. Para los políticos en realidad no lo es tanto, un ejemplo es Nicolas Sarkozy, expresidente de Francia, y quien tuvo las riendas de la Unión Europea junto con Angela Merkel, no sabe hablar nada de inglés, y como decía el mismo AMLO «para eso tenemos traductores».

Criticamos a los políticos como si fueran algo ajenos a nosotros, los despreciamos, pero a la vez exigimos que sean mejores que nosotros (que contrariedad), no les perdonamos ni un desmayo, ni un lapsus. Ah pero nosotros como ciudadanos si tenemos todo el derecho de hacerlo, tenemos el derecho de saltarnos las instituciones, de cometer actos de corrupción (al cabo como no tenemos mucho poder, no se notan), lo peor de todo, es que exigimos un cambio a los políticos, pero la mayoría de los ciudadanos no hace nada por lograr un cambio positivo en una sociedad. Todos esos críticos ahora de Peña Nieto, antes de López Obrador, y tal vez de Vázquez Mota y otros más les pregunto ¿hacen algo para mejorar su entorno?. El problema es que como es más fácil criticar que proponer o crear cosas nuevas, hacemos lo primero y les delegamos lo segundo, si, a esos políticos que luego tachamos de corruptos. Y estas personas, que se limitan a criticar a quien les venga la gana en las redes sociales (y hablo de personas de todos colores y preferencias políticas) ya creen que están haciendo activismo.

Mientras no empecemos por arreglar la casa, las cosas en el país van a seguir igual, no van a mejorar. El ciudadano mexicano común todavía no se da cuenta que tiene más poder del que cree tener, pero no quiere asumirlo. Cree que con trabajar ocho horas diarias y pagar la parte proporcional de su sueldo al SAT (tramitología que hace la empresa que lo contrató) ya cumplió. Y sinceramente este tipo de personas están en un grave error. El hecho de ser ciudadano te obliga moralmente a involucrarte activamente en el quehacer público, si pensaban que la democracia consistía en votar cada 3 años por «el menos peor» creo que entonces estamos cayendo en un grave error, porque al no buscar mejorar como personas, como ciudadanos y por lo tanto incidir para lograr una mejor cultura, estaremos condenados a quejarnos cada 3 o 6 años y preguntarnos por qué tenemos este tipo de políticos.