Un calzón manchado de fraude electoral

Dic 29, 2011

A veces creo que nuestras autoridades no tienen abuela, y tal vez si AMLO mandó al diablo a las instituciones fue porque estas en realidad eran muy endebles (y al parecer lo siguen siendo). Pero es que la verdad, los criterios que utiliza la TEPJF para anular elecciones a veces son ridículos y hacen sospechar muchas cosas. Sucede que este tribunal decidió anular las elecciones en Morelia por irregularidades encontradas en el proceso electoral (cuando se anula una elección se da por entendido que hubo algún tipo de fraude). Una de esas «irregularidades» fue el uso del logotipo del PRI en el calzoncillo del boxeador Juan Manuel Márquez cuando perdió de una forma bastante dudosa contra el filipino Manny Pacquiao.

Esta nulidad es bastante extraña, sobre todo porque si comparamos esto con lo que ocurrió en el 2006 los criterios no coinciden para nada. En este 2011 un calzón anuló unas elecciones. En el 2006 ni el grito de miles de personas que querían el recuento total de los votos (no así la nulidad de la elección) logró su cometido y el TEPJF solo contabilizó el 10% de las casillas, que mostraron una tendencia más favorable a López Obrador. Me pregunto ¿Por qué un calzoncillo es más importante que la intromisión de Vicente Fox en la contienda? ¿Por qué es más importante que el hecho de que Hildebrando, la empresa del pariente de Felipe Calderón tuviera toda la base de datos del electorado mexicano? ¿Por qué es más importante un mugre calzón que todas las irregularidades que se mostraron en las casillas?.

La nulidad de la elección, sea válida o no, tendrá un cargo al erario, porque implica imprimir nuevas boletas y crear de nuevo toda la logística. Pero recuerdo en el 2006 uno de los argumentos que utilizaban los quesqueanalistas de Televisa y otros «veleta», que decía que no era conveniente el recuento de los votos por capricho de López Obrador, porque las elecciones mexicanas son de las más caras del mundo y tendríamos que pagar ese reconteo con nuestros impuestos. En esto último tienen razón, pero hay que preguntarse por qué son caras. En México una elección es cara, porque el IFE tiene que emitir credenciales para votar, que si bien sirven para otras cosas (como identificación oficial), dichas emisiones corren a cargo del IFE; mientras que en otros países se vota con una credencial de identidad única que no es emitida por el organismo elector de dichas naciones. También es cara por la impresión de las boletas electorales. Pero entonces ¿Por qué nos iba a costar el recuento en el 2006?. Para hacer el recuento no se necesitaban fabricar más credenciales, ni imprimir más boletas. De hecho, habría muchos voluntarios dispuestos a colaborar en el reconteo de todos los partidos y colores.

Los resultados de no haberlo hecho ahí están. Un presidente que es considerado ilegítimo por la mitad de la población, que dada su ilegitimidad, no ha recibido el suficiente apoyo para el combate contra el narcotráfico. Tenemos una sociedad polarizada (aunque creo que poco a poco eso ha ido sanando), y un López Obrador declarado Presidente Legítimo que siempre buscó poner piedras al presidente (oficial, de facto, como le quieran llamar) solo por venganza y no por buscar el mejoramiento del país, y que en algunas ocasiones lo logró (véase reforma energética). Todo ese circo nos lo hubiéramos ahorrado con el recuento.

Y esto lo saco a colación no porque quiera comprobar el supuesto fraude del 2006 (y menos tiene caso hacerlo cuando a Felipe Calderón le falta menos de un año), sino porque vienen otras elecciones presidenciales, y con estos criterios tan «mafufos», hay que tener cuidado. Por que si alguien sabe de fraudes electorales, es el partido del candidato que ahorita es puntero en las encuestas, y si ni Televisa ni Salinas logran mejorar esa imagen que va en picada, podría existir algo así como el «Plan B»