Legislación de los medios y libertad de prensa.

Jun 21, 2011

Después de leer la Ley Federal de Radio y Televisión, es indudable la deuda de los medios de comunicación y el Estado a la sociedad mexicana. Por parte de los medios al hacer caso omiso de muchos de los puntos que los obligan a tener un peso más social que comercial, lo cual ellos han logrado evadir para darle prioridad a los negocios que significan los medios; y el Estado que permite la violación flagrante de muchos de los puntos y que incluso canjea, cuando le es necesario, la aplicación de leyes a cambio de que no haya un golpeteo mediático a sus gobiernos.

Es en el artículo cuarto y quinto de la Ley Federal de Radio y Televisión, donde se deja en claro que tanto la radio como la televisión son de interés público lo que las obliga a tener una función social importante, cosa que los medios no han llevado a cabo, mientras que han privilegiado la comercialización de todo lo que les es posible, inclusive la información.

Hay artículos en los que se definen las acciones a seguir por parte de los medios para conformar contenidos que desde la infancia fomenten el crecimiento integral de los mexicanos, los cuales si bien hay programación para ellos, no cumplen todos con el cometido recalcado en la ley, y muchos de los programas carecen de estructuras educativas. Actualmente hay un poco más de oferta, pero siguen habiendo contenidos que no fomentan nada en los niños y adolescentes.

Otro ejemplo es el artículo 59, en el cual el Estado deja manifiesto que los medios televisivos tienen la obligación de otorgar espacios a la programación cultural, artística, científica, etc. Y esto es validado en el artículo 61, así mismo el artículo 63 prohíbe muchos de los contenidos que hoy en día son algo cotidiano en los medios, sobre todo en la televisión. Otro claro ejemplo de que la ley es burlada por los medios, es el que respecta a la prohibición de infomerciales que ofrezcan productos que se alejan de toda verdad y que solo engañan al público y que está contenido en el artículo 67. Otros de gran importancia el articulo 68 y 69 en cuanto a la regulación de la transmisión de productos que fomentan el consumo de productos nocivos así como de productos de belleza etc., que no estén respaldados por la secretaria de salud, y en cuanto a las sanciones el artículo 101, que deja en claro lo que el estado debe de hacer cuando muchos de estos artículos no se cumplen, por omisión o simplemente por un desinterés de los concesionarios de los medios.

En apartados siguientes se especifican algunos de los puntos que ya he tocado, y que reafirman esa responsabilidad social y del estado que ninguno de los dos ha querido tomar. La radio y la televisión no son un vehículo de integración nacional como lo estipula la ley, sino que se han volcado a la ganancia como un signo inequívoco de su nulo compromiso con sus audiencias.

En este sentido, la llamada Ley Televisa aprobada en 2006 y revocada por la Suprema Corte de la Nación en 2007, buscaba deslindarse de una manera legal de muchos de los impedimentos que esta Ley Federal les ponía y que en la modernidad tecnológica que se desarrolla en el país desde principios de siglo, tener una mejor posición, en donde el estado dejará de regularlos de una manera, en que ellos pudieran tener el control de todo el espectro radioeléctrico y de contenido.

En este sentido, muchos fueron los que alzaron la voz ante semejante retroceso que significaba la aplicación de la Ley Televisa. Para Jorge M. Viedas, es tal el impacto y la penetración de los medios, así como el lugar que ocupan en el país, que no hay casi nadie que no esté influenciado por sus contenidos. Jorge exigía entonces acceso libre a la información, pero no sólo en los medios sino también en los ámbitos políticos e institucionales. Por lo que instaba al estado a ofrecerlo a la ciudadanía, así como también criticaba a los medios por vender en base a mediatizar las opiniones públicas acerca de “Leyes mordaza” que perjudicaban la supuesta libertad que se tenía en el país, y en la cual sólo buscaban ser vistos como víctimas para no ver afectados sus intereses. Pronto vería Jorge que se crearía la Ley de Transparencia y Acceso a la Información, y que sería muy gris el devenir de esta institución.

Ernesto Villanueva veía, pues con la entrada de un gobierno alterno, la oportunidad para replantearse la relación medios-gobierno que se venía dando en los últimos 71 años, como un matrimonio tangible. La necesidad de una reforma legal que pudiera dejar en claro la veracidad de la información  y que los medios no pudieran seguir moldeándola según sus intereses, sesgando la opinión pública y usando sus contenidos para presionar decisiones que los afectaran. En este sentido para Villanueva, es el estado el que debe de garantizar la información de cualesquier tipo, y que no sean los medios los que impongan sus agendas y sus prioridades respecto a los contenidos que deben ser tratados. Romper pues la norma de “si no está en los medios, no existe”. Y en este sentido Ernesto recurre a una teoría de opinión publica a cargo de Michelle Neumann llamada La espiral del silencio, que nos habla precisamente de las actitudes de muchos de los mexicanos que divergen con las opiniones impuestas pero que callan para no quedar aislados, y que acuden precisamente a los medios como mecanismo para reafirmar o desechar sus opiniones, lo que los sumerge en un espiral estrecho de silencio muchas de las veces.

El poder delegado a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes está más que claro, cuando esta puede cancelar concesiones al no haber un cumplimiento de lo que la ley establece, pero los medios utilizan esto para hacer ver de una manera tergiversada bajo otro argumento, alegando que esto afecta la libertad que tanto se ha ido construyendo.

Pero entonces surge la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la información en la era foxista. Se hablan maravillas de esta iniciativa que permite poder acceder como ciudadano a muchos de los documentos políticos, institucionales etc., que hasta antes de esa ley eran intocables y que muchos de los documentos importantes de acontecimientos del país eran propensos a desaparecer o a ser quemados. Si bien hubo restricciones hacia algunos documentos llamados de seguridad nacional, considero que el hecho de que, de una manera burda muchos de los documentos pudieran ser clasificados como de seguridad nacional, esto facilite incluso actualmente que no se tenga ese libre acceso, y que sólo dentro de 12 años, se acceda a estos documentos que en muchos casos ocultan las maniobras políticas e institucionales de muchos actores políticos, gobiernos estatales, etc. Por eso considero que nació muerta, que ha cambiado y ha ayudado en algunos momentos sí, pero que se ha quedado corta a la manera en cómo fue anunciada y que pudo ser un parteaguas en muchos niveles en la realidad mexicana.

Hoy en día los casos en que la información ha sido negada a los ciudadanos valiéndose de artimañas burocráticas son muchas. La realidad es que no ha podido ser un instrumento con un contrapeso fuerte para el ciudadano, y ha sido más bien un arma política muchas de las veces para el golpeteo en circunstancias de guerra partidista, tiempos electorales e inclusive para algunos artículos periodísticos. Pero para el ciudadano no ha funcionado de la manera en que se esperaba, así como tampoco fue socializada de una manera en la que muchos de los ciudadanos pudieran tener claro el camino para acceder a esta información, falto socializarla más y dejarla libre, lo que no ocurrió.

Otto Granados nos habla de la urgencia también de una reforma en los medios que se necesita, ante la coyuntura que se presentaba con el alegato anterior a la Ley televisa, creía que desde los 70´s no se daba una oportunidad tan importante para debatir el tema. Y para él la importancia de los medios y su penetración en la sociedad deberían de ser una razón suficiente para mejorar su papel social. Es decir, el hecho de que haya más apertura a la información por parte de los medios que años atrás, no los hace ni más independientes, ni más profesionales o rigurosos. Además el papel social que juegan por mandato de la ley, con lo cual estos deberían de ser parte integral de la socialización de la cultura, etc., no han hecho más que educar a una sociedad de consumo y de contenidos superfluos a esta misma. Lo que nos deja entrever las pobres estructuras de los medios y que las mejoras no están a la vista.

Granados considera que hay 5 puntos importantes para tratar de resarcir esto, primero, aplicar fuertes sanciones ante los medios que basan sus contenidos en afectación a terceros y calumnias, los cuales son utilizados como métodos de venta e inclusive de obstrucción de la información; segundo, saber quién es quién en los medios, tener el acceso a la información esencial de estos; tercero, que parte de la sociedad accionista sea pública, para que la sociedad sepa quiénes están en los medios y como van cambiando; cuarto, esto permitiría saber también los montos de ingresos en los medios y su divulgación, lo que nos permitiría saber si alguno de los medios actúa en base a lo que recibe por ciertos grupos o empresas y que se vería reflejado en su manejo de la información; y quinto, desvincular el interés comercial de la labor y ética periodística. Granados acepta que si bien los medios fueron parte de la transición democrática en el país, ellos deben pues comenzar la suya.

Pero, ¿Qué es la Ley Televisa?

Se aprueba en fast track la llamada Ley Televisa, se argumenta que ante la convergencia tecnológica, México no debe de quedar atrás y debe reformarse para no verse rebasado por este fenómeno. Pero sin duda esta ley les daba a los medios la libertad total para regularse ellos mismos, y para perpetuarse en el negocio de los medios masivos de comunicación. Esta ley respondió a el ataque de los medios al presidente Vicente Fox en aquel terrible acontecimiento con el presidente de Cuba Fidel Castro, en lo que se conoció como el “comes y te vas”, grabaciones que fueron filtradas por los medios en un claro ataque el presidente, lo que lo hizo dar rapidez a la minuta de esta ley.

Las implicaciones de esta ley eran muy fuertes, muchos fueron los que visualizaban estas anomalías y el grave riesgo que significaba su aplicación. Aun así fue aprobada, los dueños de radio y televisión veían consumadas sus aspiraciones de lograr un control total sobre el espectro radioeléctrico del país. La resistencia social, política comenzó y encontró fruto en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En este mismo sentido, por ejemplo Denise Dresser, habla de esta falacia con la que se vendía la Ley Televisa, con la idea de hacer frente a la modernidad y buscar una competencia más abierta, lo que sin duda no se veía por ningún lado en la ley aprobada. Existía pues en la ley, muchos vacíos malintencionados como los refrendos automáticos de las concesiones lo que permitía tenerlas a perpetuidad, la posibilidad de hacer negocio con la ascendente conexión a internet, la telefonía móvil y de video, sin aportan un quinto o pagar por ello al estado. La ley pues les daba esa facultad de autorregularse, sin la intervención estatal, como decía, y que era un claro ejemplo de su idea de mercado que ocupaban los medios para sus dueños, lo que viola sin embargo el artículo 28 constitucional, al favorecer aún más la conformación de monopolios, y que ayudaba a compensar la reforma electoral que aprobada dejaba sin su principal entrada de dinero a los grandes medios de comunicación: los partidos políticos y su malgasto en los spots.

La televisión tiene una deuda histórica con el país y ojala entienda que debe pagarla” dicen muchos de los que se oponen a las estructuras y acciones de los medios, y con lo cual Denise comulga. Los medios piensan que es un derecho hacer negocios multimillonarios con una concesión pública concentrada en pocas manos en detrimento de los consumidores. Nada más real que esta afirmación, que pone en relieve la línea que los medios han seguido desde su surgimiento, la “americanización” en sus estructuras y contenidos. Lo que en prensa, radio y televisión en México es más que claro y que no se ha podido hacer nada para frenarlo, aun a pesar de la resolución de la Suprema Corte. Denise maneja su crítica con la metáfora del niño que ve al rey pasar con una vestimenta elegantísima, pero que el niño logra ver que va desnudo, así define Denise la actitud de algunos pocos diputados, asociaciones civiles, intelectuales y gente de los medios, los cuales veían el peligro de esta ley que a casi un año después la corte echo abajó.

Por eso, también para Javier Corral, no se podía permitir que una ley como la Ley Televisa se pusiera por encima de las leyes constitucionales del país, sobretodo en seis artículos. Pero lo más desolador para Javier es que en el mundo no haya otro país “democrático” como México, en donde sigan estando 95% del espectro radioeléctrico en manos de dos familias, y que el espacio de la radiodifusión sonora el 80% está en manos de 15 grupos. Por eso el propone un nuevo rumbo comunicacional, y le deja la última palabra a Calderón como presidente entrante en aquel 2007 para que comience con la aplicación de las resoluciones de la corte y reforme de una manera integral a los medios. Sin duda, una decisión que Felipe Calderón no tomo del todo, prefirió desde mi punto de vista, tener a los medios como aliados, aunque creo que la relación amor/odio que se profesan desde hace ya décadas sigue en gran medida intacta. Actualmente el conflicto Telmex-Televisa/Tv Azteca nos da un buen ejemplo de ello.

Arredondo por su parte se pregunta ante la Ley Televisa y todo lo que se generó, ¿Qué hay detrás de esa nueva ley que era aprobada? Entonces para él, los medios han estado inmersos en los juegos de poder, lo que ha hecho que mediatice mucha de la información y sus contenidos, dependiendo de quién o quienes juegan con ellos.  En este sentido Castells, nos habla de que “… todo lo político tiene que pasar por los medios para influenciar la toma de decisiones.”, es así que los liderazgos políticos se ven forzados muchas de las veces a gobernar en función de las simpatías que ven reflejadas en los sondeos de opinión de los medios y por la imagen proyectada en pantalla.

Como decía y concuerdo aquí con Arredondo, la “americanización” de la cultura impera en los medios desde hace mucho tiempo, desde sus inicios en los que los medios buscaban conformarse la idea de mercado estaba siempre inmersa en sus concepciones y eran los medios americanos una pauta a seguir, así como algunos de los intereses que estados unidos apoyo económicamente para que sus productos ingresaran al mercado mediante publicidad y apadrinamiento de muchos de los medios, mediante convenios que formaron: las llamadas cadenas. Y en otros casos las estructuras que siguieron los medios mexicanos sobretodo la radio y la televisión fueron totalmente estructuras de canales y estaciones ya establecidos en Norteamérica, lo que les dio una fortaleza insuperable por los medios más pequeños.

Pero Pablo Arredondo, también percibe en la poca educación cultural, artística, cívica etc., de muchos en México dadas las condiciones de un país que no se ha interesado mucho en el bienestar social y que ha dejado en sus omisiones el progreso para otro tiempo, ha hecho que la televisión haya tenido más influencia en los hogares mexicanos, si bien no podemos decir que la teoría de la bala se da en todo el país si hay muchos ciudadanos que ven en los medios una manera de educarse.  Y es esta abrumadora presencia de los medios la que les ha permitido cooptar mucha de la opinión publica en el país.

Sin duda es alarmante cada que un conteo del INEGI sale a la luz pública, la gran cantidad de televisores que existen en los hogares mexicanos, que inclusive superan a estos mismos que no tienen un refrigerador pero una televisión si, e inclusive que no tienen agua, pero si televisión. Lo que nos da un panorama de cuál es el impacto social de un medio como la televisión en el país.

La esfera pública y la democracia necesariamente deben caminar de la mano, lo uno de sin lo otro carece de un peso que se contraponga ante las adversidades. Pero en México el aporte de los medios, señala Arredondo, ha sido: la degradación de la esfera pública. Y esto es algo tan vergonzoso que seguimos viendo como los medios utilizan la información según sus intereses y como pueden lograr muchas de las veces, aunque ahora haya otros medios de información más libres como internet, blogs, periódicos en línea alternativos etc., persuadir a la opinión publica en esas espirales del silencio de las que Neumann señala.

El reto social que sigue es grande, se necesita pues exigir una reforma que deje de favorecer a unos y deje confinados a otros a la desaparición. Habremos pues de colaborar a ese cambio, con ideas que realmente aporten a una democracia plural e incluyente, no vertical sino horizontal.

Bibliografía.

*Dresser, Denise (pp 11-19),  *Corral (pp.41-49) y *Arredondo (pp.105-114). En: Corral Jurado, Javier y Arredondo Ramírez, Pablo (coords.). (2007). La Ley Televisa: balance y prospectiva. Universidad de Guadalajara /  Instituto de Investigaciones para la Innovación y la Gobernanza / Asociación Mexicana de Derecho a la Información.

*Granados Roldán, Otto (2003). “La Reforma de los medios”. En: Revista Etcétera. Octubre

*Ley Federal de Radio y Televisión. Texto vigente (2000). Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía. México.

*Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental

*Medina Viedas, Jorge (2001). “Legislar ¡ya! Y para todos. Descartar coartadas y simulaciones”. En: Revista Etcétera Núm. 9. Julio.

*Revista Etcétera (Abril 2006) Momentos importantes hasta la aprobación del Senado.

*Revista Etcétera (Diciembre 2005). Decreto que deroga diversas disposiciones de la Ley Federal de Telecomunicaciones y de la Ley Federal de Radio y Televisión.

*Villanueva, Ernesto (2002). “Medios: la reforma legal pendiente ante el nuevo régimen en México”. En: Revista UdeG. Núm. 22. P. 66-74