El estado laico

Abr 18, 2011

Ahora resulta que me encuentro con la noticia de que Felipe Calderón va a ir a visitar Roma para asistir a la beatificación de Juan Pablo II. En las redes sociales y en el Internet en general las reacciones no se hicieron esperar (sobre todo los de los «jacobinos wannabes»), que si se está trasgrediendo el estado laico, que que tiene que hacer el mandatario en Roma en lugar de ponerse a trabajar acá en México. Que si el estado no debería de tener nexos con la Iglesia y la separación debería ser total.

Yo estoy a favor del estado laico, pero creo que a veces se cae en exageraciones burdas y es donde ya no me gusta como se manejan las cosas. Para empezar, ¿que tiene de malo que el presidente asista a la beatificación histórica de uno de los papas más importantes de la historia?. México es un país compuesto por más de 80 millones de católicos (que yo se, cada vez son menos, es cierto) los cuales admiran (entre los que yo me incluyo) al Papa Juan Pablo II. Transgredir el estado laico sería dejar que la Iglesia metiera sus narices en asuntos de importancia nacional, que impusiera sus creencias en la constitución y en la ley. Pero hacer un viaje para conmemorar a uno de los papados más importantes de la historia ¿donde le veo lo malo?, personalmente, yo no se lo veo en ningún lado.

Cuando la Iglesia metía sus narices en el quehacer del país alla antes de la guerra de Reforma, las cosas no iban bien. La iglesia se comportaba como una minita de oro a la cual se debía de cuidar y proteger, y no estaba preocupada en lo más mínimo en la alfabetización de la población. Utilizaba como pretexto la religión para tener a la población controlada, lo cual se derivó en un país anacrónico que avanzaba como cangrejo. Y esa fué una de las razones por las cuales los Estados Unidos comenzaron a avanzar más rápido que nosotros, porque las iglesias protestantes si fomentaban la lectura como una forma de que la gente se acercara más a Dios, mientras que para la Iglesia Católica lo mejor era mantenerlos en la ignorancia. Lo cual, naturalmente ocasionó un rezago que estamos pagando hasta ahora.

Si lo vemos por ese lado, vemos que la imposición del estado laico fué buena. Además de todo lo mencionado, porque a la gente se le daba la libertad de profesar la religión que se le viniera en gana. Gracias al estado laico comenzaron las campañas de alfabetización por parte del estado y se eliminaron un sinnúmero de tabúes que existían en la sociedad, que en aras del conservadurismo no progresaba. La labor de gente como Juárez u Ocampo es reconocible y a pesar del radicalismo de algunos liberales, lograron aquello que no había logrado el catolicismo en 50 años de México independiente, el progreso de la nación (que luego se haya truncado eso ya es otra cosa, y eso es debido a que el estado se equivocó al querer tomar equivocadamente la posición que tenía la Iglesia dentro de la sociedad).

Los conservadores creyeron que con el estado laico la sociedad se iba a depravar (¿Les suena conocido?) Que la gente iba a perder el rumbo bajo las influencias masónicas y quien sabe cuantas cosas más. Es cierto, los masones metieron las manos, pero las cosas no fueron así como los conservadores lo predijeron. La sociedad a inicios del siglo XX no era más depravada que la de la mitad del siglo XIX, por el contrario, más bien me atrevo a decir que no tenía tantos prejuicios como la sociedad del México naciente. Enrique Krauze en su libro De Heroes y Mitos hace una muy buena argumentación sobre lo que los liberales y los conservadores pensaban sobre lo que podría ocurrir con el estado laico.

Una cosa es que la Iglesia quiera meter sus narices como ya lo hizo equivocadamente en el siglo XIX, pero otra cosa es que por cuestiones diplomáticas el Presidente acuda a la beatificación del papa ¿nos llevará eso hacia el estado anacrónico prerreformista?. No lo creo. Y no creo que el tener nexos con el vaticano sea malo, por el contrario. Si se dice que estamos en democracia, la religión también tendría derecho a participar en ella.