La alternancia en México

Ene 18, 2010

En Chile, después de 20 años de gobiernos de centroizquierda, el derechista Sebastián Piñera le ganó las elecciones a Eduardo Frei, de la misma coalición que se ha mantenido en el poder desde la caída de Augusto Pinochet. Independientemente de la corriente política que simpatize uno, lo que sucedió en Chile es algo totalmente sano y deseable (a pesar del éxito de los últimos gobernantes que tuvo el país andino), porque de esta forma se promueve la alternancia de poderes, y se evita que el partido en el poder heche raíces dentro de las instituciones de un país.

En los países altamente democráticos se puede ver este fenómeno. La derecha y la izquierda se alternan el poder durante cierto tiempo (en algunos casos, entre cada toma de poder). Así lo podemos constatar en países como Inglaterra, España, Francia, Brasil, o también Estados Unidos, que después de 8 años de gobierno republicano, llegó al poder Barack Obama con ideas contrapuestas a lo que se había manejado últimamente en esta nación.

¿Pero que pasa cuando esta alternancia no se da, a pesar del cambio de partidos (que parecieran compartir la misma afinidad ideológica) en el poder?. De esta forma es más difícil erradicar los vicios y las profundas raíces dejadas por quien ha detentado tanto tiempo el poder. Y de esta forma es más difícil lograr el equilibrio necesario en temas económicos y morales que necesita una nación para su sano crecimiento.

Al menos en lo económico, no ha existido alguna alternancia. Hemos tenido un gobierno de derecha desde la época de La Madrid, con sus diferentes matices, si, pero donde estructuralmente el planteamiento económico ha sido el mismo. Tal vez en lo moral haya una ligera diferencia entre las últimas décadas del PRI y los dos sexenios del PAN. Pero podemos afirmar que en los últimos 20 años, hemos visto una gran desregulación del comercio en materia económica y en el terreno social, se ha mantenido cierto conservadurismo, al menos a nivel federal.

No significa que esas posturas sean malas, por el contrario, son parte de aquellas fuerzas necesarias que tienen que estar jalando y empujando para llegar a un equilibrio en el largo plazo. Lo malo es que en México no se ha logrado una alternancia real, que significaría en nuestro caso, que un gobierno de izquierda o centro-izquierda tome el poder.

Existe alguna probabilidad de que se dé esto. El PRI siempre ha sido un camaleón ideológico, pero podemos ver una distinción entre los diversos candidatos. Beatriz Paredes podría abanderar la alternancia al representar a la izquierda del PRI, pero en cambio Enrique Peña Nieto, o Manlio Fabio Beltrones serían considerados más de derecha, y con ellos no se podría esperar una alternancia real dentro del país. El PRD tiene dos posibilidades de representar una izquierda institucional y democrática, uno es con Amalia García, y otro es con Marcelo Ebrard (a pesar de sus pesares); en tanto que la izquierda más dura como AMLO tiene ya pocas posibilidades de contender al poder.

Con el PAN no se puede hablar de alternancia, porque el PAN es un partido de derecha, y sus divisiones políticas internas van de centro-derecha (que es el ala que ha estado gobernando al país), a la derecha dura (o como popularmente se les dice, los del Yunque). Y aunque Partido Accion Nacional no tiene definidas sus candidaturas, pareciera que se irían por el mismo camino. Se oyen voces que dicen que Vazquez Mota podría ser una de las contendientes.

Lo que si es necesario en México es la alternancia, que ya se pedía a gritos del 2006 (pero que fué mal representada por López Obrador). Una de las dificultades para que se dé es que México es una sociedad mayormente conservadora, si nos comparamos con países como Chile, Argentina o España. Los valores religiosos y morales tienen mucho peso, y el liberalismo social solo es palpable en algunas entidades como México D.F.

En caso de que la izquierda (ya sea la del PRI o la del PRD) gane, no la tendrán fácil en el terreno moral. La influencia de la Iglesia y los sectores conservadores es muy fuerte en México, y tal vez tendrán que negociar en caso de que lleguen al poder. Pero lo más importante será su trabajo en el aspecto económico, tendrán tareas importantes que resolver como la gran brecha de desigualdad, o el moribundo estado de bienestar que existe en México. Es hora de que llegue a México una izquierda institucional, tal vez como la del éxitoso presidente brasileño, Lula da Silva.